Política
María Elena Wapenka Galeano: “Se vota, pero no se elige”
Tratar de resumir en unos párrafos la vasta trayectoria de la Dra. María Elena Wapenka Galeano en el ámbito de la justicia es un gran desafío, pero lo esencial y fundamental se pueden leer en las siguientes líneas.
La Dra. María Elena Wapenka Galeano es Miembro del Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE) República del Paraguay, es Abogada, Notaria, Licenciada en Pedagogía y Profesora de Educación Primaria. Ejerce la Magistratura en el Fuero Electoral desde el año 1996. Designada Jueza Electoral entre los años 1996 al 2013. En agosto de 2013 es designada Ministra del Tribunal Superior de Justicia Electoral de la República del Paraguay. A lo largo de su trayectoria profesional, así como en el ejercicio de la magistratura, ha participado de diversas reuniones, asambleas, encuentros, seminarios y cursos llevados a cabo, tanto a nivel nacional como internacional, -ya sea como participante, coordinadora, panelista o disertante- en el marco de los cuales ha abordado temas vinculados al ámbito judicial, electoral, pedagógico y de género.
En el año 2018, impulsó la creación de la Escuela de Formación Política para Mujeres Líderes del Tribunal Superior de Justicia Electoral, con más de 300 mujeres egresadas en sus siete ediciones realizadas en diferentes ciudades del país.
La elecciones del Paraguay está en un proceso de transformación sustancial, esto se debe al desbloqueo de las listas “sábana”, aunque no en el 100 % como la ciudadanía lo desea, pero es un inicio hacia la transformación del sistema electoral del país. Todo cambio (positivo por supuesto) es saludable para el país, pues el electorado debe decidir a quien depositar su voto con el fin de esperar resultados positivos hacia el desarrollo del país.
El Nacional conversó con la Dra. Wapenka, quien con certeras reflexiones ilustra el complicado engranaje del sistema electoral del país.
¿Qué responsabilidad conlleva ser miembro del Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE)?
La propia que corresponde a un órgano cuyo propósito principal es el de resolver con carácter definitivo la vigencia de los derechos de participación de las ciudadanas y ciudadanos. Dicha responsabilidad la tengo internalizada y bien alto en mi escala de valores, ya desde mucho antes de ser electa como miembro de este alto tribunal, cuando me desempeñaba como jueza electoral, hace veinte y cinco años. Pero sí, la elección como miembro del Tribunal Superior ha significado ciertamente un mayor compromiso y afianzamiento en dicha convicción.
¿Qué reflexión tiene sobre el hecho de ser mujer y miembro de tan alto tribunal?
El imperativo categórico de Kant reza: “…Actúa de tal manera que la máxima de tu conducta llegue a convertirse en ley universal…” Desde que fui promovida como miembro de este alto tribunal y hasta la fecha, pesa sobre mis hombros el permanente desafío que mi gestión llegue a erigirse alguna vez en ejemplo y testimonio, el mejor si es posible, sobre la aptitud de la mujer para encarar el ejercicio de importantes puestos en la función pública en general, y en la labor de impartir justicia, en particular. En el sector público y más aún, en el vinculado al ámbito político-partidario donde la confrontación pasional es bastante común, no resulta difícil recibir críticas interesadas e infundadas pero el norte trazado de visibilizar y realzar la figura de la mujer en función de gobierno es lo que nos mantiene firmes en el camino.
Me interesa la participación de las mujeres en las elecciones, ¿qué datos tiene al respecto?
Para responder a esta pregunta, debemos forzosamente partir del hecho que, pese al aumento en todo el mundo del protagonismo de las mujeres en los espacios de la vida social, Paraguay continúa adoleciendo de una cultura ancestral de menosprecio hacia nosotras, a más de existir dispositivos del sistema que tornan más dificultoso aun que la mujer resulte electa. Estamos hablando de la falta de sanciones para listas de candidatos que no respeten la cuota de género del 20% (existe la sanción a nivel interno partidario pero no en la competencia inter partidaria) y la carencia de apoyo financiero estatal a las mujeres cuando sabemos que éstas no compiten en igualdad de condiciones en las campañas. Nadie ignora que resulta más difícil para la mujer afrontar los rigores del proselitismo.
En cuanto a participación, los datos extractados de las últimas elecciones internas tendientes a la elección de candidatos a cargos municipales dan cuenta que, de un total de 823 candidaturas a intendentes de los distintos municipios, 106 son mujeres. En cuanto a miembros de las juntas municipales, de un total de 15.502 candidatos postulados para los diferentes legislativos municipales, 4.888 son congéneres. Sumando ambas candidaturas, un 35% de los postulantes procede del estamento femenino. El porcentaje de participación siempre se mantuvo entre el 17 y 21% por lo que la proporción antes referida representa un avance. No obstante, el dato importante como para poder evaluar las verdaderas oportunidades de las mujeres en el acceso a cargos públicos de elección popular, es el porcentaje de candidatas electas, dato que se tendrá después del 10 de octubre de 2021.
Paraguay, un país en eternas elecciones, ¿qué reflexión tiene al respecto?
La periodicidad de elecciones, más que una crítica, constituye un muy importante presupuesto para el avance en la democracia. Parafraseando a Sartori, la democracia se perfecciona con más democracia. De acuerdo a nuestra ley electoral, tenemos comicios de renovación de autoridades nacionales, departamentales y municipales cada 2 años y medio. Ello importa una activa labor de la Justicia Electoral organizando y juzgando elecciones y aunque esto pueda significar un ritmo intenso al trabajo por largos períodos, tal esfuerzo lo hacemos gustosos, en la convicción que más y mejores procesos electorales conducirán indefectiblemente a formar ciudadanas y ciudadanos más aptos en la nada fácil decisión de elegir a los mejores candidatos.
Se vienen las elecciones municipales. ¿Cómo el TSJE ayudará a que estas elecciones sean una fiesta cívica?
Como lo hemos venido haciendo siempre: vigilando y supervisando el cumplimiento de cada una de las etapas que involucran el calendario electoral. También, a través del desapasionado y diligente juzgamiento sobre las controversias que se susciten en la ejecución de dicho calendario. No apartarse de esta sencilla fórmula es lo que ha contribuido a que la Justicia Electoral paraguaya se gane su buen nombre a nivel nacional e internacional.
El ansiado desbloqueo de lista está en marcha, aunque no un 100 %, pero ya es un gran paso, ¿fortalecerá este avance a la democracia?
En verdad que se trata de una invocación muy ansiada por la ciudadanía pues hace tiempo que su principal reproche es que en nuestro sistema electoral “se vota, pero no se elige”, pero con la ley Nro. 6318/19 se han creado condiciones para que esto varíe. Aunque el anhelado desbloqueo se perfeccione a través del reconocimiento de un voto preferencial a favor de la electora o elector –lo que supone una restringida incidencia en la integración de las listas de candidatos propuestas por las nucleaciones políticas- sin dudas constituye un avance puesto que su extensión es generalizada y además, de carácter obligatorio en el sentido que los votantes deben sí o sí expresar su voto preferente, cuando en muchos modelos en los cuales se ensayó este dispositivo es facultativo. Se le podrán endilgar desventajas como el resquebrajamiento de la unidad partidaria pero definitivamente, su reconocimiento contribuye a robustecer la democracia.
De acuerdo a su vasta experiencia en cuestiones electorales, ¿el elector aún vota por el color de su partido o hay un avance hacia un voto inteligente por programas de gobierno?
La pregunta presupone que el voto hacia la propuesta de la organización a la cual la electora o elector es afiliada o afiliado resulta contraproducente en todos los casos, pero no siempre es así. Es cierto que un rasgo de nuestro país –aunque no exclusivo de aquí- ha sido por mucho tiempo el voto duro y pasional pero esto tiende a disminuir en los últimos tiempos por múltiples factores. Considero de importancia aclarar que, como consecuencia de lo señalado, ha venido dándose en forma sostenida y generalizada un esfuerzo de las actuales organizaciones políticas en pulir no sólo la figura de sus candidatos sino también hacer coincidir las propuestas con los clamores ciudadanos.
¿Y los jóvenes? ¿Están listos para la experiencia electoral?
Estoy convencida que sí y la institución de la cual formo parte coincide en esto también. Tan es así que desde hace más de tres años venimos propiciando conversatorios con jóvenes de tal suerte a escuchar sus pareceres e involucrarlos en la tarea de mejorar nuestra democracia. Mejorar la democracia es tarea de todos. Si José Ingenieros manifiesta: “…No se nace joven, hay que adquirir la juventud. Y sin un ideal, no se adquiere…” Pues bien, propongo a los jóvenes que este ideal sea el perfeccionamiento de la democracia, de ese modelo que nos permite convivir pacíficamente y administrar nuestras diferencias, de ese modelo que si falla o se trunca, también afecta y trunca las esperanzas y expectativas de los jóvenes. Mejor democracia solo se logra con más democracia hemos dicho más arriba. Esto sugiere lograr una continua y plena participación, en este caso de los jóvenes, como votantes, como colaboradores y porque no, como candidatas o candidatos.
A través del proyecto global “Impulso Democrático” se viene persiguiendo desde 2017 el fortalecimiento de la gobernabilidad democrática del Paraguay desde la participación política y electoral de las juventudes, promoviendo espacios de expresión, diálogo y reflexión, que renueven el interés de las personas jóvenes de entre 18 y 30 años para participar activamente en los procesos electorales, así como para involucrarse en la vida política del país. En este sentido, se han desarrollado campañas como el concurso fotográfico “Viviendo en Democracia”, concurso nacional de ensayos “Paraguay 2030”, talleres de formación de formadores para la participación democrática de las juventudes, talleres de formación de liderazgo juvenil y conversatorios sobre juventudes en Democracia, dirigida ésta última a estudiantes universitarios y personas líderes de agrupaciones juveniles de la sociedad civil. En su modalidad presencial, llegó a reunir en algún momento a 900 jóvenes universitarios de las distintas altas casas de estudio.
Leí por la prensa que propondrán aplicar multas por no votar, ¿es democrático el voto compulsivo?
La propuesta viene de la Cámara de Diputados y actualmente cuenta con media sanción, estando pendiente aún su debate en la cámara alta que en este caso oficiaría de instancia revisora del proyecto. No debe perderse de vista que desde la sanción y promulgación de nuestro Código Electoral vigente, el voto está reconocido no solo como derecho sino también como deber cívico cuyo incumplimiento está considerado falta y se lo castiga con una leve multa. O sea, el proyecto no plantea algo nuevo sino que agrega a la multa más sanciones que motiven a concurrir a las urnas.
Desde la pura delimitación de conceptos, un deber que cuenta con sanción por su incumplimiento deja de ser deber para convertirse en obligación. Esta sanción a un deber cívico sólo puedo entenderla como vestigio de la visión paternalista que el Estado tuvo en otros tiempos, la cual hoy se reemplaza por una mayor conciencia del papel que toca a la ciudadana y ciudadano en los actuales procesos democráticos. Pienso que, en la medida en que los votantes sean conscientes del poder que representa su voto no sólo para aprobar sino principalmente para desaprobar mandatos y gestiones, no se requerirá recurrir a sanciones para lograr su cumplimiento.
¿Qué sistema electoral, de países más desarrollados y democráticos, sería el adecuado para emularlo en nuestro país?
Como ya lo dijera el afamado catedrático Dieter Nohlen “…no existe un sistema electoral óptimo. Solo existen soluciones técnicas y políticas más aceptables que otras para países diferentes, en épocas distintas…” De modo que, los cientistas sociales y técnicos podrán identificar ciertas soluciones cuya incorporación podría resultar benéfica para nuestro entramado jurídico institucional pero dicha empresa debería ir precedida de un pormenorizado análisis en el cual se sopese y contraste las ventajas del mismo al trasluz de las particularidades de nuestra sociedad, de suerte a adaptarlo y no adoptarlo. El sistema electoral, cual traje a la medida, se confecciona y ajusta acorde a la realidad social en la que funciona.
* Doctor en Lingüística, Lenguas, Filosofía, Educación y Didáctica.
Universidad de Kiel, Alemania.
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