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Opinión

Real Madrid y Chelsea: oda al fútbol

UNO

Fue un partidazo. Le costó un Perú al Madrid. El equipo londinense maniató al Real y durante 90 minutos fue superior. Los jugadores del equipo azul apelaron al físico y al anticipo. Mateo Kovacic sustituyó a Jorginho, esto era una declaración de principios. Lucharon cada pelota y ganaron. Resultado, Mount anotó el primero.

Respondió el alemán Kross, ejecutando un tiro libre magistral. Mendy se esforzó y la sacó.

“Mi infancia fue bastante difícil. Nací y crecí en un barrio de refugiados en Berlín. No es un área sencilla. Es difícil crecer ahí. Por eso siempre digo que en el fútbol no hay presión. Presión es que no tengas que comer”. Antonio Rudiger

Negro y alemán. Es enorme y fortísimo (pregúntenle a Kevin De Bruyne). La revancha lo tomó como un desafío personal. Cerca del minuto 34, ejecutó un disparo que besó el parante. Fue un León en su área y en cada tiro de esquina dijo presente. Así anotó el segundo gol. Había quedado en evidencia en el primer partido, por culpa del arquero. Durante 90 minutos estuvo en estado éxtasis. Nadie lo superaba.

Kante corrió como siempre. El mejor 5 del mundo jugó otro partidazo. Avanzó hasta el borde del área -como si fuera un 8-, le dio el pase a Marcos Alonso y convirtió. El VAR lo anuló, por una supuesta mano, el árbitro ni siquiera se dignó a ver en pantalla la repetición (la mano, casi imperceptible, fue incidental). Insólito.

DOS

Y apareció Karim.

Minuto ’65. Ante un centro perfecto, cabeceó, a pesar del León de ébano. El palo salvó al Chelsea.

Siempre se dijo que los sudamericanos superamos en habilidad y técnica al resto del mundo. Ese paradigma se desplomó en el tercer gol.

Timo Werner (natural de Sttutgart), pase al vacío de Kovacic, entró al área, enganchó dos veces y de media vuelta definió. Dejó en ridículo a toda la defensa, como si fuera Maradona, y es alemán. Dejame de joder.

El sabio italiano miró al banquillo y se la jugó. Ingresaron Rodrigo, Camavinga y Marcelo. Necesitaba gol.

“Ese pase de Luka Modric es lo que me ha hecho perder la voz. ¡Eso es ilegal! Me puse a gritar Luka, Muka o como quiera que sea su nombre. Es un fenómeno”. Un extasiado Rio Ferdinand, periodista de la cadena BT Studio.

 Y se soltó Modric.

Minuto ’79, como si estuviera jugando en el patio de su casa, sin la presión. Dio un pase 3 dedos, milimétrico, a Rodrigo. Quien, como todo brasileño con técnica de sobra, remató a gol, en modo automático, sin que la bola tocara el césped. Como lo hacían Zico, Romario, Rivaldo o Ronaldo.

Entonces, revivió el Madrid.

Un team que derriba otro paradigma. El hecho de tener 34 o 36 años no le resta competitividad ni calidad al player. En tiempos pretéritos, Cruyff a los 32 años ya era un exjugador; Pelé mismo, a esa edad. Diego, en el ’92, ya no era el mismo. Las malas noches le pasaron factura y el poco cuidado personal. En los tiempos actuales, los jugadores son atletas que cuidan su alimentación. Su entrenamiento es totalmente distinto. La mayoría tiene un personal training. Y los avances de la medicina, por consecuencia, mejoran al deportista, previenen lesiones o los recuperan más rápidamente.

TRES

El inicio del suplementario dejó en claro algo: los del Chelsea estaban extenuados, mientras que los del Real tenían más resto físico. Hasta Kante sintió el esfuerzo. Ahí falló Tuchel, sus cambios fueron tardíos y no tuvieron el mismo efecto que los de Ancelotti.

El minuto ’95,Vinicius (como ha aprendido junto a Karim) dio un centro justo al crack. Y este no defraudó.

El delantero invisible, el compañero que se sacrificó en los mejores años de Cristiano. A quienes los hinchas minusvaloraban o contra quien denostaban. Incluso, Deschamps concluyó que no era importante para la selección. Su perfil bajo, según ellos, era sinonimia de debilidad o carencia de carácter. A los 34 años está demostrando a todos que es el mejor o uno de los mejores jugadores del mundo. Su temporada es esplendorosa. Los octavos y cuartos de final han confirmado su clase mundial. Está a la altura de los grandes de la historia. El Balón de Oro está en deuda con él.

Ahora vienen las semifinales. La Champions, el torneo más importante del mundo, no decepcionada.

Jamás.

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