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Opinión

El gran diseño urbanístico para Asunción

Conocer la historia no solo es bueno para no repetir sus errores, sino también para imitar sus aciertos.

Reformas urbanísticas

Las grandes ciudades no han llegado a ser grandes por sí solas. Dejar que cada quien haga lo que se le antoje con su propiedad nunca ha sido receta para el éxito de ninguna ciudad; más bien todo lo contrario. Desde las grandes reformas de la polis de Atenas, a la transformación urbanística de Roma por Augusto y el cuidado de los ediles republicanos, siempre el Estado se ha encargado de marcar las pautas urbanísticas en una ciudad exitosa.

París es hoy la gran ciudad modélica. Una ciudad digna de ser preservada por los siglos, pero no siempre fue así. Lo que no muchos saben de la París eterna (así como Viena) es que no es tan antigua como nos la imaginamos y también tuvo momentos de decadencia. ‘Decadente’ es como lo describe Voltaire ya antes de la Revolución.

Napoleón I fue quien tomó un interés serio para reformar París, pero no tuvo tiempo de hacerlo. Para 1825 se describía a París como “un taller de putrefacción” … un lugar sucio y terrible.La industrialización hizo que empeoraran las cosas y dejó a París aún más abandonada. No fue hasta la llegada de Napoleón III cuando se dieron las verdaderas reformas de París, de la eternal y bella París que conocemos hoy.

El encargado de renovar y reformar París fue el Barón Georges-Eugène Haussmann. Él tenía la visión de una ciudad orgánica y viva, donde las calles eran las arterias. Reorganizó París con avenidas rectas y bulevares que permitían tener una visión de perspectiva única, desde un monumento hasta otro monumento, pero al mismo tiempo París continuó ofreciendo espacios para refugiarse en sus callejuelas y callejones, de modo a que nadie se sienta agorafóbico ni claustrofóbico.

Reorganizó no solo las calles de la ciudad, sino también le dio una vida urbana, con plazas, parques y fuentes, de manera que el parisino común pueda disfrutar libremente de bellos espacios. También incluyó en su proyecto teatros, museos, hoteles y centros culturales.

Haussmann creó un diseño urbano que influenció también en el estilo arquitectónico residencial, donde el exterior de los edificios estaba estrictamente regulado (a tal punto se siguió esa filosofía que hoy se tienen edificios falsos que solo muestran la fachada del edificio, lo mismo ocurre en Londres).

El estilo neoclásico de las ventanas y los balcones, junto con la altura de los edificios, le dieron a París ese aire parisino tan característico de su paisaje urbano hasta hoy día. Se ha armonizado de este modo lo privado con lo público, sirviendo lo privado como marco y complemento a lo público.

Los monumentos y edificios icónicos sirvieron no solo de referencias como un landmark, sino también para conectar el fluir de la ciudad. Cada espacio habla de la historia y los valores de los parisinos. En su fluir y en su tránsito uno se conecte no solo espacialmente, sino también con su historia y su cultura.

Pero la visión y los esfuerzos de Haussmann no dejaron de tener sus detractores. Tuvo que eliminar barrios enteros. Muchos edificios históricos y antiguos tuvieron que ser demolidos. A cambio, Haussmann convirtió a París en una ciudad orgánica donde plantó más de medio millón de árboles.

Haussmann convirtió a París en un gran museo que atrajo también a los intelectuales, poetas, artistas y pintores. Modernizó el sistema de agua corriente y cloacas, y agregó el sistema de gas que permitió que París se convierta en ‘La ciudad de las luces’. Así París se convirtió en ‘la ciudad’ por antonomasia, en lo que el Modernismo llama simplemente ‘Lacité’.

Arco de Triunfo-París

La ciudad como discurso y narrativa

La ciudad debe verse con esa visión orgánica de Haussmann. El gran error de los grandes urbanistas del siglo XX, como Le Corbusier, fue abandonar esa visión creando ciudades frígidas como Brasilia. Se sacrificó lo bello por lo ‘pragmático’ y así se dio lugar al brutalismo que al final resultó ser impráctico debido a su esterilidad estética.

No solo la Unión Soviética se llenó de grandes cubos de cemento, también en Occidente aparecieron varios bloques de edificios que, a pesar de su formidable estructura, tuvieron que ser demolidos por razones estéticas.

Europa en cierto modo se mantuvo fiel a su antigua fórmula urbanística. El 60 % de todos los rascacielos en Europa se encuentran en cinco ciudades: Londres, Frankfurt, París, Estambul y Moscú. París ha integrado sus rascacielos sin alterar el casco histórico en un distrito totalmente separado. Más tarde al otro modelo se lo conocería como la “bruselización”, debido al modelo caótico de Bruselas.

Es verdad que los edificios históricos en cierta forma hicieron que se evitaran los rascacielos, pero gran parte de Europa, después de la Segunda Guerra Mundial, tuvo la oportunidad de renovarse hacia la modernidad ya que ciudades enteras habían sido destruidas. Sin embargo, los europeos han decidido reconstruir (muchas veces de cero) sus antiguos edificios porque realmente eran dignos y porque forman parte de la narrativa urbana que les da su identidad.

Cada ciudad tiene su narrativa. Sus calles y edificios cuentan la historia de la gente que la habita. Sus monumentos hablan de sus valores.Así, por ejemplo, se puede ver que en muchas ciudades europeas son sus catedrales y edificios públicos los más altos de la ciudad, como testamento de lo que representa eso para los ciudadanos. En Estados Unidos, el centro generalmente no es una plaza, como en el modelo latino, sino una calle comercial.

Asunción

Asunción tiene su narrativa, una narrativa que desesperadamente pide ser renovada, porque en su voz actual solo el abandono y la nostalgia se dejan oír. Pero Asunción no tiene que reinventarse, solo necesita seguir los modelos urbanísticos exitosos y sus programas políticos.

Recuerdo que, en la Asunción de antes del 89, la gente era responsable de arreglar sus veredas. Si una vereda estaba descuidada o averiada, la Municipalidad enviaba una nota; si no se hacía caso a la nota, la misma Municipalidad arreglaba la vereda y luego le pasaba la cuenta al propietario.

El centro histórico de Asunción se encuentra lleno de edificios antiguos al borde de derrumbarse. Por lo general son edificios protegidos que no pueden ser derribados o modificados, y a los propietarios les resulta mucho más fácil dejar que la naturaleza haga lo suyo y los derribe con el tiempo, de modo a que en su lugar pueda construirse algún edificio moderno mucho más rentable.

La Municipalidad y el Estado deberían imponer multas a quienes no cuidan del patrimonio urbano. Así, si no pueden pagar el mantenimiento,esto les obligaría a vender la propiedad. Si pueden pagar el mantenimiento, esto también les impulsaría a hacer que la propiedad sea productiva, de manera a que no sea un espacio muerto.

El discurso de muchos libertarios es que no se debería casi pagar impuestos. La verdad es que no existe ciudad exitosa donde los impuestos sean bajos. De hecho, en España se vivió una crisis inmobiliaria y uno de los factores era el bajo costo de los impuestos que hacía que la gente tenga cuatro o cinco propiedades que nunca las usaba. Alquilarlas suponía un riesgo por la falta de garantías legales para los propietarios, y así resultaba más barato tener una casa vacía en la playa.

Una casa vacía trae también consigo otros problemas. En muchos casos, especialmente en ciudades veraniegas, se crean ciudades fantasmas. Si nadie está en la ciudad, se cierran los restaurantes, tiendas, teatros, etc.

En otras ciudades eso se ha solucionado con impuestos más altos para segundas casas, de modo a compeler a los propietarios a alquilarlas o venderlas.

El gran inconveniente con los impuestos es que siempre se roba mucho, especialmente cuando no hay patriotismo. Pero Asunción necesita urgentemente renovar su visión urbanística y retomar el hilo hacia una nueva narrativa.

El problema de Asunción es orgánico y se necesitan soluciones orgánicas. No basta con multar a una casa descuidada, pero si se comienza a exigir a todas las casas, entonces las cosas irán cambiando ya que la misma inversión hará que se renueve el casco histórico y exista también mayor seguridad.

En mi opinión, en lugar de subir los impuestos, se debería aplicar grandes multas de modo a incentivar al capital privado a tomar acciones. No es buena política expandir la ciudad, sino que es mejor contenerla, de manera a que el centro vuelva a ser restaurado y se preserven más espacios verdes.

Hotel Palma Róga-Asunción.

En un programa de Héctor Luís Rubín, se pudo apreciar una gran cantidad de palacetes y edificios magníficos en Asunción que están al borde de venirse abajo. Pero hay mucho que se puede hacer y la inversión, si se hace de forma orgánica, puede levantar enormemente el valor de las propiedades.

Un buen ejemplo es el hotel Palma Róga, donde, preservando la fachada original han logrado construir un hotel donde lo moderno armoniza con lo antiguo. No tienen problemas de estacionamientos ni de seguridad, ya que lo único que uno debe hacer es dejar el coche en frente y ellos se hacen cargo del resto. La seguridad también mejora, ya que es una zona con permanente vigilancia de parte del hotel.

Si más negocios se sumaran, la historia de Asunción sería totalmente diferente, pero ese debe ser el modelo, y debe hacerse a través de la iniciativa privada.

Una ciudad bella resulta mucho más rentable, tanto para los propietarios como para sus ciudadanos.

Desde la Municipalidad debe salir la visión orgánica y las políticas urbanísticas, pero se debe dejar que la narrativa de la ciudad sea un armonioso discurso entre lo público y lo privado.

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