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Opinión

Gobierno improvisado genera descontento social

Este país no tiene paz. Se creyó que con la asunción de Santiago Peña, quien se promocionó como el más capaz para sacar adelante a Paraguay, se atraería la inversión extranjera, se reduciría la inflación y aumentaría el poder adquisitivo de los ciudadanos, entre otras promesas dignas de un verdadero milagro.

También el ahora presidente ha estado presumiendo cada segundo su pasado como presidente del Banco Central del Paraguay y ministro de Hacienda en gobiernos anteriores. Lamentablemente, todo esto ha resultado ser una pantalla, es decir, para expresarlo de manera más elegante, un bluff, una auténtica farsa y engaño para los electores que confiaron una vez más en el “glorioso” Partido Colorado que hoy está sometiendo a la población.

Desde que asumió se la pasa viajando a cualquier país del mundo con el cuento de traer inversiones y fortalecer los lazos bilaterales; hasta ahora no se ha visto absolutamente nada del resultado de estos viajes y de esos contactos de alto vuelo. Lo que sí se ha visibilizado, y la sociedad ya se ha dado cuenta, y espero que por fin se haya despertado del letargo de varias décadas, es que este presidente realmente no gobierna, sino un grupo que ha cooptado los poderes del Estado, y actualmente representado a cara descubierta como el Comando Nacional, cuyos integrantes se reúnen en el domicilio privado del presidente de la ANR o en Mburuvicha Róga.

Estos “héroes”, alegremente, se burlan del pueblo, diciendo que ellos son los verdaderos mesías que sacarán al pueblo de la miseria, pero la realidad es otra, solo los allegados del Comando Nacional o del ya resistido movimiento colorado Honor Colorado pueden disfrutar de los beneficios que proporciona el poder actual.

Pero la esperanza es lo último que se pierde, y esa bella esperanza se refleja hoy en día en los tiernos y valientes jóvenes secundarios que en los últimos días han elevado su voz de protesta hacia la precaria gestión del Ministerio de Educación y otros ministerios que aún no articulan los mecanismos para que la educación del país salga del fango.

Me ha sorprendido mucho la valentía de esos jóvenes con una comunicación frontal, clara y concisa como explicaron su descontento hacia el actual programa de Hambre Cero que promociona el gobierno, pues según los valientes estudiantes, huele a otra estrategia de saqueo por parte de los actuales “héroes” que llevan adelante este programa.

En pleno siglo XXI y en la era de la digitalización y la globalización, aún se encuentran escuelas con letrinas, instalaciones sin luz eléctrica, sin infraestructura básica para que los niños y jóvenes puedan formarse y desarrollar el país. Es realmente denigrante ver las imágenes que pasan por los medios de prensa y en las redes sociales, mostrando la situación de los alumnos de una escuela de Pedro Juan Caballero.

¿Merecen este trato denigrante estos jóvenes, quienes son el presente y el futuro de la patria? ¡Por supuesto que no, y bajo ningún sentido! Es un contrasentido que un país con tres represas hidroeléctricas, con recursos naturales por explorar y explotar, no pueda brindar los recursos básicos a su población. Me pregunto si el presidente más capaz no lee las informaciones que circulan en las redes sociales o en los medios de comunicación, fuera de los medios que responden a su mentor.

La sociedad y el cuerpo diplomático ya han señalado con el dedo a este presidente maniatado por fuerzas externas que poco a poco se están visibilizando con nombre y apellido, y que ya tienen marcada la frente por actos de deshonra a su propio pueblo.

Denigrar y menospreciar a estos jóvenes que quieren salir adelante es apagar la llama de luz y esperanza que aún puede resplandecer en los corazones de estos valientes jóvenes.

Este presidente no representa al grueso de la población paraguaya, solo a una minoría, según los últimos resultados de las elecciones generales, además de tener vicios en el proceso electoral que aún no se han aclarado por completo.

Este joven presidente, quizás obnubilado por el poder y por las voces que escucha diariamente, debe sacudirse de toda esa maraña con tufo torcido que no beneficia al desarrollo del país, sino que fortalece y empodera a individuos que van en contra del pueblo mismo.

Insto al presidente de todos los paraguayos a marcar una línea propia de gobierno y desmarcarse de ese grupo llamado Comando Nacional, pues este es el grupo que lleva a la deriva la gobernabilidad de la nación. Lo que digo no es nuevo ni de otro planeta, es recurrente y se ha experimentado en casi todos los gobiernos de transición hacia la verdadera democracia.

Santiago, “Corazón de melón”, como te dice un conocido comunicador, está en tus manos, alejarte de grupos perversos, y si no, es de valientes alejarse y dejar la nación en manos de quienes realmente aman a su pueblo.

Correo electrónico: [email protected]

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