El salario mínimo ¿piso referencial o techo inalcanzable?

El Paraguay la Ley 5764/16 establece que el Consejo Nacional de Salarios Mínimos (CONASAM) debe elevar al Poder Ejecutivo, al mes de junio de cada año, la consideración de ajustar el Salario Mínimo sobre la base de la variación interanual del Índice de Precios al Consumidor (IPC), es decir, tomando como parámetro la inflación y su impacto en la economía nacional.

En base a esta normativa el CONASAM recomendó elevar en 4,4% el Salario Mínimo (un poco más de 90.000 mil guaraníes) teniendo en cuenta la variación de precios acumulada desde junio del 2019, última vez que se realizó el ajuste. Debido a la difícil situación económica vivida en el primer semestre del año 2020 con la aparición del COVID-19 la CONASAM había recomendado no elevar el salario mínimo.

Hasta aquí el mecanismo parece ser bastante interesante, más aún si uno se remonta a varios años atrás cuando el Salario Mínimo se ajustaba recién ante una variación acumulada del 10% del IPC. Con una mayor estabilidad de precios en Paraguay, este ajuste se daba en un periodo de 2 o 3 años, con lo que el salario del trabajador se enfrentaba a una leve pérdida de poder adquisitivo no compensada durante ese tiempo.

Ahora bien, si el mecanismo de ajuste del salario mínimo acompaña la variación de precios, entonces ¿por qué existe la sensación de que esto no es así? Expongo algunos puntos que podrían aproximar una respuesta a esta pregunta.

• Por un lado, se debe considerar la variable de ajuste: el Índice de Precios al Consumidor (IPC). Este es un indicador que mide la evolución de los precios de una canasta de bienes y servicios representativa del promedio de gasto de consumo de los hogares de Asunción y alrededores (solo urbano). El impacto de la variación de precios de un producto particular en el IPC total resulta de la ponderación de la proporción del gasto promedio de los hogares en dicho producto. He aquí la cuestión: el promedio no necesariamente representa a todos y el impacto en gasto de consumo del hogar es distinto dependiendo de la categoría de ingresos.

• Por otra parte, al ver el detalle por categorías ocupacionales del mercado laboral en Paraguay saltan algunos de los grandes desafíos. Así pues, se tiene que al menos 4 de cada 10 empleados privados gana menos del Salario Mínimo. Además, 1 de cada 3 trabajadores es cuentapropista y tiene un ingreso promedio equivalente al 1/3 del Salario Mínimo. También se debe tener en cuenta que el trabajo doméstico sigue pagando salarios muy bajos, más allá de las regulaciones que se han adoptado respecto a este tema.

Considero que el primer punto citado no es para nada grave comparado con el segundo, aunque si abre la posibilidad de estudiar con mayor profundidad la estructura del gasto de consumo de los trabajadores con el fin de mejorar aún más el sistema de ajuste.

La gravedad de la cuestión de los ingresos laborales pasa por la estructura del mercado, que se caracteriza por su elevada informalidad y la gran proporción de trabajadores por cuenta propia. El abordaje de políticas públicas debe apuntar a esto: de nada va a servir tener un excelente mecanismo de ajuste del salario mínimo si son pocos trabajadores que acceden a este nivel salarial.

El punto es aún más apremiante si se tiene en cuenta que si un trabajador accede al salario mínimo y este es jefe de hogar, donde 3 o más personas están en relación de dependencia (por ejemplo, un esposo/a y 2 hijos) entonces los integrantes del hogar se encontraran por debajo de la línea de pobreza.

Corregir esta estructura de mercado, en la que pagar el salario mínimo parece ser más bien un techo inalcanzable antes que un piso referente, requiere abordar el tema desde al menos dos componentes: 1) elevar el nivel de formación técnica de la fuerza laboral, y 2) promover empresas resilientes que generen empleos de calidad. El desafío radica en seleccionar las mejores políticas públicas que permiten alcanzar esos objetivos.

Investigación para el Desarrollo

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