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Opinión

Bicisendas en la ciudad de la furia

POR Martín Ramírez Machuca
Dr. en Lingüística, Lenguas, Filosofía, Educación y Didáctica. Universidad de Kiel, Alemania.

Cuando me tocó estudiar Psicología Social en la Universidad de Hiroshima, Japón, hace unos buenos años, para trasladarme desde el centro de la ciudad hasta el campus de la universidad debía usar indefectiblemente una bicicleta, no precisamente por el sentido de cuidar el medio ambiente, sino por el costo del pasaje que implicaba el traslado de un par de kilómetros.

Lo interesante de esta breve anécdota es que tanto en verano como en el crudo invierno de Japón utilizaba el mismo transporte, es decir, la bicicleta, por supuesto en verano era una alegría y maravilla poder pedalear disfrutando la fresca brisa y el rico sol que dejaba sus huellas de bronceado en la piel.

La dificultad y la tortura era en el invierno, pues debía esforzarme al máximo en pedalear sobre la nieve o el duro hielo congelado en las frías calles y, por otro lado, cuidar que mis manos no se me congelaran para no pescar una neumonía. Con el correr del tiempo, mi cuerpo se ha adaptado a las inclemencias del tiempo y logré zafar ese obstáculo de la naturaleza.

Asunción se está modernizando lentamente, y uno de esos elementos de modernización tiene que ver con la bicicleta. Se han inaugurado en varios tramos en la ciudad la famosa bicisenda, que, bajo mi mirada, es un aliciente para los que trabajan y viven en los alrededores de la ciudad, pero no pretendamos crear una ciudad de 15 minutos, aunque la articulación de la bicisenda es un indicio de que las ciudades debe modernizarse a como diese lugar.

He leído quejas, denuncias, incluso un comunicador bastante visbilizado en los medios ha levantado la voz hacia tamaña decisión de construir las bicisendas. Muchos aludían a que el factor calor, por la alta temperatura en verano, no ayudaba a acompañar el usufructo de bicicletas en la ciudad o en su defecto para el traslado desde ciudades aledañas.

Estoy totalmente de acuerdo en que nuestra temperatura no ayuda directamente al  pedaleo, pero si nos referimos nuevamemte a la anécdota del primer párrafo, el cuerpo se adapta, sea 40 grados o 10 grados bajo cero, el problema, según entiendo, es la negación de dejar esa zona de confort en la que actualmente estamos viviendo. La ciudad está saturada de vehículos, muchos de ellos no son de la capital, sino de ciudades aledañas cuyos propietarios trabajan en la capital.

El boom de los autos “chileré” y las miles de posibilidades de adquirir un automóvil hoy en día facilitan la obtención de un móvil propio, pues con un millón de guaraníes mensuales ya se puede adquirir incluso un cero km. Esta posibilidad de adquirir vehículos ha generado confort a muchos ciudadanos que quieren evitar el tortuoso sistema de transporte que actualmente tiene el país.

Estoy totalmente de acuerdo con que primero se debió haber planificado mejor las direcciones de las calles: en calles de doble sentido con bicisenda y estacionamiento es un poco dificultoso, especialmente en horas pico y en horas de entrada y salida de los chicos de los colegios. Se visibiliza aquí nuevamente la importancia de la planificación de la ciudad para proveer una adecuada infraestructura de transporte a la ciudad.

Es del conocimiento de todos que nuestro sistema de transporte público es obsoleto, está saturado, las unidades de transporte no son adecuadas para un traslado cómodo y seguro para la ciudadanía.

La iniciativa de un concejal de la Municipalidad de Asunción, Pablo Callizo, quien está al frente de la Comisión de Transporte de la Junta Municipal, con su juventud e ideales frescos y con una mirada hacia la modernización de la ciudad, es un plus para la ciudad. Más allá de su ideología política, entiendo que se lo debe apoyar y no tirale dardos o ponerle palos a la rueda, como estamos acostumbrados cuando algo nuevo se intenta implementar. Se sabe, se entiende, y no se puede comparar con países europeos en donde la bicicleta es actualmente el medio de transporte ideal para el traslado dentro de la ciudad o desde ciudades aledañas.

Para aquellos castrantes referentes de los medios y de la política que están en contra de la bicisenda, les cuento otro breve relato: un colega que vivía en Limpio se trasladaba hasta Asunción en bicicleta, en un tiempo en que nadie tenía la idea de lo que es una bicisenda ni que la bicicleta fuera considerada un medio de transporte útil, incluso ni en Europa estaba extendida esta idea del transporte en bicicleta. Este colega, feliz de la vida con su bicicleta, no dependía de huelgas, ni de transporte obsoleto ni del caótico tránsito y, para terminar, en la ciudad de Pilar, la bicicleta es aún el medio de transporte ideal en la ciudad.

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