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Opinión

Jornadas de protección del territorio realizadas en el tekoha guasu Yvy Pyte del pueblo Paĩ Tavyterã

POR Sofía Oviedo y Christian Kent
Grupo de Estudios Ancestrales y Populares Áry Ojeasojavo.

Durante los días 20, 22 y 23 de abril del presente año, tuvo lugar una jornada de trabajo comunitario —aty guasu—, con la presencia de los principales referentes, líderes y lideresas del tekoha guasu Yvy Pyte. Durante dicha jornada se definieron y llevaron a cabo acciones colectivas con el propósito de defender sus territorios.

Debido a las recurrentes amenazas de invasión por parte de particulares a ciertas fracciones del territorio de Yvy Pyte, las y los referentes indígenas realizaron este encuentro, donde se trataron dos importantes temas.

Por un lado, han organizado un espacio de registro de saberes entre generaciones, donde pueden narrar sus experiencias, traer sus historias de lucha por la defensa de los territorios, así como reflexionar sobre los cambios territoriales que sufrieron desde los años cincuenta en adelante, cuando la política indígena del país era administrada por el régimen militar y, fundamentalmente, hablaron de las implicancias que esto tuvo en el proceso de despojo de sus tierras.

La ocasión fue propicia para definir acciones colectivas, a fin de defender sus territorios. Foto: Gentileza.

La ocasión fue propicia para definir acciones colectivas, a fin de defender sus territorios. Foto: Christian Kent.

De acuerdo a la cosmovisión Paĩ Tavyterã, Yvy Pyte es considerado un territorio sagrado y de fundamental importancia, porque rodea al cerro Jasuka Venda, que es el espacio desde donde el mundo fue creado. Yvy Pyte es un tekoha guasu porque nuclea otras comunidades más pequeñas, tekoha kuéra. El nombre espiritual del lugar (tupa’ery) es Jasuka Venda Oka Rusu, aunque también recibe el nombre de Sarumañare. Según la pauta o ley indígena, los títulos ancestrales sobre las tierras no están definidos por papeles, sino por los cerros que rodean el territorio, que representan los mojones naturales.

Los Paĩ Tavyterã son quienes custodian la tierra, en tanto lugar habitable por los seres humanos, y lo son por tercera generación, siendo el primero Ñande Ramói Papa (Nuestro Abuelo Primero), seguido de Pa’i Kuara (el hermano Sol, héroe formador, mediador de la vida en el planeta); y luego vienen ellos. La cuarta generación corresponde a las personas no indígenas, denominadas “hermanos menores”. Yvy ha’e paĩ mba’e, paĩme ojejapo va’ekue Ñande Ramói Papa”, decía la referente Nora Rossati.

Esta particular presencia y relación con la tierra está basada en un principio de cuidado y de preservación. El término jára, no refiere, como se traduce habitualmente en el castellano paraguayo, la idea de “dueño”, sino a aquel que está cerca y que cuida. Teniendo en cuenta estas razones, esta comunidad indígena viene luchando para que se escuchen sus demandas y el Estado pueda atender al pedido de mensura definitiva para delimitar el territorio.

 

Yvy Pyte es un tekoha guasu porque nuclea otras comunidades más pequeñas -tekoha kuéra. Foto: Gentileza.

Yvy Pyte es un tekoha guasu porque nuclea otras comunidades más pequeñas –tekoha kuéra. Foto: Christian Kent.

Yvy kuatia: titulación definitiva

El líder Andrés Brítez explica que, debido a las faltas de garantías por parte de las instituciones públicas responsables, de fechas incumplidas y de compromisos de medición que no ocurrieron, han venido sufriendo reiteradas invasiones, situación que desgasta y pone en riesgo la vida de la comunidad y las expresiones de su cultura y su legado ancestral.

El Estado paraguayo, mediante la aprobación por ley de varios tratados internacionales, ha expresado abiertamente su preocupación por la preservación de las culturas indígenas; sin embargo, la vulneración de los territorios (tekoha) es una de las principales amenazas que hoy siguen enfrentando.

Desde octubre de 2020 hasta estos días, en Yvy Pyte han sufrido cuatro invasiones, algunas de ellas con personas armadas, que ponen en marcha una serie de prácticas de amedrentamiento, desgaste e incertidumbre.

El nivel de complejidad es tal que, además de la falta de resguardo, en los últimos años apareció un particular que afirma tener documentos que lo avalan como dueño de una de las fracciones de la comunidad que ya tiene titulación. Es decir, un supuesto caso de superposición de títulos. Está situación requiere la inmediata intervención del Estado a favor de los derechos de la comunidad de Yvy Pyte. Sin embargo, pese a las denuncias y reclamos presentados hace más de dos años por los referentes comunitarios, además de las copias de sus títulos, las instituciones todavía no dieron respuesta.

Jeguata como práctica de resguardo

Una de las estrategias comunitarias fundamentales para agenciar la protección de los territorios ancestrales es la práctica del jeguata (caminar), que implica un recorrido comunitario por los hitos naturales que enmarcan el territorio ancestral. Susnik identificaba el jeguata como uno de los pilares esenciales de la “avaidad”, refiriéndose al desplazamiento en dirección al Yvy Marane’y (Tierra Sin Mal).

Lejos de ser solamente un desplazamiento, en el sentido de moverse de un punto a otro, las largas caminatas por las praderas (ñu) y montes (ka’aguy) habilitan un espacio de afianzamiento de las relaciones comunitarias y con los elementos del bosque y las praderas. En esa experiencia, los hombres y mujeres paĩ están en plena posesión de su ser, compenetrándose con el verde espacio natural, protegiendo el lugar que quieren dejar a sus nietos y a los nietos de sus nietos, donde estos podrán convivir en continuidad y armonía, tal como sus antepasados.

Todos y todas en una gran fila que serpentea atravesando los campos, orgánica, unificada, con imaginarios compartidos sobre su presencia y continuidad en el lugar. La punta es ocupada por los más jóvenes, que abren camino a fuerza de foizas y machetes. El paso de los jóvenes es constante y certero, moviéndose a una velocidad difícil de alcanzar para una persona inexperta. Le siguen los líderes y ancianos, que caminan a otro ritmo, descubriendo aquí y allá el rastro de carpinchos, huellas de yaguareté, o la creciente invasión de los pastos. Atrás caminan las lideresas, también al mismo paso que la observación y el diálogo, señalando las propiedades sanadoras de las plantas, mientras que los niños se mueven hacia delante y atrás de la fila libremente.

 A modo de conclusión: la lucha sigue para el ejercicio de sus derechos

Después de la larga caminata, se cierra la jornada renovando las fuerzas para seguir adelante. Hablan de las enseñanzas de sus ancestros y ancestras, intercambian detalles de lo observado. A la par se escuchan frases como: “Yvy Pyte rembipota, yvy kuatia, Yvy Pyte reminkoteve”.

En Yvy Pyte se observa que hay una vuelta a la incertidumbre y desprotección en cuanto a la seguridad de sus tierras. Las tensiones siguen existiendo y es importante que las instituciones garantes de derechos puedan escuchar las demandas, para que puedan vivir con mayor dignidad el ejercicio de sus derechos.

Además, las instituciones nacionales tienen el desafío de un abordaje que considere los valores y conocimientos locales y situados que definen la relación con los territorios y su ancestralidad.

Yvy Pyte reclama mayor protección a sus tierras. Foto: Gentileza

Yvy Pyte reclama mayor protección a sus tierras. Foto: Christian Kent.

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