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Opinión

Lumpencongreso

Interesante ponencia de la senadora Celeste Amarilla en el pleno del Congreso durante la sesión sobre la amonestación, suspensión u otra posibilidad de castigar al senador Javier Vera, “Chaqueñito”, por denigrar y maltratar a una funcionaria del Congreso. Amarilla, en su alocución, hizo un repaso rápido de las ideas de Karl Marx sobre individuos miserables de poca monta (lumpenproletariado) que forman parte de la constelación política.

Desde todo punto de vista, es saludable escuchar de vez en cuando estas teorías que duermen en los libros de los estantes de las bibliotecas. Marx tiene sus detractores y también fanáticos que aún siguen sus teorías. Pero en cuanto a esta idea del lumpenaje, estoy de acuerdo con su descripción y es muy oportuna la visibilización o revitalización de esta teoría por una referente un poco más racional del actual Congreso de la nación.

Amarilla, en su alocución, subrayó que la ANR ha recogido a todos estos lumpen para engrosar sus filas y de ese modo fortalecerlas. En principio, creo que hay algo de cierto en esto, pues el partido de moda es definitivamente la ANR, que es un depósito de políticos desviados y con fojas oscuras.

Pero no solamente la ANR es responsable de este lumpenaje, sino también el Partido Liberal Auténtico, que tiene políticos de doble filo y dos colores, como esos lápices bicolores (rojo y azul) que en décadas pasadas se usaban en las escuelas. Este hecho está también enraizado dentro del lumpenaje al que está sometida la actual política paraguaya. Estos lumpen se cambian de color las veces que les da la gana y de acuerdo a la dirección del viento. Eso se ve actualmente en las filas de estos dos partidos tradicionales, donde héroes de la oposición se convierten en lumpen del oficialismo, donde uno puede saborear las mieles que da el poder. Así de simple, más claro, agua.

Si hablamos de otros partidos de la raleada oposición, también encontramos lumpen rendidos a esta estructura corrupta que desgraciadamente se ha impregnado en la política paraguaya, y que permanece en contra de la deseada democracia. Es inadmisible que haya desaparecido una fuerza opositora en estos tiempos democráticos. Sin oposición no se pueden frenar las conductas propias del lumpenaje, como lo que aconteció con el senador Vera, que lo único que sabía hacer era vender asaditos.

Una persona que ha denigrado nada menos que a la mujer paraguaya, y especialmente a una mujer de una parcialidad indígena, cuyos miembros por décadas han estado en el ninguneo social de tantos gobiernos que han pasado por esta golpeada república. Ni qué decir en la época dura de nuestra historia, cuando se organizaban safaris para cazarlos. Estos hechos históricos no fueron visibilizados en esa sesión para sancionar al “influencer” devenido en político.

Realmente, dejar sin sanción a este personaje vendedor de asaditos es repugnante y causa escozor a cualquier individuo de bien que quiere y grita por todos los costados una mejor calidad de vida. Me pregunto todos los días de mi quizás ya corta existencia en esta tierra: ¿Cuándo tendremos una verdadera república? ¿Cuándo podremos disfrutar del sacrificio de los héroes de la Guerra Grande, de los héroes de la Guerra del Chaco y de los últimos héroes que dieron sus vidas en los recientes acontecimientos violentos del país? Porque hasta ahora no se ha visto nada de progreso, todo lo contrario: una educación que no brilla, un sistema de transporte calamitoso, una salud que solo depende de Dios y la Virgen, y una seguridad que aniquila a cualquier bicho que camina.

Congresistas débiles, inútiles y amorales que no pueden discernir solos, quizás porque sus conciencias están sucias y les impiden actuar como buenos ciudadanos con el fin de desarrollar este país.

Es una decepción que las herramientas constitucionales que tienen los congresistas para reconstruir este Estado no las puedan ocupar racionalmente, sino solo por fanatismos del color o quizás solo para enviar un mensaje al pueblo para demostrar quién tiene el poder.

Estoy en consonancia con la ponencia de la senadora Celeste Amarilla en utilizar la teoría del lumpenproletariado de Marx para describir la situación actual del Congreso. Lo que se olvidó es de incluir también a su partido en esta interesante analogía.

Correo electrónico: [email protected]

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