Opinión
Hambre cero
Con bombos, fanfarrias y platillos se ha lanzado el programa Hambre Cero en estos días. Según se pudo apreciar en los medios de prensa, se vio un buen grupo de políticos de distintas organizaciones que apoyan este loable y esencial programa, estos aplaudían como focas y se codeaban con el “más capaz”. Este tipo de presentaciones de programas, que intrínsecamente corresponden a las responsabilidades del Gobierno, solo ralentizan el desarrollo normal de actividades del país, pues se distrae la atención de aquellos que diariamente deben ganarse el pan de cada día, justamente para que sus hijos no pasen hambre; cualquier mendrugo de pan es válido para que el estómago no esté vacío en estos días.
Los políticos que se vieron afectados por este programa, pues la administración de este esencial fondo pasará a una nueva institución, que de ahora en adelante se llamará Fondo Nacional para la Alimentación Escolar (Fonae), armaron una batalla de lamentos de todos los colores hasta que los responsables de este programa convocaron una reunión de prensa para explicar fehacientemente en qué consiste el proyecto.
Por su parte, la vocera oficial del gobierno también explicó los alcances del programa, y la jefa de gabinete civil, Lea Giménez, también dio su versión del programa. Paralelamente, los miembros propulsores de este programa manifestaron sus respectivas interpretaciones del programa. El ministro de Educación y Ciencias, por su parte, informó que el programa se implementará gradualmente. En fin, toda la parafernalia informativa para que la sociedad esté más que enterada de cómo funciona el programa Hambre Cero, y que realmente corresponde al objetivo No. 2 de la Agenda 2030.
En cuanto a la esencial información que el pueblo debe comprender y entender es que alrededor de 1.300.000 estudiantes tendrán la garantía de recibir un alimento nutritivo durante su permanencia en la escuela. Lo recurrente de todo esto es que nuevamente el Gobierno debe aclarar algunas cuestiones del programa que no estaban tan bien claras y que luego volvieron a aclarar, tales como el apoyo a la investigación, entre otras.
Lo que esta parafernalia trajo a la luz es cómo los gobernadores e intendentes de gobiernos pasados han usufructuado estos fondos, qué hicieron con ellos, qué proyectos han alcanzado, quiénes fueron los beneficiados, qué mejoría se puede visibilizar en las zonas de asistencia, entre otros aspectos. En fin, hay un tendal de interrogantes que llevará su tiempo poder responderlas. Lo que sí es grave es que los antiguos administradores de esos fondos siguen campantes y se ufanan de moralistas ante el descalabro del uso de esos fondos.
Así como se ha montado todo un sistema para aclarar cuestiones de forma y fondo, concebir un programa que supuestamente será mejor que el anterior, explicar que no es una cuestión política de castigo a ciertos partidos políticos y que se eliminará el hambre, pues Hambre Cero implicaría eso, si no sería puro populismo de alto nivel. Entonces, ¿por qué no se aplica la misma metodología para concebir programas o planes nacionales como: Nepotismo Cero, Corrupción Cero, Cárcel para los Corruptos, Enfermedad Cero, Inseguridad Cero, Tolerancia Cero a los Corruptos que tocan la plata del pueblo, y un largo etcétera?
Pero no, estos temas tabú no están en el plan nacional de reforma del Estado como lo está intentando el ‘más capaz’ que, al parecer, quiere hacer bien las cosas, pero lo que la población infiere es que está atado a ciertas fuerzas extrañas que le impiden ser el estadista que ha prometido al pueblo durante su campaña electoral. Es lamentable realmente que los miembros de su primer anillo no le hablen suave al oído para decirle que él mismo debe gobernar y ser consecuente con sus decisiones, y no recular cada vez que lanza un plan, una idea, un programa, etc.
De ninguna manera, una persona de bien estaría en contra de mejorar la calidad de vida de la población, pero que sea con programas reales, racionales y bien estudiados para que no caigan solos en meras propagandas políticas que solo beneficiarán a unos cuantos, me refiero a los que se beneficiarán de los jugosos contratos para proveer, en este caso, el almuerzo, merienda y quizás cena escolar; no sé si aún existen las escuelas nocturnas.
Insisto siempre en la misma verdad que acongoja a la población: después de haber transcurrido 35 años de la apertura democrática, siguen los vicios, siguen los despilfarros, sigue un modelo político prebendario, dañino, soez y solo aquellos que logran meterse en el anillo mágico del poder pueden, definitivamente, estar mejor.
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