Opinión
Empresarios para todos los gustos
¿Es poco lo que podemos hacer o dejamos de hacer de momento? o nuevamente nos queda tomarnos con ironía, con nuestro folclórico humor negro, porque ya todos lo sabemos: que si hay estimulo y consistencia, el tamaño no suele ser un problema.
Pero el problema de tamaño no se reduce solo al mundo empresarial. Valdría para muchos otros ámbitos, desde los clubes de fútbol hasta las Iglesias.
Sin embargo, hace un buen tiempo, y cada vez más, me parece especialmente preocupante, tanto o más como el tamaño de las Empresas Privadas, es el tamaño de las Empresas Públicas.
En nuestro país según el portal de datos abiertos de la Secretaría de la Función Pública (SFP), hay cerca de 300.000 funcionarios públicos en unas 300 instituciones, incluyendo Municipios, Gobernaciones y Organismos del Poder Legislativo y Judicial. O simplemente (y hartamente…) 1 funcionario público para 24,5 habitantes … ¿Les parece esto eficiente? ¿Les parece sostenible? …en fin, en este caso, parece que nuestros gobernantes la tienen pequeña para optimizar el Estado.
En fin… hay empresarios para todos los gustos. Algunos se autodenominan empresarios, pero solo son altos ejecutivos en grandes sociedades. Por ejemplo, los intermediarios ( especuladores) de capitales. No son los propietarios de ese capital, no arriesgan su dinero, no son propiamente empresarios, aunque muchas veces parezcan e incluso representen a estos.
También los hay, empresarios sin empresas, emprendedores que en su momento crearon y desarrollaron una micro o pequeña empresa y que después, por los altibajos de la vida, la economía y la politiquería: cerró, quebró, vendió o se jubiló, pero sigue corriendo por sus venas el ser empresario y tal vez, morirá como tal.
Hay grandes empresarios que poseen grandes empresas y pequeños empresarios que tienen grandes empresas, pero la gran mayoría, la tienen más bien pequeña.
Mipymes
En efecto, luego de 50 años -ojalá que no pasen otros 50!-, la Dirección General de Estadísticas Encuestas y Censos concluye que en Paraguay existen 224.242 empresas entre micros, pequeñas y medianas, de las cuales el 97% constituyen las mipymes (auspiciosos datos antes de la Pandemia…).
Así es la malla de empresas en nuestro país, un amplio semillero de emprendimientos de reducida dimensión, de microempresas y de empresarios individuales.
Y esto, ¿es bueno o malo? Sin necesidad de meterse en una dialéctica maniqueísta, en sí mismo no es bueno ni es malo, pues mientras más empresas hayan, sean del tamaño que sean, es mucho mejor, porque la señal de vitalidad propia de las sociedades más dinámicas, es el Espíritu Emprendedor.
Las empresas son básicamente creadoras de riqueza y generadoras de empleo. Más, haciendo un fino análisis y conclusión: es obvio que, en Paraguay, tenemos un problema de tamaño.
Faltan Empresas de grandes dimensiones, entendiendo que sean las de más de 250 trabajadores o con un volumen de negocio superior a los 30 millones de dólares.
Cabeza de ratón
Y definitivamente, es inherente a la naturaleza humana, el querer ser cabeza de ratón antes que cola de león, lo que nos lleva a consecuencias negativas en términos de competitividad en mercados globales cada vez más complejos que exigen una mayor masa crítica para beneficiarnos, como están haciendo otros, en las economías de escala.
El proceso de atomización de riesgos, que realiza el rubro financiero, que ha convertido su necesidad en virtud, no está ocurriendo en otros ámbitos de la economía. Y esto se da especialmente en el rubro industrial, aquejada desde su génesis, del problema de dimensión para competir a escala internacional; y que también les suceden a los sectores primarios.
Este, tal vez es un buen momento para realizar procesos de fusiones; aunque sean muy extraño y difíciles entre Mipymes, versus lo habitual que es entre las grandes empresas. Es comprensible, porque en las Mipymes el factor humano tiene un peso específico: es mayor cuanto menor es la dimensión de la Empresa. De ahí que es más factible la absorción que la fusión.
En parte, es determinante, atribuirle a la raíz de esta situación a factores históricos y culturales, entre estos uno desproporcionado; el individualismo, que se hace más patente en algunas zonas del país y menos en otras. Entonces, en definitiva, la apuesta a la: Educación, Educación, Educación; nos empoderara en estos tiempos de despertares, y así salirnos de este estigma de tener un problema de tamaño.
En cualquier caso, si de estas seguidas crisis que venimos teniendo (la del 2019 de la Tormenta Perfecta y la Pandemia de la SARS-CoV-2 en el 2020 hasta ahora) termina emergiendo un tejido industrial menos atomizado habremos sacado algo positivo.
OBS: Las ideas y puntos de vista expresados en el espacio de la sección Opinión son de exclusiva responsabilidad del autor. Por lo tanto, dichos juicios no deben ser atribuidos a El Nacional.
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