Opinión
Cuando el Estado es la víctima…
Alan Redick
¿Qué ocurre cuando se hace daño al pueblo, al patrimonio y a la credibilidad del gobierno? ¿Qué pasa si es que son el mismo jefe del poder Ejecutivo y sus ministros los que actúan contra el Estado? Por lo general el Derecho reconoce que en el campo penal no existe romanticismo, nadie puede tomar el lugar de otro cuando hay un culpable, las responsabilidades deben ser personales.
Este es el caso que propone la Dra. Gilda Burgstaller con una acción penal contra el presidente Mario Abdo, Benigno López (exministro de Hacienda) y Julio Mazzoleni (exministro de Salud), con la idea de que ellos paguen por los perjuicios que ocasionaron por la mala gestión y negligencia criminal.
Muy semejante a lo ocurrido durante la Guerra del Chaco, el pragmatismo paraguayo hizo que dejando a un lado a quién dirige al país, tanto el pueblo como los políticos, acompañaron en su gran mayoría la gestión del Ejecutivo. Se les ha dado carta blanca en lo político y se ha hecho la vista gorda a varios derechos constitucionales que fueron pisoteados. El pueblo en su gran mayoría ha acompañado las decisiones del “capitán” Mazzoleni, al punto que él pasó a ser quien dirigía las políticas de Estado. Todo lo que se hacía debía primero pasar por el filtro del ministerio de Salud.
Así, al inicio de esta pandemia, el gobierno de Marito ha contado con el apoyo político, del pueblo y con $ 1.600 millones para comenzar y prepararse para enfrentar esta crisis mundial. Para añadir un poco a la gravedad del tema, el gran brote del virus de Wuhan ha llegado muy tardíamente al Paraguay; es decir, que además de todo el apoyo tuvieron también más de un año para prepararse.
Hoy, el gobierno con la presa a su servicio, insisten en culpabilizar al pueblo, utilizando sus medios de comunicación para victimizar a la gente, y con eso distraer la atención hacia su negligencia y corrupción. La obligación constitucional de prepararse para estos casos la tiene el gobierno y no han hecho más que llenarse los bolsillos y ni siquiera han previsto el abastecimiento de insumos básicos para los hospitales.
La noticia sobre la mala gestión y negligencia del gobierno ha tenido sus ecos a nivel internacional. Para la BBC existen tres causas para el deterioro epidemiológico en Paraguay: al imponerse uno de los encierros más estrictos de la región han asfixiado a gran parte del sector económico; no se han preparado en lo básico lo cual generó “falta de insumos, medicamentos y vacunas”; y, finalmente y quizás el factor más importante, el gobierno ha generado una “desconfianza institucional”.
El Paraguay, teniendo aliados como Taiwán, país que manejó mejor la pandemia en el 2020 y hasta estos días, no han aprovechado esa ayuda estratégica. Hubieran pedido la ayuda de un grupo de técnicos que vengan a ayudar para poder trazar un plan efectivo, y quizás incluso, con ese apoyo recuperen en parte la confianza del pueblo.
Se les avisó constantemente desde temprano. Los principales medios de prensa del país en sus editoriales pedían al gobierno que evalúen sus prioridades, pero no hicieron caso. En lugar de enfocarse en la salud del pueblo siguieron despilfarrando dinero y haciendo rutas y pasarelas sobrefacturadas.
Con la bochornosa sobrefacturación de los insumos chinos se ha perdido tiempo y nadie fue despedido ni fue preso. Mazzoleni tuvo ahí una excelente oportunidad para cortar cabezas, pero en lugar de hacerlo se dedicó a defender lo indefendible.
El otro fiasco es el tema de las vacunas. En toda la gestión se guarda un hermetismo que cierra la posibilidad a toda transparencia. El ministro de RREE, Euclides Acevedo, acusó a los que tenían que ser los encargados de proveer las vacunas, pero curiosamente dijo que el Paraguay no demandaría a los responsables, y… ¿por qué no?
La inoperancia, la negligencia criminal y la corrupción de la que el Paraguay es víctima y que nos ha costado miles de muertes tiene nombre y apellido. Creo que no es justo que se demande al Estado y que con ello tengamos que pagar todos menos los responsables, de ahí que la propuesta de Gilda Burgstaller me parece justa y apropiada: que paguen los principales responsables.
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Jose Mersán
23 de mayo de 2021 at 10:10
Este es el resultado de la demagogia y el populismo, de las autoridades nacionales, y sin castigo a los responsables.