Política
Valoran postura de Paraguay ante uno de los mayores genocidios del siglo pasado
Azerbaiyán conmemora el Genocidio de Jodyalí. Foto: Gentileza
La masacre de Jodyalí es uno de los actos más tenebrosos de violencia étnica de finales del siglo pasado y Paraguay fue uno de los países del mundo que condenó formalmente el acto como un genocidio, un hecho violento que significó una crisis en parte de Europa, señaló Rustam Hasanzade, ministro de la Embajada de Azerbaiyán en un acto realizado en la sede del Club de Ejecutivos en el país.
En compañía del cónsul en Paraguay, Oscar Brelles, el diplomático encargado de los asuntos con nuestro país compartió con autoridades y personalidades locales dando a conocer sobre este episodio trágico. Valoró en varias ocasiones que con Paraguay existe una relación de hermandad y conexión, como haber pasado este tipo de hechos y la valentía de ambos pueblos para resurgir luego de las tragedias.
En 1992, Paraguay sentó postura “en repudio al uso de violencia de Armenia contra los hermanos azerbaiyanos y eso contribuye a no olvidar los hechos que se dieron”, agregó. El país se sumó a la postura de varios otros como México, Colombia, Honduras, Panamá, Perú, Guatemala y EE. UU. que tomaron esta decisión.
En la noche del 25 y 26 de febrero de 1992, las tropas del ejército regular de Armenia, con el apoyo de las unidades motorizadas del ejército de la entonces URSS, ingresaron a Jodyali y ejecutaron una matanza contra los civiles. La masacre atroz causó la muerte de 613 civiles, entre ellos 63 niños y 106 mujeres; 1275 personas fueron tomadas como rehenes, 150 personas aún siguen desaparecidas, porque nadie nunca pudo hallar evidencias sobre sus vidas o de sus restos.
El diplomático de Azerbaiyán dijo que “la masacre de Jodyalí es uno de los actos más tenebrosos de violencia étnica de finales del siglo pasado, un genocidio donde su motivo ha sido no solamente la conquista territorial, sino la intención de asesinar a los civiles por su identidad y origen étnico”.
Antecedentes
En el año 2021, se puso punto final a uno de los llamados “conflictos congelados” del mundo. La segunda guerra de Nagorno Karabaj concluyó con la liberación de los territorios que Armenia había ocupado ilegalmente, desde hace casi treinta años y fueron implementadas las cuatro resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU. En un contexto de convulsión, en el transcurso del proceso de desintegración de la Unión Soviética, Armenia aprovechó las circunstancias para desplegar sus fuerzas armadas “con el objetivo de perpetrar una limpieza étnica brutal contra los azerbaiyanos y ocupar ilegalmente no sólo la región de Nagorno Karabaj, sino otros siete distritos adyacentes de Azerbaiyán.
Expulsados, muertos, desaparecidos, heridos; cerca del 10 % de la población de Azerbaiyán se convirtió en desplazado interno. Y dicha invasión no fue pacífica, sino que fue muy sangrienta y cruel, mediante el uso de los métodos fascistas. Así lo determinan numerosos documentos, investigaciones y pruebas oficiales”, señalaron desde el Consulado de Azerbaiyán en Paraguay.
Masacre sangrienta
Uno de los capítulos más trágicos de estos hechos es la masacre de Jodyalí, aún pendiente de la justicia. El recuerdo y memoria de las víctimas es también un clamor al mundo entero, para que nunca más vuelvan a ocurrir estas masacres injustificadas y criminales como las que Armenia ha cometido contra el pueblo de Azerbaiyán.
En su sentencia de 22 de abril de 2010, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos hizo la siguiente observación, que no deja dudas sobre la cuestión de la calificación del delito y la consiguiente responsabilidad del mismo: Los informes disponibles de fuentes independientes indican que en el momento de la captura de Jodyalí en la noche del 25 al 26 de febrero de 1992, cientos de civiles de origen étnico azerbaiyano fueron presuntamente asesinados, heridos o tomados como rehenes, durante su intento de huir de la ciudad capturada, por combatientes armenios que atacaban la ciudad.
La Corte calificó el comportamiento de quienes realizaron la incursión como actos de especial gravedad que pueden constituir crímenes de guerra o crímenes de lesa humanidad.
El recuerdo y memoria de las víctimas de Jodyalí es también un clamor al mundo entero, para que nunca más vuelvan a ocurrir estas masacres injustificadas y criminales. El pueblo de Azerbaiyán recuerda a estas víctimas de la agresión armenia y pide justicia por ellas.
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