Agenda Cultural
“Tentáculos del poder”: El violentado devenir de un proyecto artístico
Ruth Flores, Tentáculos del poder, 2024. Cortesía
Un espacio público que por sus características pareciera el lugar natural para exhibir la propuesta artística de Ruth Flores, resultó ser escenario de violencia política hacia la obra. El hecho ocurrió el 30 de noviembre en la Plaza de los Desaparecidos, en el Centro Histórico de Asunción, cuando una persona identificada con una facción del Partido Colorado vandalizó el mural “Tentáculos del poder” que Flores acababa de instalar. Vanessa Vázquez –“reconocida hurrera cartista y funcionaria de la Cámara de Diputados”, según exponen diversos medios–, pisoteó y dañó la pieza. El hecho fue conocido gracias a las publicaciones realizadas el 16 de diciembre por los comunicadores independientes Liv Cáceres y Ariel Basualdo en la plataforma X.
La obra había recorrido ya un cierto trayecto. Presentada inicialmente este año al Premio Matisse –certamen anual que organiza la asociación Gente de Arte con apoyo de la Embajada de Francia y la Alianza Francesa–, la propuesta consiste en “visibilizar a los principales responsables del régimen stronista a través de un mural, una plataforma digital y afiches estampados en vivo”, según explica la artista, quien señala que “para seleccionar las personas más importantes en el sostenimiento del régimen en sus diferentes fases, se contó con la participación de la comunicadora e historiadora Jazmín Duarte”, quien tuvo a su cargo la “interpretación histórica de trabajos acerca del stronismo”. Si bien se trata de una propuesta autoral de Flores, además de Duarte, trabajó en la obra Joaquín Risso, quien diseñó el mural atacado.
La obra es una representación gráfica que muestra la figura de un pulpo con el rostro de Alfredo Stroessner en la cabeza y distintos referentes del régimen en cada uno de sus tentáculos: Andrés Rodríguez, Edgar L. Ynsfrán, Mario Abdo Benítez (padre), Alejandro Fretes Dávalos, Sabino Augusto Montanaro, Enzo Debernardi, José Eugenio Jacquet y Juan Manuel “Papacito” Frutos.
El ataque de Vázquez no es la primera reacción adversa que conoce la obra. “El domingo 20 de octubre, a las 14:00 horas, nos convocamos un grupo de amigos y amigas para realizar el mural con la técnica raster y paste up (pegatinas) al costado de la Plaza de los Desaparecidos. Lastimosamente no pudimos terminarlo ya que, cuando llevábamos un tercio del proceso realizado, se presentó la policía que custodia el Palacio de López a solicitar permiso, que no teníamos, y a pedir nuestros datos y preguntar si la obra incluía imágenes alusivas a alguien en particular. Nos manifestaron que, si bien no está prohibido hacer murales ahí, sí hay restricciones. Quedamos en volver la próxima semana con el permiso correspondiente, pero después de una hora volvimos a pasar por allí y nos encontramos con el mural destruido, todos los papeles despegados y rotos en pequeños trozos”. El 30 de noviembre, en la misma plaza, Ruth y quienes la acompañaban hicieron un segundo intento, nuevamente infructuoso, con el agravante de la agresión a la obra.
Ruth Flores nació en 1989, el año del golpe militar que acabó con los 35 años de gobierno de Stroessner. Sin embargo, ¿realmente acabó? Esa es la pregunta que la artista plantea, siguiendo el pensamiento del historiador Claudio Fuentes que cita en su propuesta: “Stroessner se fue, pero para que el stronismo siga en vigencia y operando”.
Flores, consciente del malestar que el contenido de la obra podría generar, cuenta que “la primera vez, antes de realizarla, me agarró miedo y le escribí al director de Codehupy solicitando asesoramiento en caso de algún incidente e invitándolo a ir ese día. Si bien me dijo que se ponía a disposición en caso de que pase algo, no estuvo ese día y nunca más se pronunció. También me comuniqué con la directora del Museo de las Memorias –porque si bien el proyecto fue pensado para la Plaza de los Desaparecidos, al no poder plasmarlo la primera vez me sentí muy frustrada y quise que al menos estuviera en otro lugar simbólico–; ella me agredeció mucho, y me dijo que hubo un proyecto fallido de hacer murales que, incluso, tenía financiación del ICPA, pero como el museo también pertenece al MOPC no se pudo ejecutar, ya que ellos no aprueban”.
La artista intentó exhibir la obra en otras instancias, siempre con resultado negativo. “El 12 de noviembre se inauguró en el ICPA la muestra La violencia en el espacio. Políticas espaciales y territoriales de la última dictadura cívico-militar en Argentina (1976-1983), que incluía un conversatorio donde participaban representantes de la Plataforma ‘La violencia en el espacio’, CONICET-UBA, La Fábrica Memética y Codehupy. Escribí a ‘Violencia en el espacio’ y a ‘La Fábrica Memética’ para preguntar si podía presentarles el proyecto y, si bien me hicieron observaciones positivas, no me confirmaron. Fui de público y al finalizar la charla comenté el proyecto a la audiencia. Y ahí quedó. Después, ya solo buscaba una pared donde plasmar la obra”, dice Flores, quien cuenta que tampoco fue posible exhibirla en la Manzana de la Rivera ni en el Centro Cultural del Puerto. “Así que volví a la idea original, el espacio público: la Plaza de los Desaparecidos”, finaliza.
Con respecto a su investigación artística, dice: “A mí me gustan las artes gráficas y me gusta relacionarlas con lo social. Supongo que es mi manera de aportar y contribuir al mundo y la sociedad. Valoro la memoria. La impunidad me llevó a concretar este proyecto: ver a herederos que disfrutan de todos los privilegios de la estructura dictatorial permear en los espacios culturales sin ningún tipo de pedido de perdón, devolución de lo robado y mucho menos reparación histórica de sus familias. Creo que el arte no pertenece a una élite, entonces me gusta acercar los procesos creativos a la gente, poner imágenes a los hechos y actores sociales. A mis 35 años, tengo la certeza de que toda nuestra vida es política”.
En el caso particular de “Tentáculos del poder”, la artista cuenta: “Así como sentí un poco de indiferencia de algunas personas e instituciones, fue mucho el apoyo que sentí de mis amigas (una, por ejemplo, me regaló las impresiones para el segundo pulpo; otras me ayudaron a pegar, otra hizo el engrudo) y de personas que se fueron solidarizando conmigo a medida que se fueron enterando de lo que pasó”.
Ruth Flores es licenciada en Sociología (Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción). Tiene un diplomado en Museología (Universidad Autónoma de Asunción) y otro en Grabado en metal (Instituto Superior de Arte). Obtuvo el Premio Elden Tefft 2024 con su serie en técnica mixta y digital “Big Data”. Participó en la muestra Miradas ecofeministas (Centro Cultural de España Juan de Salazar, 2024), y en “Prácticas Curatoriales”, programa de formación y estímulo para nuevas voces curatoriales, organizado por Fundación Migliorisi y Fundación Itaú.
Reacciones
Ante el atentado que sufrió “Tentáculos del poder” a manos (y pies) de Vanessa Vázquez, las reacciones no se hicieron esperar. Numerosas personas e instituciones se manifestaron sobre el hecho. Aquí recogemos las expresiones de algunas de ellas.
AICA Paraguay
La Asociación Internacional de Críticos de Arte Capítulo Paraguay (AICA Paraguay) dio a conocer su repudio en un comunicado. Tras describir la obra y relatar el incidente, el documento interpela a las autoridades del sector cultural: “AICA Paraguay exige a Adriana Ortiz Semidei, ministra de Cultura, y a Marcela Bacigalupo, directora general de Cultura y Turismo de la Municipalidad de Asunción, que se pronuncien públicamente contra este acto violento y autoritario que atenta contra los derechos culturales y de libertad de expresión ciudadanos”.
Asimismo, demanda “que las autoridades arriba citadas actúen en conformidad con la legislación vigente, tales como la Ley N.º 3051/08, Nacional de Cultura, en cuyo art. 1° queda establecido que es deber del Estado ‘la garantía de la libertad de creación, pensamiento y expresión’, y que consigna que uno de los objetivos básicos de la Secretaría Nacional de Cultura, según su art. 6°, es ‘proteger los derechos de las personas e instituciones dedicadas a actividades culturales’”.
A continuación, señala que “el hecho ocurrido es un atentado, asimismo, contra el patrimonio cultural, definido por el art. 3° de la Ley N.º 5621/17 de Protección del Patrimonio Cultural como ‘bienes muebles e inmuebles, materiales e inmateriales, ambientales y construidos, públicos o privados, en cuanto resulten relevantes para la cultura, en razón de los valores derivados de los mismos, en cualquiera de los ámbitos’”.
La asociación de críticos finaliza así su comunicado: “Desde AICA Paraguay exigimos la protección tanto del patrimonio como de la libertad de creación, e instamos a la ciudadanía a reflexionar acerca de estas conductas y ciertas políticas que buscan restringir los derechos ciudadanos de organización y de expresión. Desde el Consejo Directivo de AICA Paraguay nos comprometemos a elevar esta denuncia al Comité Internacional de Censura y Libertad de Expresión de la AICA Internacional”.
Gente de Arte y AVISPA
Por su parte, las asociaciones Gente de Arte y Artistas Visuales del Paraguay (AVISPA) emitieron un comunicado conjunto en el que expresan su “más enérgico repudio a este tipo de actos que violan el derecho constitucional de la libertad de expresión y la creación artística. De manera desafiante y artera, con gestos y ademanes que son síntomas de un país sin memoria, Vanessa Vázquez pisoteó la obra montada en el espacio público, cuestionando con ironía y en tono de burla su contenido. Destruir una creación artística, y más aún una que evidencia el pasado oscuro de nuestro país al cual nunca más debemos volver, no solo representa una falta grave a la verdad histórica, sino una violación a las normas y leyes que protegen el patrimonio cultural, como la Ley N.º 3051/08, Nacional de Cultura, y la Ley N.º 5621/17, de Protección del Patrimonio Cultural”.
Ambas entidades exigen a las autoridades que “realicen las acciones correspondientes para condenar la destrucción de la obra artística ‘Tentáculos del poder’ por parte de la funcionaria pública Vanessa Vázquez González y que tomen las medidas necesarias para cumplir y hacer cumplir las leyes vigentes que protegen y promueven las creaciones artísticas y el patrimonio cultural”.
Ticio Escobar
La publicación en redes del exministro de la Secretaría Nacional de Cultura y autor de la Ley Nacional de Cultura, Ticio Escobar, cita el incidente y lo analiza a la luz de los instrumentos legales que tiene la República para cautelar el derecho a la libre expresión y a la creación artística; pero también ofrece un cuadro de contexto que permite entender la inacción de ciertas instancias oficiales frente al atropello, al tiempo que insta a la ciudadanía cultural a expedirse sobre el tema, a fin de no naturalizar la represión, la censura y la intolerancia:
“La artista Ruth Flores presentó en la Plaza de los Desaparecidos una obra pública titulada ‘Tentáculos del poder’. Había intentado exponerla en otras instituciones, como la Manzana de la Rivera, pero no obtuvo la autorización correspondiente. Es que el tema de la obra es comprometedor, candente, necesario: una crítica fuerte de la dictadura de Stroessner, orientada pedagógicamente a que la tragedia no vuelva a repetirse. Durante la exposición emergió de la Cámara de Diputados la siniestra figura de Vanessa Vázquez que, según publicación de ABC Color (17 de diciembre, 2024), se trata de una hurrera cartista contratada desde el año pasado con un cuestionable salario crecido con bonificaciones y privilegios laborales a partir de evidentes mecanismos clientelistas y prebendarios. La mujer atropelló el espacio de exposición, pisoteó la obra, se burló de la artista y los asistentes y los grabó de manera amenazante, al mejor estilo de los matones y los pyrague stronistas. La violación del derecho de expresión y creación artística configura un hecho gravísimo, sancionado por la Constitución Nacional, la Ley Nacional de Cultura, N.º 3051/08 y la de Protección del Patrimonio, N.º 5621/17. Obviamente, ni la Secretaría Nacional de Cultura ni la Dirección de Cultura de la Municipalidad, entes a quienes compete iniciar una acción al respecto, no harán nada: ambas instituciones no osarán sancionar un hecho que involucra la negrísima figura de Stroessner, protectora mítica de los actuales gobernantes estatales y municipales y sus cortes serviles. Pero la ciudadanía cultural debe actuar. Este delito no puede quedar impune so riesgo de legitimar la represión, la censura y la intolerancia, cuyas nubes negras crecen sobre el horizonte de nuestra desvalida institucionalidad cultural”.
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