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Política

88 años de Boquerón, madre de batallas en el Chaco

20 días de sangrientos combates fue Boquerón. Foto: Archivo.

20 días de sangrientos combates fue Boquerón. Foto: Archivo.

Este martes se cumplen 88 años de la Batalla de Boquerón, la primera gran batalla de la Guerra del Chaco, que enfrentó a Paraguay y Bolivia entre 1932 y 1935, y que significó una extraordinaria victoria militar, como anímica para un país que todavía no terminaba de recuperarse de la catástrofe del 70, que había minado la moral y la autoestima.

Las tropas bolivianas habían ocupado tres fortines paraguayos al inicio la contienda, y la batalla de Boquerón, que se prolongó unos 20 días, entre el 9 y el 29 de septiembre, significó el inicio de un derrotero militar que llevaría a Paraguay a la victoria tres años más tarde.

Fue una sucesión de sangrientos combates en cañadones secos y polvorientos, donde fácilmente se podía morir por el intenso fuego cruzado, y más fácilmente por la sed. La escasez de agua fue una guerra aparte. Los testimonios sobre la lucha de paraguayos y bolivianos para hacerse con un poco de agua abundan y están recogidos hoy en libros y artículos de ambos países.

La escasez de agua era desesperante para las tropas de ambos países. Foto: Archivo.

El escritor Augusto Roa Bastos y el músico José Asunción Flores, que prestaron servicio como soldados rasos, relataron en su momento lo que significada el agua, y más aún la falta de ella en aquel infierno del Chaco.

“Mi compañero y yo nos retiramos de la línea de fuego para buscar alguna agüita, como decían los bolivianos. Llegamos a un puesto de primeros auxilios, donde nos encontramos con miles de soldados sedientos. La sed enmudeció a los combatientes. No existe la más mínima gana de decir una palabra”, contó Flores, que estuvo en el RI2 al mando del capitán Lorenzo Mendieta, y tenía a su cargo una ametralladora en la primera línea del frente.

Escribe el periodista y escritor Antonio V. Pecci, que Flores “era un músico afianzado como compositor e instrumentista cuando va al frente”; había dado a conocer su primera guarania Jejuí, en 1925, y tenía estrenadas composiciones con grandes poetas, como Félix Fernández y Manuel Ortíz Guerrero.

Roa Bastos, se refiere a esta guerra por el agua en su novela Hijo de Hombre, donde retoma el hilo literario sobre el tema, ya inaugurado por el escritor boliviano Augusto Céspedes, en Sangre de Mestizos.

Visiones

Ayer, la Facultad de Filosofía, de la Universidad Nacional de Asunción, realizó una videoconferencia sobre Boquerón, que contó con la participación del historiador militar paraguayo, general Hugo Mendoza, y su colega boliviano, de la ciudad de Oruro, el abogado Maurice Cazorla Murillo.

El general Mendoza hizo una pormenorizada reconstrucción de los hechos previos a la reconquista del Fortín Boquerón, y el asalto final del 29 de septiembre, resaltando su valor estratégico desde el punto de los objetivos del Mariscal José Félix Estigarribia, que era el río Pilcomayo para apoderarse de las fuentes de agua. Mendoza expuso unos mapas que ofrecieron una cabal idea del espacio en que se libraron los combates decisivos.

El historiador boliviano, el abogado Cazorla Murillo, centró su exposición en lo que llamó “testimonios de humanidad”, de episodios ocurridos en Boquerón, y que dibujan perfectamente los límites éticos de la guerra.

Cazorla Murillo se refirió al episodio vivido por el capitán paraguayo Fernando Velázquez, del Regimiento Curupayty, y el comandante boliviano Tomás Manchego, relatado en el libro del ex combatiente boliviano Alberto Saavedra Peláez, su tío, que murió a los 96 años, en 2008, en la ciudad de Cochabamba.

“Al ver un soldado paraguayo muy mal herido, el comandante Tomás Manchego ordena traerlo, reconoce a Velázquez de un episodio anterior, donde lo había tratado con mucha consideración, y mientras aguarda que lo lleven a la Sanidad de Boquerón, moja la cabeza del soldado enemigo con agua”, relató Cazorla Murillo. Contó que, a su vez, Velázquez despierta y reconoce a Manchego, e intenta entregarle su anillo. “Manchego cae poco después muerto por una explosión de mortero, y al otro día fallece Velázquez; ambos están sepultados en Boquerón”, señaló.

Soldados bolivianos defienden una posición en Boquerón. Foto: Archivo.

Mendoza y Cazorla Murillo coincidieron en destacar el arrojo y la valentía de quienes combatieron por Boquerón, de uno y otro bando, y su estoica lucha contra los elementos de la naturaleza, en una de las regiones más duras e inhóspitas del mundo.

“La valentía de los bolivianos, que defendieron durante veinte días una posición, cuando las fuerzas paraguayas eran abrumadoras; y de los paraguayos, que también a costa de un gran sacrificio de vidas humanas, consiguieron tomar el Fortín”, ilustró.

Señaló que la victoria de Boquerón levantó la moral del país inmerso todavía en la tragedia de la Guerra de 1870. “Nos sentíamos muy inferiores y esto levantó la moral, sobre todo la moral de estos hombres que estaban luchando en el Chaco”, indicó.

Discusión

Cazorla Murillo relató que los combatientes bolivianos “no recibieron buenos tratos a su regreso, fueron vistos como traidores que habían entregado Boquerón”.

El historiador de Oruro, sostiene que los bolivianos nunca se rindieron en Boquerón, que el famoso episodio de los pañuelos blancos en las líneas bolivianas no fue una capitulación, sino un pedido de tregua de tropas exhaustas y sedientas, ya que la fuente de agua más cercana estaba bajo el fuego enemigo. El historiador se apoya en la tesis de su tío, el ex soldado Saavedra, testigo de primera mano de la efeméride.

Más allá, Cazorla Murillo significó las sensibilidades que toca en ambos países la Guerra del Chaco y, especialmente, Boquerón. “Pero, felizmente –dijo-, este tipo de eventos, este intercambio de afirmaciones, nos permite acercarnos desde nuestra propia posición, y reflexionar mejor sobre nuestra historia”.

 

 

1 Comment

1 Comentario

  1. Fabrizio Piragine

    30 de septiembre de 2020 at 17:08

    Seria interesante que realicen en ese espacio, una reserva natural, un parque nacional y reserva de fauna inclusive, como expresion de lo que fue la naturaleza del Chaco paraguayo en su expresion natural pero es importante que sea valorado y cuidado el lugar, buscar algun lugar para alojamiento de turistas y caminos internos para hacer conocer la flora y fauna del lugar.-

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