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Opinión

Memorias de la visita del Príncipe Felipe a Paraguay

El príncipe recorrió las calles del centro de Asunción en compañía del entonces presidente del Paraguay, General Alfredo Stroessner. Foto: Colección de la familia Stroessner.

El príncipe recorrió las calles del centro de Asunción en compañía del entonces presidente del Paraguay, General Alfredo Stroessner. Foto: Colección de la familia Stroessner.

Hablar de una figura como la del Príncipe Felipe, duque de Edimburgo y esposo de la Reina Isabel II de Gran Bretaña no es tarea fácil. Con el tiempo se ha convertido en una figura bastante controvertida, especialmente con sus comentarios políticamente incorrectos y su asociación a otros grupos de poder; sin embargo, como bien lo rescataba el embajador del Reino Unido en Paraguay, Ramin Navai, el Príncipe Felipe ha prestado un gran servicio para su nación: “Gratitud por su extraordinaria vida de servicio al país”.

He decidido no hablar de la figura de Felipe, ya a estas alturas me imagino que miles de medios de prensa estarán atosigando a la gente con biografías y teorías ‘conspiranoicas’ sobre su figura. Lo que sí me gustaría es abrir una ventana en el tiempo para revivir un momento histórico, que más allá de lo que representaban sus protagonistas tuvo un impacto importante para la vida cotidiana en nuestro país.

Aunque sea yo quien firme esta nota, la misma no es sino el resultado de la colaboración de un equipo editorial fabuloso y de tanta gente que me ha escrito para contarme anécdotas de lo que fue aquella visita.

Antes de la visita

Ya antes de la visita el problema que se tenía era el del hospedaje. El Paraguay de la década de los 50 no contaba con hoteles que estén medianamente a la altura para hospedar a delegaciones internacionales y jefes de Estado. De ahí que con la visión de modernizar al Paraguay, el gobierno decidió construir un hotel, y así nació el Hotel Guaraní, que llegó a ser un símbolo nacional.

El icónico Hotel Guaraní se encuentra en el reverso del billete de 5 guaraníes.

El icónico Hotel Guaraní se encuentra en el reverso del billete de 5 guaraníes.

Aunque sigue conservando su esplendor, en su momento llegó a estar entre los Top 10 mejores hoteles de toda Sudamérica y hoy es uno de «los 7 Tesoros del Patrimonio Cultural Material de Asunción». La visión fue concebida ya en 1954, cuando se compró el terreno, y las obras comenzaron en 1957 y finalizaron en 1961, justo un año antes de la visita del príncipe.

La vista que tenía el príncipe desde el Hotel Guaraní.

La vista que tenía el príncipe desde el Hotel Guaraní.

El hotel tiene 13 pisos, con una arquitectura vanguardista para la época. Cada piso tiene 19 habitaciones y el príncipe se hospedó en el décimo piso, ocupando tres habitaciones (dos de ellas fueron transformadas para convertirlas en una oficina y una sala de estar con un bar. Pero una figura internacional como la del príncipe no viaja sola; básicamente su comitiva llegó a ocupar dos pisos completos. La suite del príncipe fue la 1013, con vistas al Panteón.

El otro problema que se tenía era el del transporte. Estamos en el Paraguay de 1962 y no había un solo servicio de “rentar coches”. Al final se terminó prestando del viejo Barchini un Cadillac descapotable (creo del 59), que no es el famoso descapotable de Don Mario, que se usó en casi todas las asunciones presidenciales.

El príncipe confesó que se sintió sorprendido del nivel que tenía el Paraguay.

El príncipe llegó al país el 9 de marzo de 1962, pero el aeropuerto que teníamos no era el moderno “Silvio Pettirossi”, que recién se construyó en 1980.

Publicación de la época.

Publicación de la época.

El príncipe fue recibido con mucha aclamación, este era un evento muy especial para el país y en la época era sencillamente “el evento”. Miles de ciudadanos fueron a recibirlo y en las calles había filas de personas con banderitas de Paraguay y del Reino Unido. El príncipe confesó que fue uno de los recibimientos más cálidos que tuvo.

Tanto en la prensa como en las radios se iba anunciando el gran evento e incluso se iba enseñando a la gente las normas de etiqueta que debían tener con el príncipe si es que llegaban a tener la oportunidad de interactuar con él.

Tres aspectos de la visita fueron muy notorios; en primer lugar, al príncipe le gustó mucho interactuar con la gente. No es que haya roto el protocolo, pues ellos hacen el protocolo, pero se salió varias veces del programa establecido para dar unos pasos extras y saludar a ‘los comunes’ (nada que ver como la imagen de un aristócrata engreído). De hecho, al parecer, al príncipe le encantó interactuar con los comunes y lo hizo repetidas veces. Remarcó varias veces en su visita y después de ella, que quedó hechizado con la hospitalidad paraguaya (cosa que en realidad nos caracteriza hasta hoy día).

El otro aspecto memorable fue que priorizó la visita a ciudadanos del Reino Unido residentes en Paraguay y descendientes británicos.

El Príncipe no solo fungía como figura representativa, sino que también servía de nexo para conectar negocios, para vender productos británicos y comprar productos paraguayos.

El Príncipe en la exhibición de productos británicos. El Príncipe no desaprovechó la oportunidad para promocionar la venta de ventiladores y heladeras británicas (una novedad para muchos en la época).

El Príncipe en la exhibición de productos británicos. El Príncipe no desaprovechó la oportunidad para promocionar la venta de ventiladores y heladeras británicas (una novedad para muchos en la época).

10 de marzo, el Príncipe visitó la estancia de Liebig donde pudo conocer al gaucho paraguayo y visitar la planta empacadora de carne. A la vez que promocionaba productos británicos, gestionó la compra del famoso “corned beef” (vaka’i) del frigorífico de la “Liebig’s Extracto of Meet Company”, en la planta de Zeballos Cue.

En la Compañía Liebig el Príncipe fue recibido por Peter y Bruce Carlisle, Michael Hughes, Patrick Vigors y Eric Evans. Foto: Archivo de la Liebig.

En la Compañía Liebig el Príncipe fue recibido por Peter y Bruce Carlisle, Michael Hughes, Patrick Vigors y Eric Evans. Foto: Archivo de la Liebig.

En Liebig’s fue recibido por Norman Wood, quien empezó a trabajar en dicha planta a partir de 1927. Norman había nacido en Cosme, Caazapá, en una colonia de inmigrantes australianos. Durante la Primera Guerra Mundial, Norman se había alistado como voluntario del Tank Corps, en 1919, junto con sus hermanos Guillermo y Alejandro, que recibieron la “Cruz Escarlata” por su valentía.

En la foto, el príncipe hablando con John Kennedy Swindale y su hija Lira Kennedy. James Craig Kennedy (padre de John) había emigrado de Irlanda hacia Australia, y de ahí los Kennedy pasaron luego a Paraguay donde se establecieron y fueron los fundadores de Nueva Londres.

El último aspecto que llamó bastante la atención, ya que no era una visita oficial, fue lo rápido que se adaptó para disfrutar del Paraguay.

Visita a la estancia del expresidente Raimundo Rolón

Si bien el Príncipe ya tenía en los planes visitar estancias de británicos en el Paraguay, el honor de visitar una estancia paraguaya recayó en el expresidente del Paraguay, el Gral. (SR) Raimundo Rolón, propietario de la estancia Buenaventura en el kilómetro 90 de la Ruta 2. La estancia era lo suficientemente cercana y era una estancia modelo y muy avanzada para la época. El establecimiento fue fundado en 1900 por Buenaventura Rolón, padre del Gral. Raimundo Rolón.

El Príncipe llegó a la estancia acompañado del Dr. Edgar Lineo Ynsfrán y del Dr. Rubén Ramírez Pane, quien hacía de traductor. Llegó con saco y corbata, y mantuvo siempre la elegancia y el buen porte durante todo el recorrido; solo para el almuerzo se quitó el saco.

El almuerzo se basó en un rico asado paraguayo con sopa paraguaya, lo cual gustó bastante al Príncipe.

Recorrieron varios puntos de la estancia, muchas veces caminando. En la prensa se anunció que fueron de cacería, quizás con una versión romántica de las cacerías de nobles en Europa. Lo cierto es que en la estancia había una zona de perdices y el Príncipe hizo algunos disparos con una escopeta.

Según testimonio del nieto del Gral. Raimundo Rolón, Edmundo Rolón Osnaghi: “el Príncipe pasó un día disfrutando de las tradiciones paraguayas, fue de cacería y pudo degustar un asado a la estaca. Para el postre, mi abuela [Guillermina Rolón] les preparó un queso con miel negra, que hacían en la misma estancia y eso siempre nos contaba abuela muy orgullosamente”.

El entonces Duque de Edimburgo visitó Paraguay en 1962. Entre sus recorridos esta un día de campo en la Estancia San Buenaventura, en Itacurubi de la Cordillera. Foto: Familia Rolón.

El entonces Duque de Edimburgo visitó Paraguay en 1962. Entre sus recorridos esta un día de campo en la Estancia San Buenaventura, en Itacurubi de la Cordillera. Foto: Familia Rolón.

Anécdota que inspiró la creación del Canal 9

Se cuenta que el príncipe, en su visita de la firma comercial “Segura la Torre”, fue recibido por Carlos Morínigo Delgado. Durante su visita, al ver que los fotógrafos siempre lo seguían, pero le extrañó no ver cámaras de televisión, el príncipe preguntó por las cámaras para luego darse cuenta que en Paraguay todavía no existía televisión. Ahí fue cuando el príncipe le alentó a Morínigo Delgado para comenzar con un canal de televisión. Tres años más tarde, en 1965 nacía Canal 9 TV Cerro Corá. La primera estación televisiva en Paraguay.

Recepciones y condecoraciones

En el Palacio de Gobierno, a la izquierda el Príncipe hablando con Stroessner. En dicha ocasión el Príncipe manifestó el honor que sentía al visitar un país que era gobernado por una persona a la cual su pueblo lo quería. Cabe recordar que en esta época tanto Rubín como Zuccolillo se pasaban buscando los favores de Stroessner y Augusto Roa Bastos aún disfrutaba del sueldo que le daba Stroessner.

Foto: Colección de la familia Stroessner.

Foto: Colección de la familia Stroessner.

El 11 de marzo, el príncipe otorgó a Stroessner la condecoración “Gran Cruz de Caballero de la Orden de San Miguel y San Jorge”. En la foto se puede ver a la primera dama, Doña Eligia Mora de Stroessner, al canciller Dr. Raúl Sapena Pastor, al Dr. Rubén Ramírez Pane (traductor) y al Dr. Edgar L. Ynsfrán.

Recepción ofrecida en el Palacio en homenaje al príncipe.

Recepción ofrecida en el Palacio en homenaje al príncipe.

Para retribuir a la recepción que el Pte. Stroessner le había ofrecido en el Palacio, el príncipe organizó una recepción en el Hotel Guaraní

Foto: Familia Rolón

Foto: Familia Rolón

En la foto, la Sra. Guillermina Rolón conversando con el Príncipe. Detrás puede verse al expresidente, el Gral. Raimundo Rolón y al Pte. Alfredo Stroessner. Recepción organizada por el Príncipe en el Hotel Guaraní.

La vivencia de los comunes

Autógrafo del Príncipe Felipe “Phillip”, en su estadía en el Hotel Guaraní, del 10 al 12 de marzo de 1962

Quizás de entre las anécdotas, mi favorita. Estela Ruíz cuenta que tenía 10 años cuando vino en príncipe, y su hermana María 8. Cuenta Estela: “Nosotras estábamos muy emocionadas por conocer a un príncipe en la vida real. Mi papá no quería ir a verlo, pero mi mamá sí y nosotras mucho más. Mi mamá nos compró vestiditos nuevos, pero decían que tenían que ser claros, tenían guantecitos y todo. No nos pudimos ir al aeropuerto porque en aquella época era muy lejos, pero fuimos al Hotel Guaraní con banderitas y todas pitucas. Lo que se rió después mi papá porque tanto que se insistía en que los trajes tenían que ser claros y después el príncipe apareció con un traje oscuro. Nos decían a cada rato que no teníamos que tocar al príncipe, solo si él pasaba la mano teníamos que pasarle la mano. Ahí también aprendí lo de las audiencias con el Papa, que tienen que ser siempre con traje negro y vestidos sobrios, eso se me quedó. Recuerdo que a mi hermana le preocupaba que ella no tenía vestido oscuro, y le decía a mi mamá ‘¿qué va a pasar si el príncipe nos invita a la fiesta?’ [se ríe Estela]. Recuerdo que no había forma de conseguir citas en la peluquería y eso le preocupaba a mi mamá, porque todas las viejas copetudas tomaban turnos en la peluquería [vuelve a reírse]. Nosotras no llegamos a saludarle al príncipe. Me acuerdo que había mucha gente y no podíamos ver. Mi papá le alzó upa a mi hermana, y yo era también bajita y demasiado quería ver, así que me alzó también upa a mí. Mi papá era un pirulo [se ríe Estela], pero para nosotras era el más forzudo [solloza y llora Estela con el recuerdo]”.

Estampilla del Correo paraguayo en homenaje a la visita del Príncipe Felipe.

Estampilla del Correo paraguayo en homenaje a la visita del Príncipe Felipe.

La visita del Príncipe Felipe no solo fue un evento importante para el Paraguay de inicios de la década del 60. La visita vino también a poner al Paraguay en el mapa internacional después de tantos años de atraso. El Príncipe se llevó muchos cálidos recuerdos y su visita ha quedado en la memoria de muchos paraguayos, como Estela y María Ruíz.

La Aldea iba transformándose. Entre las décadas del 60 y 70, Paraguay alcanzó en esa época un nivel internacional que no volvería a tener.

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