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Editorial

Cirugía mayor al fútbol juvenil

Hace una semana se daba un hecho que conmocionó a todo el país, cuando un adolescente fallecía a causa de un ataque brutal en plena cancha de juego, al disputarse un encuentro del deporte más popular del país y con más adeptos, como sin duda lo  es el fútbol. El hecho se dio faltando cinco minutos para terminar el partido, algunos hinchas del equipo contrario al de la víctima ingresaron al campo y lo atacaron, lo que, finalmente, le provocó la muerte.

Esta trágica situación deja en visto que la violencia está a la orden del día y ha sobrepasado todos los límites, convirtiéndose en una verdadera epidemia a nivel nacional.

Todos los días se dan a conocer nuevos hechos en las calles, canchas, tráfico, en los colegios, hospitales, puestos de trabajo, etc., lo que nos lleva a preguntarnos ¿cómo se encuentra esta sociedad en cuánto a salud mental? Pero eso no es todo, también refleja la falta de apoyo y cuidados que se requieren para realizar algún tipo de deporte y más aún en un lugar con acceso a todo tipo de público.

El joven Ismael Domínguez, jugador del Club San Bernardino, fue la víctima fatal que falleció tras recibir el mortal golpe en la cabeza por parte de un hincha del club adversario, Boquerón, y que fue auxiliado por el DT en el campo de juego. El futbolista disputaba su primer partido en el club, donde se inscribió solo una semana antes. El agresor ya habría tenía un impasse con Domínguez antes de iniciarse el juego, por lo que luego lo atacó para vengarse.

El club donde se realizó el juego no contaba con agentes de seguridad, seguro médico, así como tampoco con ambulancias para socorrer al joven golpeado.

De acuerdo a lo mencionado por Adrián Ovelar, dirigente del Club Boquerón que enfrentó al Club San Bernardino, no comunicaron a la Policía Nacional que se realizaría el evento debido a que la reglamentación de la Federación Paraguaya de Escuelas de Fútbol (FEPECU ) no exige la presencia de fuerzas de seguridad en estos eventos. Sin embargo, al realizar el pedido de presencia de policías para mayor seguridad, eso implica “un costo”. Si bien es sabido que los agentes policiales no deben cobrar por custodiar a la ciudadanía, de todos modos, estos casos se dan.

La situación del fútbol juvenil en Paraguay, especialmente en lo que respecta a la falta de seguro médico, es preocupante. Muchos clubes, sobre todo los más pequeños o aquellos en zonas rurales, suelen carecer de los recursos necesarios para ofrecer cobertura médica adecuada a sus jugadores menores de edad. Esto plantea serias interrogantes: en caso de una lesión o fractura, ¿quién asume la responsabilidad? Además, la ausencia de un seguro puede desalentar la implementación de programas de prevención y capacitación sobre lesiones deportivas. ¿Es aceptable que estas carencias se toleren simplemente porque el fútbol juvenil se considera un hobby? A la hora de inscripción en un club, ¿no debería existir un contrato que garantice la formación, salud y bienestar del jugador, considerando que este no cuenta con un salario?

Y a propósito de todo esto, sería importante destacar la necesidad de que las autoridades deportivas y gubernamentales trabajen en la creación de regulaciones que obliguen a los clubes a proporcionar seguro médico y garantizar todo el bienestar a sus jugadores. En cuanto a seguridad, debería ser una garantía para todos los ciudadanos en todo el territorio del país, independientemente del lugar y situación en que se encuentren. Y, sobre todo, hacer cumplir la ley de la gratuidad de la seguridad y establecer penas para aquellos agentes de policía que cobren para cumplir con su función.

Es necesario, y también sería beneficioso, fomentar la colaboración entre clubes, asociaciones deportivas y entidades gubernamentales para garantizar una mayor protección y desarrollo humano integral para los jóvenes futbolistas que hoy se encuentran en situación de desprotección y vulnerabilidad total.

La juventud deportista debería ser cuidada como un tesoro del país y desgraciadamente tenemos que lamentar la pérdida de uno de ellos en la semana de la juventud, en la que todo debería ser alegría y festejos.

Es urgente una “cirugía mayor” en la dirigencia del fútbol juvenil, el semillero que debe estar liderado por personas responsables e idóneas, capaces de comprender la fragilidad y relevancia de esta etapa formativa. La implementación de una política deportiva coherente es esencial, pero nos enfrentamos a una preocupante carencia de programas y medidas que garanticen la seguridad y el desarrollo integral de los jóvenes deportistas en todo el país. A pesar de los recursos disponibles, las federaciones de fútbol departamentales, la Asociación Paraguaya de Fútbol y la Secretaría de Deportes siguen mostrando graves vacíos de responsabilidad en su dirigencia. Estos vacíos no solo frenan el crecimiento de futuras estrellas del deporte, sino que también cuestan vidas.

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