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Opinión

Los candidatos deben ser predecibles

A una semana de las elecciones municipales ya estamos en la recta final y todas las campanas disponibles en ambas carpas comienzan a sonar. Tal es el barullo que entretiene a un grupo de la ciudadanía y nos aturde al resto.

La oposición, como no tiene propuestas viables, centra su campaña en el “voto castigo”. Los periodistas afines a la oposición comienzan en este juego a atacar al mohíno y todo cae en un show anodino donde el “muñeco de Efraín” acusa al otro de ser “muñeco de HC”.

Lo que a la ciudadanía nos interesa a estas alturas no es el tragicómico show, sino pautas que nos ayuden a decidir la suerte de nuestras ciudades. Ahí es donde entra la importancia de la representación de un candidato que sea predecible y no una caja de sorpresas (porque ya sabemos a Pandora como le fue con eso).

Lo predecible es que a Nenecho, en gran parte, le paga su campaña Horacio Cartes, pero lo que nadie sabe es de dónde sale el dinero de la campaña de Nakayama, ya que su Partido está en quiebra gracias al nuevo líder de Nakayama.

Nakayama comenzó muy bien su carrera, pero luego se llenó de sorpresas. Comenzó queriendo rescatar al PLRA de la mafia del efrainismo, pero terminó haciendo de lacayo de Efraín y cada vez más lejos de las propuestas del liberalismo.

Nenecho tampoco hizo un papel extraordinario, se pasó arreglando el caos de Ferreiro (“la alternativa”), y cometió varios errores en el camino, entre ellos llamar a Nakayama “japonés”, por lo que pidió sus disculpas. Nakayama, por su parte, tampoco está exento de este tipo de errores. En varias de sus reuniones íntimas compartió con algunos que abiertamente defienden y promueven al nazismo.

Es verdad que ningún candidato debe ser responsable de cada Judas que se siente a su mesa, pero en todo este tiempo a Nakayama no se le ocurrió desmentir, clarificar o lo más importante, “condenar” a sus seguidores nazistas.

Con el tema de la vacunación Nakayama se dejó revelar un poco más al considerar “criminal” al hecho de no vacunarse, a lo que un liberal como Víctor Pavón consideró de “pensamiento neonazi”. Este es sin duda un tema fundamental que debería incomodar a muchos libertarios, lo cual se agravó en cierta medida con las recientes posturas con respecto a las tierras ocupadas. Sin embargo, de nada sirve llamarse ‘libertario’ si no se defiende el derecho más íntimo que posee el ser humano, que es su pensamiento y su cuerpo.

Personalmente no quiero entrar en este juego de quien es peor o mejor. La intensión de este artículo no es disuadir ni persuadir a nadie, solo advertir.

Estados Unidos sufre ahora una de las presidencias más catastróficas de la historia. Incluso la presa amiga de Biden le da un 50 % de desaprobación. Todo se dio porque el otro candidato “tuiteaba cosas molestas” y así muchos se convencieron de que era necesario un voto castigo porque…

Hasta ahora ese voto castigo muchos no lo pueden explicar. La excusa más común, como me imagino que también la darán los libertarios que acompañan a Nakayama, es que su candidato era Bernie Sanders, como otros dirán que fue Sebastián García. Ahora, no sirve el lamento, el odio a uno nos puso en el abismo a todos.

En las propuestas electorales cada candidato promete una Paris o Miami, pero lo factible es lo predecible. Eso fue lo que le escuché decir a Raúl Melamed, candidato a concejal por Asunción, en un debate con otros candidatos y me pareció excelente, porque es lo tangible.

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