Opinión
La gente eligió lo turbio
El pasado domingo 18 de diciembre se llevaron a cabo las elecciones internas de la ANR y de la Concertación, las dos fuerzas políticas del momento, que lucharán por llegar al poder en el 2023. De acuerdo a los distintos medios, fue una fiesta normal en “líneas generales”, con algunas escaramuzas que, para este tipo de elecciones, son “normales”: desde golpes hasta aparentes violaciones al Código Electoral. Lo que llamó la atención era el tiempo que cada elector demoraba para sufragar, pues el sistema de la urnas electrónicas, con una voluminosa lista para elegir, generaba una extraña lentitud. Entiendo que no hubo mucho tiempo para el adiestramiento en el uso correcto de las urnas, y este hecho habría desembocado en la lentitud y las largas colas en cada mesa de votación.
También se reportó que algunas personas mayores y con cierta discapacidad fueron “ayudadas” por otras personas de su entorno familiar, con el fin de cumplir adecuadamente con el sufragio. “La empatía por sobre todas las cosas”, se oyó decir a algún acólito de algún partido político, a pesar de considerarse delito electoral: todo suma para ganar un voto para el “correlí” candidato.
Es interesante siempre comparar cada periodo de elección, analizar los distintos candidatos que se presentan, tanto dentro del partido oficialista como dentro de la oposición. El sistema sigue intacto: arreo, venta de cédulas, inducción al voto, amenazas, golpes, largas filas, boca de urna casi pegada a los lugares de votación y otras perlas.
En cuanto a las “nuevas” caras, sigue el continuum. No hay nuevos valores en los que el paraguayo de a pie y sacrificado podría confiar para el próximo periodo presidencial: los mismos de siempre, los mismos que prometen a bocajarro que “estaremos mejor” u otro eslogan populista que ayude a atrapar votos de los inocentes, o de los que apuestan a rumbos torcidos. Esto se visibiliza actualmente. El “significativamente corrupto” llegó a la presidencia de la ANR y el buen alumno, “Saltamontes” Peña, logró ganar la candidatura oficial para la presidencia de la República por la ANR de cara a las generales. Dejó atrás al candidato del movimiento oficialista que tenía en sus manos la “bendición” de Dios para lograr la candidatura.
Me preocupa y me decepciona que la sociedad aún no ha aprendido a votar (elegir). Es incomprensible que una persona pueda votar a los mismos personajes de siempre, personajes que no han hecho absolutamente nada para mejorar la calidad de vida de todos los paraguayos, y ya van 10 años de la esperanza para el repunte de la nación.
Se vienen otros cinco años de sufrimiento, atraso, endeudamiento y de segmentar a la sociedad en dos niveles: pobres y ricos, ¡que se jodan los pobres! (y son los que realmente inclinan la balanza en las elecciones). En caso de que el grupo corporativo llegue al poder, este grupúsculo golpeará con más fuerza a la clase olvidadad del país. Definitivamente, ellos estarán mejor, no los hambrientos que viajan colgados de los colectivos para llegar a sus puestos de trabajo o a sus hogares.
Es una pena, era el momento de reivindicar a la ANR, momento de limpiar su patio que actualemnte está con una alfombra de hojarascas podridas. Lastimosamente hay que seguir remando para ir depurando este tradicional partido.
Se podría inferir que con este resultado, la gente prefiere lo torcido, el pokarê, lo turbio, lo ilegal, la baja calaña, el manoseo, entre otros, y creo que el amable lector podría ayudarme a aumentar esta lista.
Este nuevo escenario da pie para que el candidato de la Concertación inicie una campaña agresiva contra la ANR para llevarla a la llanura. ¿Quién será esta vez el mariscal de la derrota, en caso que esto sucediera? Y los culpables serán los electores que depositaron sus votos a un grupo oscuro, peligroso y que nada bueno desea para la nación. No vengan después a llorar porque será tarde, quizás. Aunque no le vendría nada mal a la ANR experimentar la llanura, mirar desde afuera y darse cuenta de que ha perdido una oportunidad para reencauzarse como institución partidaria.
Dentro de la Concertación era evidente que el candidato del PLRA ganaría la internas, un partido tradicional con una estructura ya establecida y formada, mientras que los otros valientes grupos de outsiders y caras bonitas fueron ninguneados de la contienda electoral. Esta Concertación solo ganará si logra un acuerdo de unión con todos los partidos de la oposición, pues deberá competir con el resultado del “abrazo republicano” que se viene muy pronto, según las experiencias pasadas. Vuelve “todos somos uno”. Este folclórico abrazo compactará y aumentará las chances de ganar al grupo de amiguetes que aspira llegar al sillón presidencial.
Volverá el fatídico bipartidismo con todo en las siguientes elecciones generales del 2023. Los colores, el trapo, serán como un clásico, Cerro vs. Olimpia, azul vs. colorado.
Es una pena cómo estos partidos que representan al pueblo paraguayo se han corroído por la corrupción, soberbia y egoísmo de sus referentes principales.
Los que están fuera de esta pelea de “cuatro pelagatos”, como había señalado el expresidente de la República y ahora presidente de la ANR, podrían dar alguna sorpresa, pero lo veo muy difícil.
Entre el “Gallo Paloma” y “Tú no has ganado nada” no hay mucho que analizar, por lo menos en estos momentos.
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