La pobreza, una mirada que debe ir más allá del ingreso

Los resultados de Pobreza Monetaria presentados por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) para el año 2020 han dejado mucho que hablar, especialmente en sendos debates que se han librado en las redes sociales. Buscando aportar a un debate informado, en este artículo se pretende clarificar algunos conceptos de medición de la pobreza y sus implicancias en el enfoque de las políticas públicas.

El informe del INE muestra que la pobreza creció en el año 2020, pasando del 23,5% al 26,9% de la población del país. Se resalta especialmente el crecimiento de la pobreza urbana, que saltó del 17,5% al 22,7%. En términos absolutos, esto implica que son casi 2.000.000 los compatriotas que se encuentran en situación de pobreza.

Entendiendo la Pobreza Monetaria

La pobreza monetaria es un método que se utiliza de manera oficial en Paraguay para medir la pobreza. Consiste en definir líneas de montos de ingresos que permitan adquirir al menos una Canasta Básica de Alimentos con los requerimientos calóricos mínimos para el caso de la Pobreza Extrema y una Canasta Básica de Consumo que incluye lo anterior más algunos bienes y servicios esenciales para el vivir cotidiano relacionados a educación, salud y otros. Estos valores mensuales según el INE son:

Zonas urbanas
• Línea de pobreza: 712.618 guaraníes
• Línea de pobreza extrema: 272.067 guaraníes

Zonas rurales
• Línea de pobreza: 506.201 guaraníes
• Línea de pobreza extrema: 248.461 guaraníes

Este método presenta la ventaja de poder centrar la medición de la pobreza en una sola variable: el ingreso de la persona. Su validez radica en que el ingreso se encuentra correlacionado con indicadores de desarrollo, es decir ante un mayor ingreso mayor probabilidad de tener acceso a productos y servicios. La desventaja radica en que si una persona supera la línea de pobreza deja de ser considerado pobre, independientemente de las condiciones estructurales que podrían estar afectando al individuo.

Pobreza, pandemia y Pytyvõ

La pandemia de la COVID-19 viene dejando considerables efectos negativos en términos de salud y economía. El aumento de la pobreza se ha dado a nivel global, sufriendo este indicador su peor revés en 20 años, según el Banco Mundial. Paraguay no ha sido la excepción. Sin embargo, debe destacarse que el aumento de la pobreza fue atenuado gracias a las transferencias monetarias diseñadas por el gobierno.

De no haber existido el programa Pytyvõbla cantidad de nuevos pobres hubiese sido de alrededor de 360.000 paraguayos en lugar de 260.000. El enfoque focalizado permitió que la respuesta, pese a ser solo una medida paliativa, haya tenido un impacto razonablemente efectivo para calmar los efectos de la coyuntura.

Pobreza multidimensional, más allá del ingreso

Supongamos que una persona este año tuvo ingresos mensuales de 1.000.000 y vive en el campo. Rápidamente, podemos concluir que esta persona no es pobre, ya que se encuentra por encima de la línea de pobreza. Ahora, que pasará si les informo que esta persona obtuvo esos ingresos vendiendo sus últimas 10 vacas, apenas ha concluido la primaria, vive en una casa con materiales precarios donde el piso es de tierra y en su comunidad aún no ha llegado el agua potable. ¿Seguiremos pensando en que esta persona no es pobre?

La pobreza es rápidamente identificada por la falta de ingresos, pero también tiene que ver con la capacidad que se tiene de generar. Incluso, Amartya Sen (Premio Nobel de Economía) profundizaba el concepto hablando de la pobreza como la privación de capacidades. Menciona Sen que esta privación puede verse en una mortalidad prematura, un grado significativo de desnutrición, analfabetismo, etc. De estas consideraciones surge la importancia de poder medir a la pobreza en múltiples dimensiones. Entendemos que el INE se encuentra trabajando en poder realizar ese tipo de mediciones.

Medir la pobreza de manera multidimensional nos permitirá entender y cuantificar mejor la pobreza estructural. Comprender las diversas dimensiones de la pobreza permite que el enfoque de las políticas públicas sea integral y apunte a alcanzar progresos en el capital humano, el capital social, y en el equilibrio entre la producción y el medio ambiente.

A partir de la medición multidimensional se podrá identificar a personas como las del ejemplo, cuyo ingreso supera en un momento determinado la línea de la pobreza, pero que se encuentran privadas de oportunidades. Las transferencias monetarias no están mal y ha sido demostrada su importancia en contextos de crisis como la resultante de la pandemia, pero para ser efectivos en la lucha contra la pobreza debemos ir un paso más. Y comenzar a debatir sobre las necesarias reformas estructurales.

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