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Otro año manchado por sangre inocente, secuestros y fracasos de la FTC

El 2021 fue un año en el que, una vez más, los actos terroristas de secuestros, ejecución de víctimas y chantaje criminal a paraguayos inocentes y a sus familiares fueron protagonistas. Además, fue un año más en el que el Gobierno nacional, a través de su unidad especial de Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), no logró resultados satisfactorios en la lucha frontal contra este flagelo que tanto terror instala en el norte del país. Las células subversivas lograron no solo atentar contra la vida de civiles, sino que también dieron duros golpes a las filas militares a través de emboscadas.

Los grupos criminales autodenominados Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) y Agrupación Campesina Armada – Ejército del Pueblo (ACA-EP) llevaron adelante su agenda delincuencial ante la vista gorda de los diferentes organismos gubernamentales encargados de velar por la seguridad interna del país. Ya desde el 2020, con el secuestro del exvicepresidente de la República, Óscar Denis, quien hasta la fecha sigue desaparecido, el EPP siguió nuevamente marcando el camino al Gobierno nacional en este año.

A finales del mes de junio, se concretó el secuestro del joven Jorge Manuel Ríos Barreto, en la Estancia Dos Hermanos del distrito de José Félix López, departamento de Concepción. Ríos se hallaba en compañía de sus familiares cuando fueron abordados por sujetos vestidos a lo paramilitar y portando armas de guerra. Tras identificarse como miembros del grupo ACA-EP, procedieron a llevarse al joven.

Luego dejaron una nota dirigida a sus familiares, exigiendo USD 200.000 en concepto de rescate con vida de la víctima, junto con otras exigencias, entre ellas el lugar en donde se debía concretar el pago.

Al día siguiente, los miembros del ACA-EP, junto con el joven, habrían cruzado el río Apa, dirigiéndose a un asentamiento rural denominado Caracol, del municipio de Bela Vista del Estado de Mato Grosso do Sul, en Brasil, donde establecieron el lugar del cautiverio de Ríos Barreto en un sitio boscoso. Días después, agentes policiales del vecino país encontraron el campamento abandonado, donde se toparon con lo peor: el joven secuestrado, ejecutado de una bala en la cabeza.

Esta noticia enlutó, una vez más, a todo el país y causó conmoción por la violenta forma en que se dio, abriendo así nuevamente la puerta de un fracaso más del Gobierno del presidente Mario Abdo en su obligación constitucional de garantizar la seguridad y la vida de sus ciudadanos.

Atentado a la FTC

Un mes después del terrible golpe que significó la muerte del joven Ríos, el 29 de julio, se registró otro cobarde atentado, pero esta vez por parte del EPP.

Tres militares fueron muertos en un ataque a integrantes de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC). El portavoz de la FTC, el teniente coronel Luis Apesteguia, señaló que las víctimas fallecieron al hacer explosión un artefacto al paso del vehículo en el que patrullaban.

Varios estamentos del Estado y diferentes autoridades nacionales condenaron el ataque, y lamentaron la muerte de los uniformados que estaban en esa zona del país cumpliendo con su deber. Una vez más, criticaron duramente al titular del Ejecutivo nacional por la falta de resultados, ante el avance galopante de las fuerzas criminales.

Secuestro del joven Reimer

Como si todo lo que ocurrió a lo largo del año pareciera poco, recientemente se registró un nuevo secuestro en manos del EPP. El joven electricista Peter Reimer fue llevado a la fuerza junto a otras dos personas (que luego fueron liberadas) por parte de desconocidos armados en una estancia ubicada en el distrito de Tacuatí, departamento de San Pedro.

Las víctimas que fueron liberadas acercaron a los familiares de Reimer un panfleto donde se detallaban una serie de exigencias para mantener con vida al secuestrado y proceder a su liberación. Las autoridades e investigadores del Ministerio Público actuaron de inmediato, realizando los trabajos de inteligencia y seguimiento de las pistas para intentar dar con el paradero del joven.

Sin embargo, los esfuerzos fueron nulos pasada una semana del secuestro, ya que no se logró contar con ninguna sola información sobre la situación de la víctima de rapto. Fueron los familiares los héroes, quienes -a pesar de no contar con los recursos- removieron cielo y tierra para reunir todos los víveres y el dinero solicitados por el EPP.

Luego, tras haber cumplido a rajatabla cada una de las condiciones e incluso en tiempo récord, el joven Peter Reimer fue liberado, sano y salvo, pudiendo -antes de las fiestas de fin de año- volver con sus familiares.

Nuevamente las fuerzas de seguridad y el esquema montado desde el gobierno de Mario Abdo Benítez fueron doblegadas, demostrando la inutilidad de la gestión, a pesar de escasos logros como la eliminación de algunos miembros del ACA.

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