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Opinión

Los jóvenes paraguayos se han despertado: “Cero tolerancia a la corrupción”

Rubén Darío, poeta nicaragüense, escribió el icónico poema Juventud, divino tesoro, el título del poema ya forma parte del folclore paraguayo. Esta frase se activa y se convierte en realidad cuando en el país ocurren hechos desagradables que hieren la sensibilidad, el honor de una franja etaria en proceso de formación: estos son los jóvenes paraguayos. La historia de nuestra nación está regada de sangre, desde la conquista hasta nuestros días. Nuestro laureado escritor, Augusto Roa Bastos, había sentenciado “El infortunio se enamoró del Paraguay”. Esta frase aún está instalada en la constelación del paraguayo, está adherida a la piel curtida del trabajador del campo, de los maestros y de todo aquel ciudadano honesto que quiere un Paraguay mejor.

En la cruenta Guerra Grande (1864-1870), los niños paraguayos de Acosta Ñu fueron obligados a tomar las armas para defender lo que restaba del Paraguay; historias sangrientas como esta han marcado las páginas de nuestra patria. Antes del inicio de la guerra del Chaco, unos valientes jóvenes estudiantes enfrentaron al gobierno del entonces presidente José P. Guggiari, (1928–1932), para que el gobierno hiciera algo contra la incursión de los bolivianos en territorio paraguayo. Como respuesta a esa valiente manifestación patriótica, el gobierno respondió con una cobarde balacera que mató a unos jóvenes de instituciones de enseñanza emblemáticas de esa época del país.

En tiempos no tan remotos, en el fatídico Marzo Paraguayo (1999), también fueron jóvenes los que pusieron sus almas contra las fuerzas que defendían al presidente Raúl Cubas (1998–1999), quien se atornillaba al sillón presidencial por una irracional decisión de conmutar a su amigo “siamés”, el Gral. Lino Oviedo. El déjà-vu de la masacre estudiantil del 23 de octubre de 1931 se replicó en esa lamentable y trágica acción que enlutó a varias familias y dejó una herida abierta al pueblo paraguayo.

En la primavera estudiantil del año 2016, los estudiantes de la Universidad Nacional volvieron a vestir el traje de guerra para pedir la expulsión del rector de esa alta casa de estudios. Por lo menos, esa primavera dio buenas flores, porque el rector fue destituido y, en consecuencia, fue nombrada otra persona. Una victoria que empoderó desde ese momento a los jóvenes universitarios.

La corrupción es un mal enquistado en el país. Desde que tengo noción de la vida, siempre he oído y leído sobre la perversa corrupción que han instalado los gobiernos que han pasado por el Palacio de López. Ningún gobierno ha intentado sanear las instituciones corrompidas.

Cada 5 años, el pueblo se llena de esperanzas por tener un gobierno honesto y que gobierne para el pueblo. En 32 años de “democracia” no se ha hecho prácticamente nada para reiniciar el sistema político obsoleto, prebendario, antipatriota e irracional que hasta nuestros días sigue vigente. Este tiempo de transición a la verdadera democracia para el buen uso de las libertades individuales bajo un sistema justo, democrático, equitativo e igualitario, fue una ilusión aun no alcanzada. Pero no todo fue fracaso, pues debido el constante deterioro del tejido moral, de una economía subterránea, que ronda el 70% de informalidad, de un 80 % de analfabetos funcionales que copan los entes públicos, ha emergido una nueva generación de jóvenes que está hastiada de la actual corrupción que ubicó al Paraguay entre los más corruptos de la región.

En una encuesta elaborada por jóvenes universitarios del Instituto Desarrollo (ID), publicada hace unos días, se visibilizó la percepción actual de los jóvenes paraguayos hacia el nivel de corrupción del país. Esta encuesta ha arrojado sorprendentes resultados, calibrados por instrumentos de medición de alta significancia. Estos jóvenes fueron entrenados, asesorados y dirigidos por profesionales altamente   calificados del ID, los que, a su vez, fueron apoyados cercanamente por profesionales de la Universidad de Harvard, a través del Institute of Politics (IOP, por sus siglas en inglés), que lleva adelante el Harvard Public Opinion Project (HPOP). HPOP cuenta con el Programa de Harvard Youth Poll, con más de 20 años de trayectoria donde reflejan las opiniones políticas, tendencias de votación y opiniones sobre el servicio público de jóvenes estadounidenses. Este trabajo se ha realizado dentro del “Programa Estado de Derecho y Cultura de la Integridad”, con apoyo técnico y financiero de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).

Esta vez, los jóvenes no salieron a las calles, no se enfrentaron frontalmente al enemigo, no fueron sus pechos las murallas, pero sí lo hicieron con su conocimiento, con racionalidad y con la aplicación de las competencias adquiridas durante el curso. A modo de ilustrar el delicado y altamente significativo trabajo de estos jóvenes, veamos la ficha técnica de la encuesta:

Según se puede apreciar en la gráfica, un dato altamente positivo es la visibilidad de las mujeres en la encuesta, se podría inferir con este dato que la mujer paraguaya se involucra gradualmente más en asuntos esenciales que atañen a las cuestiones políticas, sociales y jurídicas del país.

En la siguiente gráfica se pueden apreciar los datos significativos que tienen relación con la tolerancia hacia la corrupción:

La contundente respuesta de los jóvenes encuestados se ha hecho sentir con un 80 % de tolerancia cero hacia la corrupción. Es más que una señal para los responsables de la conducción del país. Por otro lado, en la siguiente gráfica, los encuestados manifestaron lo siguiente:

Cruciales estos datos para desmitificar el eterno bipartidismo que se experimenta hace décadas en el país. El 87 % de los jóvenes apuestan por candidatos honestos, otra inferencia del hastío de los jóvenes hacia la corrupción, y, según los datos, no les importaría sacrificar su ideología política con tal de votar por un candidato que reúna un perfil honesto y que estuviera en consonancia con sus valores.

Estos ejemplos extraídos de la Encuesta Juvenil del Instituto Desarrollo (IDEJ) nos alientan a nosotros, los mayores, a apoyar y acompañar a los jóvenes en su lucha por alcanzar un nivel de vida digna, sin corrupción y con un desarrollo sustentable.

Hoy, la frase que dio inicio a este artículo se revitaliza más que nunca. ¡Querido joven compatriota!: antes que tu dorada juventud se diluya, ayuda a tu patria a no llorar:

Juventud, divino tesoro

Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro
y a veces lloro sin querer

Rubén Darío

 

*Se pueden acceder a los resultados de la encuesta in extenso en el siguiente enlace: https://desarrollo.edu.py/wp-content/uploads/2022/01/IDEJ-ENCUESTA-1.pdf

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