Opinión
La nación no puede estar subyugada por una sola persona
El Congreso aún no está establecido totalmente para arrancar con energías este nuevo periodo ya iniciado, y han surgido algunas bravuconadas como las expresadas por el diputado cartista Yamil Esgaib. Querido lector, no se confunda, no se trata Yamil Nal, sino de un diputado muy parecido a una caricatura de televisión. Este diputado expresó con vehemencia: “Nosotros somos el poder electo por el pueblo, el fiscal se va cuando nosotros queremos”.
La contundente reacción de este diputado surge en respuesta a la persecución que sufriría el expresidente de la República y actual presidente de la ANR, quien a través de su apoderado, el abogado Pedro Ovelar, presentó oficialmente una denuncia ante el Ministerio Público. Además, en su discurso, ha acusado directamente al presidente de la república, Mario Abdo Benítez, de ser el “jefe de la gavilla” en dicha persecución.
La pelota tata está ahora en manos del fiscal general del Estado, quien rápidamente manifestó que la Fiscalía posee información proveniente de los EE. UU. que debe ser procesada. Con esto, la arremetida del líder de los cartistas se ha diluido lentamente. Para fortalecer la postura del MP, el fiscal ha llamado a una conferencia de prensa.
Es realmente lamentable que el nuevo período legislativo inicie con amenazas de juicio político. Debemos recordar que en el período anterior también hubo una seguidilla de pedidos de juicio político a la exfiscala Sandra Quiñónez, pero sin éxito, quizás debido al vínculo que la exfiscala habría tenido con el expresidente.
En el caso del actual fiscal, la situación es un poco distinta: 1) el fiscal aún no ha comenzado realmente a poner en orden la casa, si bien sus primeras intervenciones fueron a favor de la ciudadanía, aún no ha tocado ni investigado casos emblemáticos, 2) este señor no tendría cierta afinidad hacia el expresidente, no sería de su equipo, 3) según analistas, tendría el apoyo del gobierno de los EE.UU. Esta teoría se ha reforzado con las visitas del embajador de ese país al MP.
Esta mala onda que ha generado la denuncia formal del expresidente al MP apaga en cierta manera los innumerables casos que deben ser resueltos lo antes posible en beneficio de la ciudadanía. Podemos citar algunos casos preocupantes: 1) el peaje impuesto por Argentina para el usufructo de la hidrovía, 2) capturar al escurridizo uruguayo Marset, quien estaría involucrado en casos relacionados con el narcotráfico, 3) la derogación o no del convenio entre la Unión Europea y el MEC, nuevamente dependemos de la limosna para nuestra educación, 4) se viene la revisión del tratado de Itaipú, y aún no hay novedades sobre los miembros del equipo negociador, 5) Hernán Rivas sigue como miembro de la JEM, aunque fue destituido de la presidencia, aún no convence a la ciudadanía. En fin, hay tantos temas que tratar y en los que ocuparse como para gastar tanta energía en un problema de una sola persona que, al final de cuentas, está ralentizando y envolviendo con una capa tóxica al próximo gobierno que asumirá el 15 de agosto.
El gran filósofo francés, René Descartes, había sentenciado que ante un determinado caos o problema complejo, se debería empezar por el problema más simple y sencillo para disipar el caos en cualquier organización. Entiendo que esto es lo que debería hacerse en estos momentos. Tanto el Congreso como el nuevo gobierno que se inicia brevemente deberían detectar los problemas de fácil solución y dejar los más complejos para más adelante, cuando ya exista una suerte de luz en el camino.
Amenazar con juicio político definitivamente no es el camino. No hay argumentos ni situaciones que ameriten arrastrar al Congreso y a la ciudadanía misma a una confrontación innecesaria. A pesar de que el gobierno colorado tiene mayoría para articular a gusto y paladar el Congreso, en democracia también la minoría y los menos favorecidos tienen voto.
La sociedad debe estar atenta cada minuto a partir del 15 de agosto, actuando como contrapeso del nuevo gobierno que inicia. Aunque no tan nuevo, ya que la mayoría de los ministros nombrados hasta ahora ya han estado en el gobierno del expresidente Cartes. En este contexto, no hay muchas novedades, ya que se conoce el know-how de ese gobierno.
Esperemos que las aguas se calmen y que se inicie un proceso de reordenamiento de la nación, en todos sus aspectos. Insisto en esto: la nación no puede estar subyugada por una sola persona.
*Correo electrónico: [email protected]
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