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Llamado nacional a la unidad para frenar el drenaje del crimen en la sociedad

ilustración. Archivo El país/reuters

ilustración. Archivo El país/reuters

Tras los últimos acontecimientos que generaron conmoción y hasta llegaron a paralizar al país, como el atentado de sicarios en febrero en un concierto y el destape de políticos y autoridades inmiscuidas en el narcotráfico y el crimen organizado, la Iglesia Católica emitió un fuerte mensaje nacional a través del monseñor Adalberto Martínez, cuando asumió como nuevo Arzobispo de Asunción el domingo.

En la ocasión, la nueva autoridad católica realizó un llamado para un “saneamiento moral de la nación” y advirtió que el flagelo del crimen organizado ya permeó todos los tejidos sociales, como la política, el Estado, la población y hasta la religión. Aseguró que se instaló totalmente en el país.

Durante la toma de posesión realizada en la sede de la Catedral Metropolitana de Asunción, el nuevo arzobispo expresó que desde la iglesia tienen la misión de iluminar con las palabras santas las sombras y pecados que amenazan a la población.

“Somos conscientes de que Asunción, como capital de la República, sede de los Poderes del Estado y de las principales instituciones públicas, es la caja de resonancia donde tiene eco toda la vida del país y es el lugar donde se sienten y se visualizan los grandes y graves problemas sociales, políticos y económicos que padece la nación”, sostuvo.

“El Paraguay nos necesita a todos”

En ese sentido, lamentó que Paraguay se encuentre en un momento en que el crimen organizado ya traspasó todos los estratos sociales y que incluso haya corrompido todos los tejidos del país, instalándose como un tumor maligno muy difícil de erradicar. “Se ciernen en el horizonte negros nubarrones de inestabilidad política y social como consecuencia de la inequidad estructural y el grave deterioro de las condiciones de vida de los sectores más vulnerables y de la propia clase media”, dijo.

En otra parte de su discurso, aseveró que todo esto se debe a la ausencia de políticas públicas que busquen el bien común, como así también debido a los males de la corrupción y de la impunidad.

Afirmó que a la falta de programas de protección social, los niveles de pobreza se incrementaron a topes nunca antes vistos y advirtió que esta situación puede ir empeorando.

“El Paraguay necesita con urgencia signos de esperanza de quienes tenemos responsabilidad ante la sociedad. El Paraguay nos necesita a todos, nadie debe estar excluido de la misión de recuperar los valores sociales y las virtudes que nos permitirán lograr la Patria Soñada (citados en la canción) de Carlos Miguel Jiménez”, finalizó.

Delicado momento nacional

Sicariatos, atentados, delincuencia, narcotráfico, crimen organizado, disputas territoriales y de poder, actos de venganza, política controlada por líderes criminales e instituciones públicas fallidas e inundadas de corrupción, son algunos de los condimentos del plato diario que consumen todos los paraguayos y mantienen en vilo a todo el país.

Paraguay se encuentra pasando un momento delicado en su historia, por los numerosos actos de demostración de poder y violencia de los grupos criminales que se cobran la vida de inocentes, como ocurrió en febrero en el ataque que se registró en el anfiteatro José Asunción Flores, durante un concierto musical, en la ciudad veraniega de San Bernardino.

Un sinnúmero de hechos de sicariato y de venganza suscitan, no solo en las zonas consideradas como “rojas” o “liberadas” como el Amambay, Concepción, Alto Paraná y Canindeyú, sino en la propia capital del país y alrededores. La inseguridad y la delincuencia han superado en todos los frentes a los organismos responsables de la política de seguridad interna, sumado a eso instituciones como la Fiscalía y el Poder Judicial que no cumplen su función haciendo más caótica aún la situación.

Crisis e inestabilidad

En las últimas semanas se destaparon varios casos de vinculaciones de conocidos actores políticos y autoridades nacionales en diversos hechos ilícitos como el contrabando, asociación criminal, tráfico de drogas, lavado de activos, entre otros. El exministro del Interior, Arnaldo Giuzzio, denunció públicamente al expresidente de la República, Horacio Cartes, por supuestamente liderar un mega esquema de tráfico ilegal de cigarrillos y de lavado de dinero.

Esta denuncia y la falta de acción de una Fiscalía supuestamente sometida a los intereses del cartismo, desató una crisis e inestabilidad en la arena política, donde la totalidad de legisladores nacionales y opinión pública nacional centran sus esfuerzos en lograr la destitución de la Fiscal General Sandra Quiñónez, en un intento por dotar de independencia al órgano responsable de la persecución penal y protección de todos los paraguayos.

A la seguidilla de hechos se suma la conexión de autoridades del Ejecutivo Nacional con el crimen organizado, más específicamente narcotráfico, como el exministro del Interior, Arnaldo Giuzzio y el extitular de la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN), Joaquín Roa, hechos que terminaron por tumbarles de sus respectivos cargos.

Cada día suman nuevos casos

Un diputado nacional que quedó al desnudo como un importante capo narco de la droga y terminó recluido en una penitenciaría nacional tras perder sus fueros luego de su renuncia al curul, como parte del mega operativo denominado A Ultranza Py, sin precedentes en el país, que está generando golpes al crimen organizado de manera diaria, incautándoles bienes como lujosas residencias, vehículos de todo tipo y exorbitantes fortunas de dinero.

En los últimos días se agregó un caso más al ya oscuro panorama del país al demostrarse una supuesta complicidad del ministro anticontrabando Emilio Fúster y el comandante de la Fuerza Armada, Carlos Velázquez, hermano del vicepresidente Hugo Velázquez, en sistemas de contrabando de mercaderías en zonas fluviales. Los capítulos de esta sombría parte de la historia no parecen terminar y cada día revelan más elementos.

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