Opinión
Si quieres paz, prepárate para la guerra
El domingo pasado, una columna que escribí, creó cierto alboroto en ciertos historiadores liberales y del Movimiento #ANRnuncaMás. Acusan que escribí dicha columna con un “sesgo ideológico”, lo cual no es mentira. Yo mismo siempre me he declarado abiertamente republicano y mis opiniones van en conformidad a ello, aunque eso no evita que pueda tener una mirada justa. Sin embargo, parece chistoso que al parecer con dicha acusación dieran a entender que ellos de alguna manera son ‘objetivos’ y no tienen sesgos ideológicos.
En el artículo que escribí sostuve algunas tesis: que la Guerra del Chaco se ganó gracias a la estrategia de Estigarribia; que el Partido Colorado ayudó a la estabilidad política (lo cual marcó una gran diferencia con Bolivia), y que el gobierno liberal no preparó al país para la guerra.
Por supuesto, a pesar de mi sesgo ideológico igual pude valorar y elogiar a Estigarribia, considerando que éste también era liberal. En cuanto al segundo punto, el mismo Pte. Ayala había reconocido en aquellos tiempos la colaboración del Partido Colorado, así que dicha interpretación tampoco es cosa mía, y no soy yo quien quiere torcer la historia. Pero en lo que no apoyaron, tanto los colorados como los febreristas, fue en la entrega de territorio nacional.
Pero el tercer punto fue el que parece que los alborotó más, ya que para ellos el Paraguay se vino preparando hace años e incluso para Nakayama, el Paraguay contaba con superioridad tecnológica, lo cual compensaba la diferencia numérica. Otro historiador, el Dr. José Luís Martínez Peláez, tomó a bien escribir una réplica a mi comentario. Al parecer en algún manual ya se ha escrito el dogma que la ineptitud liberal era solo propaganda colorada para quitarles el crédito a los liberales y yo aún no me he enterado de eso.
La verdad es que a Martínez Peláez no lo conozco y me da cierta pena por ello, ya que hasta ahora no logro descubrir si en su réplica pretendía tomarme el pelo; lo que le puedo decir es que no tendrá suerte con eso de tomarme del pelo. Martínez me critica por la falta de rigor científico, pero al parecer no sabe en qué consiste una columna de opinión en un periódico.
En fin, cuando escribo con rigor científico lo publico en alguna revista de alguna universidad prestigiosa o en alguna asociación académica. Las columnas periodísticas son bastante diferentes en todo el mundo y responden más a lo que Gadamer llamaba ‘sabiduría pragmática’.
Martínez sostiene que ya en el mismo título cometo un error, ya que “Paraguay no ganó la guerra”. En eso tiene toda la razón y le agradezco porque como es de imaginar, si la indignación es tal por sostener la falta de preparación, qué será si digo que Paraguay no ganó la guerra y que Ayala por tanto no es el ‘Presidente de la Victoria’… ¿Dirán que es otra conspiración colorada? En realidad, hay que tener temeridad para no ser de la logia y decir eso. Pero tiene razón, celebramos la “Paz del Chaco” en la que perdimos territorio, unos 40 mil compatriotas, dinero y mucho más.
Sigue Martínez explicando en lo que estoy equivocado. Pregunta él mismo y se responde también a sí mismo, con lo que me hace un enorme favor ya que hace más de una semana me encuentro de viaje lejos de mi biblioteca: “¿De qué tecnología superior habla el articulista?. En cuanto a los aviones bolivianos, fueron solo superiores con sus cazas Curtiss” (sic).
También compara los fusiles para sostener que, salvo el origen de fabricación, eran básicamente los mismos: Paraguay tenía 21.363 y Bolivia 56.000, y yo sigo en la duda si decírselo o si es que él mismo se dará cuenta…
Varias academias militares estudian la Guerra del Chaco, justamente por la diferencia entre ambos ejércitos y cómo Estigarribia logró aquellas victorias militares, aunque ahora, los apologetas liberales, con tal de salvar la negligencia del gobierno, desconocen nuestras desventajas militares.
Martínez también explica el gran preparativo que se hizo y menciona las dos cañoneras y su importancia, alegando su justificación en la guerra de la Triple Alianza. Quizás ya aquí en este punto deba aclararle que Argentina y Brasil tienen una marina.
Comentó que sí hubo una batalla naval (siempre con el fin de defender la costosa compra de las cañoneras). A lo que se refiere no es a ninguna “batalla naval”, sino a una pequeña escaramuza que un avión le dio a una de las cañoneras; pero en fin… quizás los historiadores bisoños denominen a esa “batalla naval” como “el Midway del Chaco”.
Prosigue Martínez con la crítica a la mención que hago de que quizás mejorar la aviación y más artillería hubiera sido más efectivo y económico. En realidad, el análisis estratégico de la eficiencia de las cañoneras y la falta de artillería ni siquiera es mío. El análisis es de dos americanos que entienden muy bien el tema de la guerra y lo estudian no por afición, sino como si la vida de sus soldados dependiera de ello.
El Cnel. Burkat (Inteligencia), ya en 1949 había hecho ese análisis, al igual que el Cnel. Stockwell (Marine) en 1990. Y de hecho tienen mucha razón, a tal punto que hay que recordar el plan de desmantelar uno de los cañones de la cañonera para llevarlo al frente. Y estos analistas sí investigan las guerras ‘sine ira et studio’, sin favoritismos de bandos ni ideologías, para que no digan que también tienen el ‘sesgo ideológico’.
Hay que recordar que el mismo Estigarribia era de esa idea. De hecho, el Alto Mando tenía la brillante idea de defender el río Paraguay, pero más sentido tiene detener al enemigo en la frontera misma. Así es como Estigarribia, sin ser general, pasa a comandar las fuerzas militares, por la visión que tenía de ir a encontrar al enemigo y no solo ganarles, sino también “perseguirlos”. Por suerte esa fue la visión que ganó por encima de los viejos generales.
La cuestión es hasta si se quiere una cuestión de lógica. Sería bueno aclararles a los cronistas que dentro de la visión estratégica generalmente se habla de la ‘defensa proactiva’ y la ‘defensa reactiva’. La proactiva busca neutralizar cualquier intento de ataque, mientras que la reactiva reacciona al ataque (Paraguay apostó a esta última y al parecer, hasta ahora, es la única forma de defensa que se considera). Un país bien preparado para la guerra asegura su paz: Paraguay tuvo su guerra.
Hay países pequeños con una amenaza viva por disputas territoriales. China constantemente lanza amenazas a Taiwán; sin embargo, hasta hoy día, China no ha invadido la isla, porque los chinos saben que los taiwaneses “están preparados”. Lo mismo ocurre con Corea del Sur o con Israel, que son países que tienen una defensa proactiva. La defensa que proponía el Alto Estado Mayor era una defensa reactiva y de no ser por Estigarribia la guerra hubiese tenido otro final.
Preparar una defensa proactiva no necesariamente implica mayores gastos ni avances militares. De hecho, Eligio Ayala había hecho algo muy positivo con los menonitas, pero lamentablemente después de eso el Chaco pasó sin avances ni importancia y no se le dio importancia a potencializar un sistema de infraestructura de comunicación y apoyo logística (que podría también ser utilizado para el sector privado para el desarrollo comercial en tiempos de paz). El sistema de la ocupación y la posesión es algo que en Israel lo manejan muy bien.
Y así nos va a nosotros… seguimos con una visión reactiva y sin poder ver más allá de una limitada visión; ya sea para la guerra como para luchar contra una pandemia. De cualquier modo, a estos historiadores liberales y a los #ANRnuncaMás se les olvida que no han sido los colorados quienes intentaron desmerecer a Eusebio Ayala. Al ‘Presidente de la Victoria’ lo quita del poder un héroe de la Guerra del Chaco. Ayala muere en el exilio y ni siquiera cuando volvieron los liberales al poder lo trajeron de vuelta. Así es… y para colmo, ha sido bajo un gobierno colorado, en 1992, que sus restos fueron depositados en el Panteón Nacional. Sin embargo, son los colorados los que “conspiran para torcer la historia”.
Para mí Eusebio Ayala fue un buen presidente, pero de ahí a llamarlo un gran estadista es bastante exagerado. Si lo fue, habrá sido “un gran estadista asintomático”, porque como él mismo ha dicho “No hemos hecho nada”, y eso no lo dijo por humildad (como sugiere Nakayama), ni tampoco es algo fuera de contexto, ya que el mismo Ayala explica su gran error en tratar de asimilar de Europa.
Me pregunto si es que a algún presidente colorado estos historiadores considerarían un estadista.
La guerra fue el resultado del fracaso de la preparación. Según Nakayama estábamos “preparados y armados”; sin embargo, el enemigo penetró en lo más profundo del Chaco y esa negligencia les costó la vida a 40 mil paraguayos, perdimos territorio y más que dinero.
Estos historiadores serán los padres de otros que vendrán y sin descaro se atreverán a decir también que el Paraguay estaba preparado y que teníamos uno de los mejores sistemas de Salud del mundo. Taiwán preparó proactivamente su defensa; Israel se preparó proactivamente; Corea del Sur está preparada para la guerra. Nosotros en cambio tuvimos guerra.
Escribir historia no es citar ingredientes como en una receta de cocina. El mayor problema de estos historiadores es un problema lógico, con una narración que no resiste el más básico juicio lógico. La guerra del Chaco representa en sí el fracaso de la preparación. Paraguay estaba en desventaja por falta de preparación. Sin embargo, hoy resulta que nos medimos de igual a igual, y es lo que estos historiadores ideologizados quieren instalar con su dogma.
Perdimos 40 mil compatriotas, perdimos territorio y dinero, pero igual se nos da por festejar cierta victoria, porque no hemos perdido el Chaco. Celebramos la genialidad de Estigarribia y el coraje del ejército paraguayo.
OBS: Las ideas y puntos de vista expresados en el espacio de la sección Opinión son de exclusiva responsabilidad del autor. Por lo tanto, dichos juicios no deben ser atribuidos a El Nacional.
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CA
13 de junio de 2021 at 13:37
Deja el Porro Pelado Pelotudo…..Volve a lo tuyo y deja de decir estupideces
Anibal Lovera Talavera
15 de junio de 2021 at 10:27
Sin desperdicios!!!