Agenda Cultural
Museo Nacional de Bellas Artes: Cinco artistas contemporáneas y “El robo del siglo”
Camila Cadogan, Masha Liachovitskaya, Victoria Bedoya, Leticia Casati y Anna Scavone reinterpretarán las cinco obras robadas al MNBA. Cortesía SNC
Este año el Museo Nacional de Bellas Artes celebra un nuevo aniversario de modo particular. Invitó a cinco jóvenes artistas contemporáneas a evocar un hecho traumático para la institución y para la comunidad cultural: el sorprendente robo de cinco valiosas pinturas de su colección –todas de corte académico–, ocurrido el 29 de julio de 2002 cuando la dirección estaba a cargo de la artista Lotte Schulz y su sede se ubicaba en la esquina de Mariscal Estigarribia e Iturbe, en el Centro Histórico de Asunción.
Bajo un título tan espectacular como el procedimiento utilizado por la banda criminal para despojar al museo de sus piezas, “El robo del siglo” es un proyecto que aspira a retomar la investigación sobre lo acontecido y sensibilizar al poder público y a la ciudadanía sobre la importancia de preservar el patrimonio cultural, según explica Christian Ceuppens, director general de Museos de la Nación.
Los ladrones cavaron un túnel de 25 metros de largo, revestido con un encofrado de madera para evitar derrumbamientos. Los escombros fueron quitados de un local comercial frente al museo donde aparentemente se realizaban refacciones de un establecimiento de comida dietética. La operación, como puede verse, fue preparada y ejecutada con previsión y cuidado.
El valor de lo sustraído, según las estimaciones de la época, alcanzaría los 3 millones de dólares. Habría que pensar cuánto puede cotizar hoy el mercado de arte un Tintoretto, un Murillo o un Courbet, autores de tres de los cuadros robados que nunca pudieron ser recuperados.
El delito puso en evidencia el déficit de los dispositivos de seguridad del Museo Nacional de Bellas Artes y la ausencia, en aquel entonces, de estudios específicos que determinaran si las obras eran de autenticidad verificada o solo atribuciones, ya que al momento de cuantificar los daños surgieron dudas al respecto. “Una falta absoluta de seguridad se demuestra con estas pérdidas, no digo por su valor monetario sino por el valor histórico para el país”, dijo en aquella oportunidad Ticio Escobar, consultado por el hoy desaparecido diario Noticias.
Cinco obras, cinco artistas
Se conoce el atribulado camino que transitó la colección de Juan Silvano Godoi hasta llegar al Paraguay desde Buenos Aires para constituir la base del acervo del Museo Nacional de Bellas Artes, fundado por él en 1909 y del cual fue su primer director. Salvo una, todas las piezas robadas habían sido parte del lote que el coleccionista mantuvo embalado durante catorce años hasta concretar el envío a Asunción.
De pequeño y mediano formato, cada una de las obras será reinterpretada por cada una de las artistas invitadas, en las mismas dimensiones y con materiales semejantes: Camila Cadogan (autorretrato atribuido al Tintoretto), Leticia Casati (La virgen con el niño Jesús, atribuida a Bartolomé Esteban Murillo), Anna Scavone (Tête de femme, de Étienne Adolphe Piot), Masha Liachovitskaya (pintura de autor anónimo que representa a San Jerónimo) y Victoria Bedoya (paisaje de Gustave Courbet donado por George H. Pearson en 1940). La recopilación de datos y el acompañamiento al proceso de obra de las artistas está a cargo de la escritora y poeta Bea Bosio.
“El robo del siglo” es una iniciativa incluida en las actividades del proyecto “Museo Vivo” (MUVI), impulsado por la Dirección de Museos de la Secretaría Nacional de Cultura. La acción consta de dos partes principales: por un lado, un “museo atelier” abierto durante el cual las artistas trabajarán frente al público, y que se desarrollará el sábado 17 y el domingo 18 de febrero, de 15:00 a 20:00 horas, en el Museo Nacional de Bellas Artes. Por el otro, una exhibición final de las obras, cuya apertura está programada para el 21 de marzo, en conmemoración del aniversario de la institución.
Cabe señalar que el gran robo al Museo Nacional de Bellas Artes fue de interés de varios artistas. Seis meses después del hecho, Bettina Brizuela publicó en la revista Wild, que tenía un tiraje de 3.000 ejemplares y estaba dirigida por Sebastián Peña y Fredi Casco, una propuesta gráfica realizada en colaboración con Gabriela Zuccolillo. Años más tarde, Osvaldo Salerno retomaría el tema, utilizando en su obra los marcos vacíos de los cuadros.
Nota de edición: Los archivos de prensa son parte de un dossier sobre el tema proporcionado por la Secretaría Nacional de Cultura.
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