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Opinión

El cooperativismo cooptado

POR Por Martín Ramírez Machuca
Dr. en Lingüística, Lenguas, Filosofía, Educación y Didáctica. Universidad de Kiel, Alemania.

La idea del cooperativismo ya los guaraníes la tenían, luego esta interesante idea fue evolucionando con el correr del tiempo gracias a los inmigrantes extranjeros que llegaban al país con el mismo concepto. Se sabe que los jesuitas ya trabajaban con la idea del cooperativismo con las prácticas de “mingas”; quizás esa etapa de nuestra historia sea el inicio del cooperativismo en el Paraguay. Se puede desempolvar que en la ciudad de Rochadle, Inglaterra, en 1844, fue creada la primera cooperativa para la defensa de personas vulnerables o de escasos recursos.

En el año 1927, los inmigrantes del grupo religioso menonita que poblaron el Chaco iniciaron el cooperativismo que funciona hasta hoy en día; se podría decir que el modelo cooperativista de estos inmigrantes menonitas es el mejor actualmente en el país.

En la década de los ‘40 se crea  una cooperativa en  en la ciudad de Villarrica con el nombre de Agro Industrial Limitada del Paraguay. El objetivo principal de esa cooperativa era potenciar y fortalecer la producción agropecuaria. Esta cooperativa dio pie a la creación de una ley regulatoria de dicha actividad,

Desde el año 1871, después de los trabajos en mingas con los jesuitas, hasta nuestros días, el modelo cooperativista se ha fortalecido y optimizado hasta llegar a ser uno de los pilares de desarrollo del país, tanto para los productores, formación del PIB, sostén económico a la población y a la economía misma del país.

Personalmente, en la década de los ’80, tuve el honor de ser socio fundador de una cooperativa, hoy día, una de las más importantes en ese rubro: la cooperativa de ahorro y crédito; un modelo bastante interesante, pues implica el ahorro de  un porcentaje del préstamo y, además, actúa como una didáctica social, en el sentido de adquirir responsabilidad financiera y el control de los recursos económicos del individuo.

Recuerdo que mi primer préstamo fue para comprar  un ropero de madera de buena calidad, tiempos idos en el pasado, pero la energía positiva que generaba recibir un préstamo era muy grande, pues la responsabilidad que implicaba obtener un crédito, pagar las cuotitas, de acuerdo al sueldo percibido, además de eso, un ahorro que  permitía aumentar el capital, para así obtener préstamos de mayor volumen en próximas solicitudes.

Hoy en día, el cooperativismo, entiendo, sigue saludable en líneas generales, pero lamentablemente en los últimos años este modelo social cooperativista muy saludable se ha encontrado con barreras legales y con controles más exhaustivos por parte de las autoridades reguladoras del control económico del país. Aparecieron también las financieras que, en cierta forma, hasta nuestros días, generan una lucha para atrapar clientes, ofreciendo así ambas instituciones tentadoras condiciones.

Lo noble de esta institución se ha manchado, mancillado en estos últimos tiempos y  actualmente está en peligro su salud, pues de acuerdo a las informaciones que se han hecho públicas, el diputado Basilio “Bachi” Núñez ha obtenido un sideral préstamo de la cooperativa San Cristóbal y, según las noticias, este “honorable” señor no habría pagado ninguna cuota del préstamo.

De acuerdo al titular del Incoop, Pedro Löblein, este diputado devenido a “pugilista” y que desafía a moquete a cualquiera que le contradiga o que esté fuera de la ideología  que pregona su movimiento, en total, habría obtenido 6.000 millones de guaraníes, según Löblein.

Es alarmante cómo las autoridades electas por el pueblo pueden burlarse y mofarse de esa manera de los ciudadanos con estas acciones delincuenciales, pero más alarmante aún es la pasividad que demuestran los estamentos administradores de la justicia. Este diputado no sería el único que estaría involucrado en este tipo de maniobras. Lo triste de esta historia es que ese dinero, entiendo ya esfumado, es dinero de los ahorristas, contribuyentes que con disciplina y educación financiera están honrando sus deudas, mientras que personajes nefastos se apropian de sus esfuerzos.

El Congreso de la Nación debería desaforar a este diputado desviado de los cánones de la ética y de la moral, solicitar pérdida de su investidura y dejar que el MP haga lo suyo: que sea investigado, y de hallar culpabilidad, que sea imputado y que asuma las responsabilidades que determine la justicia. Es lo mínimo que se espera en un Estado de derecho, como muchos referentes políticos pregonan diariamente de su existencia.

De una vez por todas se debe atacar la corrupción con las armas legales, sin mirar a qué movimiento partidario pertenece y fe que profese.

Solo la sociedad honesta puede levantar la voz contra estos delincuentes legalizados o legitimados por el voto popular.

Este país ya no da más, los delincuentes han cooptado prácticamente todos los estamentos del Estado y de la sociedad y, ahora han puesto sus asquerosas manos en una institución noble y eficiente.

Correo electrónico: [email protected]

Fuente consultada: Orígenes y evolución del cooperativismo paraguayohttps://www.researchgate.net/publication/317039220

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