Opinión
El Congreso convertido en un circo
El nuevo periodo legislativo está cobrando fuerza de manera gradual, y los representantes se están reorganizando de acuerdo a los intereses de las diferentes bancadas. Estos movimientos y cambios de figuras en los grupos ponen de manifiesto que este periodo parlamentario se mueve más en función de intereses políticos que en los verdaderos asuntos que afectan a la población, que ha sido postergada por mucho tiempo.
En este contexto, es esencial comprender el mensaje que estos representantes del pueblo envían a la sociedad con sus intervenciones diarias, que suelen ser banales, contradictorias y populistas. Para describir adecuadamente este Congreso, no encontraríamos suficientes adjetivos. Estos representantes pasan gran parte de su tiempo debatiendo temas irrelevantes, como el agotador y sesgado tema de la igualdad de género y la homosexualidad, entre otros.
Lo que ha molestado a muchos y que no debe ser tomado a la ligera, por el tenor del tema: un joven parlamentario afirmó no tener inconvenientes en ir a la guerra para defender a su patria. Aunque es interesante debatir sobre la seguridad nacional, es importante recordar que estamos muy lejos de involucrarnos en un conflicto bélico, al menos que se presente una eventualidad, que lo veo poco probable. Además, nuestra Constitución Nacional es clara al respecto, ya que Paraguay renuncia a la guerra, aunque respalda el principio de la legítima defensa (art. 144).
Este tipo de declaraciones por parte de un representante del pueblo debe ser tomado con cuidado y seriedad, y no subestimado. Los representantes de este Congreso, que se ha convertido en un circo popular, deben ajustar su enfoque a los asuntos que realmente importan al pueblo paraguayo.
Desde mi perspectiva, las tonterías y barbaridades que escuchamos a diario de los congresistas son inadmisibles para una sociedad que anhela una mejor calidad de vida y un funcionamiento efectivo de las instituciones en beneficio del desarrollo del pueblo.
Otro punto que llama la atención es la presencia constante del presidente del Congreso en eventos organizados por el Ejecutivo u otras dependencias gubernamentales. ¿Cuál es el propósito detrás de estas apariciones recurrentes? Quizás algún lector pueda proporcionar información para entender estas frecuentes intervenciones de este congresista convertido en filósofo político, según sus últimas declaraciones públicas.
En esta misma línea, el latín está de moda gracias a una senadora que ha revitalizado una famosa frase latina: “per saecula saeculorum”. Lamentablemente, quizás la hipercorrección lingüística parece haberla traicionado, ya que optimizó la clásica locución mencionada como “sécula seculom”, lo que se volvió rápidamente viral en las redes sociales. No quiero ser antipático ni maleducado, pero si Freud estuviera vivo y analizara esta frase, podría encontrar una conexión entre la frase y la experiencia pasada de la senadora como bailarina. Algunos internautas la asociaron con un baile frenético con poses muy sensibles.
Otro tema debatido en este recinto es la historia del país. Algunos expertos en la historia nacional hacen declaraciones apasionadas sobre eventos históricos, pero luego surgen otros historiadores fuera del Congreso que refutan las afirmaciones de los congresistas historiadores, lo cual es preocupante, ya que confunde a la ciudadanía la veracidad de los datos históricos, especialmente en un momento en que la educación formal en el país está en crisis.
Sin menospreciar la capacidad de aquellos que buscan educar a la sociedad sobre la historia del país, es importante que los congresistas se centren en sus deberes legislativos, ya que no es necesario crear nuevas leyes, sino implementar las existentes.
Para concluir esta descripción de lo que actualmente se observa en el Congreso, es lamentable que sus honorables miembros solo sesionen una vez a la semana y de forma simultánea, posiblemente para evitar que se filtren las decisiones irracionales que toman en este recinto.
Este Congreso, en poco tiempo, ha decepcionado a la sociedad con sus arrogantes intervenciones, ataques personales y discusiones sin sentido sobre la ya desgastada temática de la ideología de género, a pesar de estar claramente definida en la Constitución Nacional.
El tiempo avanza y nuestras vidas se escurren. Hago un llamado a estos congresistas para que tomen en serio sus responsabilidades y se adhieran estrictamente a las funciones que les confiere la Constitución Nacional.
A la gente común no le interesan sus opiniones personales, sino lo que beneficie al interés general de la nación.
Correo electrónico: [email protected] (se mantiene igual).
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