Colegio Nacional de la Capital y su antiguo esplendor

El Colegio Nacional de la Capital (CNC), hoy conocido como el “Colegio Nacional Gral. Bernardino Caballero”, junto con el Colegio Nacional de Niñas (CNN), fueron dos de las mejores instituciones educativas en décadas pasadas. Formaron a ilustres maestros, políticos, científicos y presidentes de gobierno. Además, estos colegios desempeñaron un papel destacado en los inicios de la guerra del Chaco (1932-1935).

El 23 de octubre de 1931, varios estudiantes de estas instituciones perdieron la vida mientras defendían la soberanía nacional, protegiendo lo que algunos antipatriotas solían llamar el “infierno verde”. En fin, este artículo no tiene la intención de hacer un recuento exhaustivo de la historia de estos colegios, sino más bien resaltar un acontecimiento reciente en dicha institución.

Hoy en día, los jóvenes están inmersos en la tecnología, pertenecen a la generación digital y manejan a la perfección las innovaciones en este ámbito. En este contexto, el sistema educativo debe adaptarse de manera imperante a este nuevo modelo de vida digital que están experimentando. El papel, el lápiz y el borrador convencionales son cosas del pasado, reemplazados por tecnología moderna. En esta constelación, las instituciones educativas de todo el país necesitan modernizar sus instalaciones para hacer frente a los nuevos desafíos de estos tiempos modernos.

Es esencial comprender a la juventud latinoamericana actual. En esta línea, el 21 de septiembre pasado, tuvo lugar un “Diálogo Regional sobre Aprendizaje Innovador en América Latina y El Caribe”, bajo el lema “Jóvenes para la Transformación de la Educación”, organizado por la Unesco.[1]

A modo de resumen, algunos de los temas abordados por los ponentes en ese encuentro juvenil fueron:

• Las realidades y desafíos de cada país.
• La desigualdad socioeconómica.
• El acceso a las herramientas digitales.
• La internacionalización de la educación universitaria.
• El aprendizaje de idiomas.
• La promoción de habilidades blandas.
• Fomentar el espíritu de búsqueda y participación.
• La construcción de una ciudadanía global.
• La preservación del planeta.
• El cuidado de la salud mental de los estudiantes.
• La formación continua de los profesores.

Además de los esenciales temas abordados, conviene citar textualmente los pilares de cambio que proponen los jóvenes latinoamericanos para transformar la educación:

• Calidad y pertinencia: La oferta educativa debe garantizar que los procesos de docencia, investigación y vinculación social alcancen altos estándares de calidad y se adapten a las realidades locales.
• Inclusión y accesibilidad: La educación debe ser accesible para todos, acogiendo y respetando todas las diversidades.
• Internacionalización: Se debe enfatizar la integración de los estudiantes no solo a nivel regional, sino también global.
• Ciudadanía global: La formación debe orientarse hacia la sostenibilidad de la vida y el planeta.
• Tecnología: Se deben realizar esfuerzos para superar la brecha tecnológica regional y modernizar las instalaciones y pedagogías.
• Medio ambiente: La educación debe concienciar sobre la importancia de la participación en la preservación del planeta ante el cambio climático.

El año pasado, el Ministerio de Educación y Cultura (MEC), bajo el mandato del nuevo ministro de Educación, Luis Ramírez, nombró a Horacio Galeano Perrone como director de esta emblemática institución.

No estoy muy seguro de si el señor Galeano Perrone está al tanto de la tecnología educativa aplicada a nivel mundial. Entiendo que el actual ministro está familiarizado con estos temas debido a su experiencia en el sector privado, lo que le brinda una ventaja para alcanzar los objetivos deseados. Sin embargo, tengo dudas sobre si el actual director de este emblemático colegio posee la competencia necesaria para lidiar con esta generación de jóvenes digitales.

Podría especular que, con Galeano Perrone a la cabeza, se tiene la ilusión de recuperar el esplendor de la institución, considerando que pertenece a una generación conservadora y que tal vez pueda transmitir valores de nacionalismo, patriotismo y excelencia educativa a los jóvenes.

El gran desafío para este director, así como para el ministro de Educación, es explicar a los jóvenes la diferencia entre la educación formal y no formal (asistemática), rompiendo paradigmas y mostrándoles la realidad de su entorno. Se le debe explicar al alumno por lo que ocurre afuera, en una sociedad marcada por la miseria y la desigualdad social, sus causas e implicancias. Esto representa un desafío enorme y requerirá un diálogo con todos los segmentos de la sociedad para desarrollar una estrategia educativa que promueva la paz social en el país y, posiblemente, una reforma con ideales ajustados a la nueva visión de la nación.

Los jóvenes comprenden perfectamente la diferencia entre la realidad virtual y la realidad tangible, gracias a sus habilidades con la tecnología digital. Por lo tanto, es esencial reconocer estas nuevas habilidades adquiridas por los jóvenes para aclararles la situación actual del país, ya que lo que se encuentran en los libros, la teoría y los debates filosóficos a menudo distan mucho de la realidad. Este reconocimiento es clave para iniciar un proceso de pacificación armoniosa en el país y, quién sabe, quizás para fundar una Nueva República con ideales ajustados a la visión actual.

Además de los desafíos globales propuestos por la Unesco, a nivel local es fundamental lograr al menos un acercamiento entre la educación formal y la (asistemática) para que los estudiantes puedan comprender la realidad de su país sin hipocresías ni sesgos de odio.

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Fuente consultada:

[1]https://www.iesalc.unesco.org/2023/10/03/juventud-latinoamericana-alza-su-voz-por-la-educacion/