Opinión
Anchuria y Paraguay: paraísos de las bananas
En 1904, William Sydney Porter, más conocido como O. Henry (escritor estadounidense,1862 -1910), publicó el cuento “El Almirante”, en una colección de cuentos titulada “Repollos y reyes” cuya historia se desarrolla en un pueblo ficticio llamado Anchuria, un pequeño país bananero con costa marítima. Según cuenta la historia, el cuento se referiría a Honduras, país donde Porter había residido por un tiempo.
La banana es el elemento esencial para entender la conocida frase “república bananera”, que nace en este interesante cuento de Porter. Entre finales del siglo XIX y XX, empresas estadounidenses iniciaron plantaciones de banana en Centroamérica, este hecho facilitó el desarrollo de los países centroamericanos.
Peyorativamente, la frase “república bananera” se aplica a los países con serios problemas, con instituciones estatales anquilosadas por la corrupción o, por lo menos, aquellas que coquetean con ella en cada gobierno. Además, se refiere a la debilidad en el control del gobierno. Este hecho hace alusión en el cuento a que las empresas extranjeras tenían cierto control en las decisiones internas de la república bananera llamada Anchuria.
Si aplicásemos esta historia al contexto actual del país, podríamos decir que la frase no está muy lejos de la realidad. Sin embargo, en el caso de Paraguay, entiendo que no se visibilizan empresas extranjeras poderosas que pretendan incidir directamente en los destinos económicos y políticos del país, al menos en esta época, que yo sepa. Pero si el amable lector tuviera alguna información al respecto, me lo hace saber, por favor.
Pero hay otros elementos que sí están muy visibilizados, como las declaraciones del embajador de los EE. UU. y sanciones a ciertos referentes de la política del país. Otro factor que emerge es el poder que ostenta el Congreso Nacional en estos momentos en los que se cuecen habas y en la que se intentaría desnaturalizar la función esencial del Congreso, hasta tal punto que no se sabe si el Congreso es parte del ejecutivo o viceversa.
En el principio natural de la conformación de una república deben existir tres poderes independientes, como cualquier escolar de primaria lo sabe, pero en el caso actual del país, estos poderes interactúan entre sí como si fueran buenos amigos, o dan la sensación de pertenecer a un solo componente de poder. A modo de ejemplo para validar esta tesis, se ve al jefe del ejecutivo y a miembros del Congreso en partidos de fútbol y en otras reuniones oficiales, que bajo mi mirada, no son adecuadas. Por otro lado, el poder judicial está, por el momento, fuera del “fubolacho”, en caso de que se dé, ya sería totalmente una republiqueta bananera como Anchuria.
En cuanto a la debilidad del gobierno de Anchuria, se puede relacionar con el gobierno del actual ejecutivo paraguayo, ya que en cada decisión hecha debe retractarse o recular en sus propias decisiones. Las razones no se conocen realmente de por qué el presidente actúa de esa manera, pues después de la reculada se pasea en los medios de cierto holding para desdecirse y ensayar alguna respuesta kafkiana.
En cuanto al descontrol de los órganos de control del Estado, en estos momentos, la situación de la penitenciaría de Tacumbú aparentemente está bajo el control de un grupo criminal. El ministro de justicia trata de explicar a la ciudadanía por qué esta situación estaría fuera del control de las autoridades, pero no convence y enrarece más la situación. Solo se despacha contra el gobierno anterior que, a propósito, también ha tenido sus fallas garrafales.
En el cuento de William Porter me llamó la atención un párrafo que se relaciona de alguna manera cuasi directamente con la situación política que vive el país:
“¡Salarios!”, exclamó el recaudador, con las manos levantadas; “¡Válgame Dios! ¡No he recibido ni un peso de mi propio sueldo en los últimos siete meses! ¿El sueldo de un almirante, preguntas? ¿Quién sabe? ¿Debería ser menos de tres mil pesos? ¡Mira!, pronto verás una revolución en este país. Una señal positiva de ello es cuando el gobierno está constantemente pidiendo, pesos, pesos, pesos y no paga ninguno.” [1]
El Ejecutivo solicitó aumento de sueldo para sus colaboradores y congresistas en varias oportunidades, argumentando que hay un desfase en los salarios de casi 10 años. Pero, por otro lado, el aumento para otros grupos no se ha contemplado, como el grupo de los médicos, por ejemplo. La intendencia de la ciudad de Asunción, poniendo más leña al fuego, solicitó aumento de impuestos a los asuncenos.
No en balde se les tilda de “repúblicas bananeras” a los países débiles, corruptos y desorganizados, y Paraguay no está fuera de esta lacerante y vergonzosa realidad. Es más, según los últimos informes internacionales, Paraguay figura como uno de los países más corruptos en la región y, de yapa, sería uno de los países de tránsito del narcotráfico.
Ante esto, Anchuria, el país de ficción de Porter, se queda al nivel de un poroto.
Correo electrónico: [email protected]
[1] Traducción libre del columnista.
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