Política
Negociado con Guaidó: El tío del presidente y su abogado argentino
La negociación secreta del gobierno de Mario Abdo Benítez con el político venezolano Juan Guaidó devino en un escándalo político. Foto: Presidencia
El tío del presidente Mario Abdo Benítez, el empresario rioplatense Carlos Abdo, y su abogado argentino Sebastián Vidal Aurnague, que apareció como el organizador de la reunión del 11 de noviembre de 2019 donde el enviado del político venezolano Juan Guaidó, Javier Troconis, y el jefe de Gabinete del gobierno, Juan Ernesto Villamayor, intentaron negociar en secreto la deuda de PETROPAR con PDVSA, son viejos conocidos en el país.
El paraguayo Carlos Eusebio Abdo despuntó como influyente empresario y dirigente de fútbol argentino a partir de 2007, luego de amasar una fortuna con la publicidad estática en los estadios de fútbol, que había aprendido en Paraguay trabajando con Leo Cohan, que hace 30 años era propietario de toda la cartelería publicitaria en Asunción. “Increíblemente, los paraguayos tenían bien organizado el negocio; armaban partidos de fútbol exclusivamente para vender estática al mercado brasileño; y yo era el encargado de ir a colocar los carteles cada vez que había un partido fuera del Paraguay”, detalló Abdo a la revista argentina “Noticias”, en una entrevista hace varios años.
Abdo llevó la idea, ya aceitada a la Argentina, donde constituyó Publicidad Estática Internacional, y en 2008 ya facturaba unos $ 55 millones. El negocio de la cartelería publicitaria lo encontró montando instalaciones en varias provincias del país. El 10 de marzo de 2008, por ejemplo, un decreto de la Gobernación de Santiago del Estero le permitió acceder a un contrato de publicidad oficial para avisos institucionales, de unos $ 2,5 millones.
Según el propio Abdo, Publicidad Estática Internacional nació como una sociedad de hecho junto a su esposa, luego fue una SRL y, finalmente, una SA con oficinas en la exclusiva zona de Puerto Madero.
El rastro empresarial del tío del presidente paraguayo abarca rubros bastante diversos, como la Alcoholera San Lorenzo, donde fue director suplente; la consultora Seniors Sports Marketing SRL; y la constructora CONENAR, cuyo directorio integraba Genaro Aversa, yerno del entonces presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) Mariano Grondona, y en la que Abdo –según informes comerciales– figuraba como gerente.
Pero es con la publicidad estática en los estadios que Abdo se vincula al mundo de los medios de comunicación, y fundamentalmente a la dirigencia deportiva. Según dijo en algunas entrevistas, se hizo hincha de San Lorenzo fascinado por los goles del compatriota Ángel Berni, un puntero derecho excepcional que brillaba en el Viejo Gasómetro. Lo cierto es que Abdo se acopló al Grupo Inversor que acercó al club patrocinadores y jugadores, y que terminó en medio de un vendaval de acusaciones. En 2010 decidió jugarse a ganar la conducción, envalentonado por su creciente poder económico. Ganó por amplia mayoría.
La compra venta de jugadores lo transformó en una especie de mecenas de San Lorenzo, posibilitando los pases de figuras como Juan Carlos Menseguez, Fabián Bordagaray, Gastón Aguirre, Aureliano Torres y Juan Manuel Torres. En algunas de las operaciones se le atribuyó una sociedad con Raúl Delgado, el ex secretario de Medios del expresidente Carlos Menem.
Fue presidente del azulgrana menos de dos años, hasta 2012, en que renunció en medio de una crisis, con el club al borde de la quiebra y San Lorenzo acariciando el descenso.
El periodista argentino Pablo Lafourcade, señala en su libro “Ningunos santos”, que entre 2007, cuando Abdo se vinculó al club, y mediados de 2012, San Lorenzo incrementó cuatro veces su pasivo y por primera vez en la historia, desde que en 1983 se implementaron los promedios en el fútbol argentino, estuvo a punto de descender a la B. “Para muchos fue inexplicable: negociaciones poco convenientes, incorporaciones insólitas, millonarios salarios en dólares y entregas en AFA, algo que se padeció entre los dos gobiernos, de Rafael Savino (2004/10) y el fugaz, de Carlos Abdo (2011/12)”, escribe Lafourcade.
En los medios, fue productor del programa de América 2 “Sin codificar”, de Diego Korol, y en 2017 apadrinó la vuelta a la radio del periodista Fernando Niembro, defenestrado al revelarse supuestos negocios multimillonarios con el macrismo en el gobierno autónomo de Buenos Aires. “Gracias a Abdo, que confió en mí“, dijo Niembro en su primer programa en radio Belgrano, donde lo sentó a una mesa con los periodistas Claudio Federovsky, un experto en Juegos Olímpicos y asesor en la Cámara de Diputados; y Sergio Danishewsky, editor del diario Clarín, grupo que el tío del presidente paraguayo tuvo siempre como su sombra.
El letrado
El abogado Sebastián Vidal Aurnague, gestor del contrato por la deuda de PETROPAR que puso al gobierno contra las cuerdas y terminó de minar la credibilidad de Villamayor, que se expone ahora al voto de censura en la Cámara de Diputados, es evidentemente un hombre con buenas vinculaciones con la familia presidencial.
Resulta indudable que Vidal pudo intermediar en la reunión de Villamayor con el enviado de Guaidó, Javier Troconis, merced a estos vínculos, cultivados mediante la relación profesional como abogado de Carlos Abdo, y sucesivos viajes de negocios anteriores al país. El mismo comisionado de Guaidó para la recuperación de activos venezolanos en el exterior, Javier Troconis, había señalado que conoció a Vidal en Asunción, contradiciendo la versión oficial del gobierno, y lo describió como “una persona bien relacionada con toda esa gente del gobierno (paraguayo); una persona bien conectada allí”.
Vidal es socio senior del bufete porteño CJ Bunge Abogados, y en 2011 fue elegido síndico de la empresa de distribución de derivados petroleros de PDVSA en Argentina, Petrolera del Cono Sur, nacida en tiempos en que el presidente Hugo Chávez hablaba de la creación de una empresa energética multinacional, Petrosuramérica. En 2018, el gobierno de Mauricio Macri le retiró la licencia y Petrolera del Cono Sur se disolvió, pero no resulta descabellada la idea de que en el desbande que siguió a la disolución, Vidal se haya hecho con información que después utilizó para acercarse a Guaidó y su grupo, aprovechando también sus vínculos con la clase gobernante paraguaya.
El 8 de marzo de 2014, siendo síndico de la subsidiaria de PDVSA en Argentina, Vidal ya había estado en Asunción. En teoría, llegó a Paraguay en representación de CJ Bunge, que tenía la asesoría legal del grupo inversor encabezado por el empresario colombiano estadounidense Jairo Sánchez, que adquirió en esa ocasión el total del paquete accionario de la emblemática funeraria asuncena San Blas y Portal La Piedad, a la que ya venían inyectando capital hacía un año y que ahora se denomina Organización San Blas.
Se desconoce si en alguna de sus visitas a Paraguay, entre 2013 y 2014, Vidal tomó contacto con las autoridades del gobierno del entonces presidente Horacio Cartes, aunque según versiones el abogado argentino se interiorizó de la situación de la deuda de PETROPAR con la petrolera venezolana, de cuya subsidiaria en Buenos Aires era síndico. Sea como fuere, lo cierto es que la reunión de Villamayor con Troconis no fue la primera cita de alto nivel a la que concurría Vidal en el país.
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