Opinión
Observaciones empíricas validan un gobierno débil
El método científico nos enseña que los experimentos deben ser replicados varias veces para validar su significancia, para luego concluir que el hallazgo es válido y con pocos márgenes de error. Esto se ha visto en estos conflictivos meses del gobierno de Santiago Peña, quien se vendió en la campaña presidencial como el más capaz y con una increíble experiencia en el manejo de las finanzas del país, pero al final resultó ser un bluff más de la mal llamada democracia en el país.
La validación de que el gobierno de Peña es un bluff la dieron los estudiantes universitarios que, con un lenguaje claro y directo, le han manifestado que están en contra de cualquier mentira, manipulación y otras argucias que el gobierno ha ensayado para convencer a los estudiantes de que el Arancel Cero está blindado por la famosa fuente 10.
Los estudiantes no tienen confianza en el actual gobierno de Santiago Peña, y se infiere que tampoco creen que sea él quien gobierna el país, pues cuando las papas queman, el señor se manda mudar a cualquier parte con la excusa de representar al país en cualquier evento sin mucha pertinencia ni importancia para el desarrollo del país. Claro, el gobierno argumenta para atraer inversionistas, pero ¿quién sería el ingenuo que arriesgaría su capital en un país en el que no existe actualmente seguridad jurídica?
Las recurrentes reculadas y los viajes realizados al exterior por el number one son factores de validación de la ineficacia en la gestión del presidente. Desde el inicio de su mandato se ha contradicho en varias oportunidades, dejando en posición adelantada al pueblo. Con mentiras no se puede gobernar, ni tampoco tendrá paz si sigue con este libreto, que quizás no es él quien lo escribe.
Otro factor de validación de la debilidad de este gobierno es la injerencia del Congreso ante decisiones que deben ser exclusivas del ejecutivo; parecería ser que el Congreso le dicta el rumbo a seguir, pues como tienen a la aplanadora a su favor, estos señores hacen y deshacen a gusto y paladar los designios de la nación. El presidente solo asiente y acepta cualquier vyrorei que sale del Congreso. En resumidas cuentas, el presidente no tiene agallas ni coraje para enfrentarse al Congreso y ni siquiera asumir posturas propias que beneficien al pueblo.
El factor que valida, aún más, este frágil gobierno son las recurrentes reuniones del famoso Comando Nacional. En primera instancia, se reunían en el domicilio del actual presidente de la ANR, pero gracias a los medios de comunicación que le dieron un tirón de orejas al presidente, estas reuniones se celebran actualmente en Mburuvicha Róga.
Algunos miembros de este Comando Nacional dan a entender que alguien con más poder dentro de ese grupo podría ser el verdadero articulador de las decisiones estatales. Bajo todo punto de vista, esta situación es grave para el Estado de derecho en el país. No sé si mi memoria me falla, pero entiendo que es la primera vez que un grupo político tiene tanto poder en el gobierno de turno.
Esto no se ha visto durante el gobierno de Mario Abdo Benítez quien, por lo menos, trataba de tener una agenda propia y trataba de llevar adelante el gobierno sin la presión de referentes del partido oficialista. Cuestión que ocurre actualmente y que el presidente no se da por enterado o no le da la energía necesaria para salirse de su estado de confort, con tal que no le quiten el privilegio de viajar y pasearse con sus amiguitos a costa del sacrificio del pueblo.
Los párrafos arriba mencionados no son realmente elucubraciones mías, sino que están sustentados por el empirismo, sistema filosófico desarrollado en el siglo XVIII. Los empíricos más destacables fueron Locke, Hume, Berkeley, estos ilustres pensadores de esa época sostenían que solo la experiencia sensible es la única fuente de conocimiento para el ser humano, en resumidas cuentas, esto hoy en día se conoce como la filosofía de la ciencia.
Pero ¿cómo se puede entender esto? Muy simple, pues todo lo que no se puede percibir por los sentidos debe ponerse en duda automáticamente. Y mejor dicho, lo que se valida y se convierte en ley. Desde el punto de vista del método científico, los hechos o acontecimientos observados deben adecuarse a la ley, y por efecto de replicación es posible predecir posibles resultados similares o iguales a los eventos observados.
Justamente, los eventos, acciones, actitudes, gestiones son los fenómenos observables en el actual gobierno de Peña, es decir, ya sigue un patrón que predice el final. El escenario solo cambiaría si el actual presidente toma las riendas del gobierno, y como dijo una estudiante en estos días de manifestación, en una inocente, pero contundente frase: “que el presidente deje de ser Pinocho”.
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