Opinión
El Dragón chino: Del comunismo a la China Nacional Socialista (nazi)
Alan Redick
El Dragón despertó y esta vez con mucha hambre. Esta es una metáfora, no una fantasía. En pocas décadas hemos visto cómo la China se ha transformado, de ser un país comunista pasó a ser a un país nacionalista y socialista, manteniendo un sistema de gobierno centralizado y totalitario.
Recuerdo muy bien las etapas del discurso chino. A partir del 2000 comenzaba a verse la amenaza china en EEUU, ya que los chinos iban ocupando varios lugares estratégicos en el mundo académico e iban comprando alarmantemente varias empresas americanas.
Lo que en aquella época se decía era que los chinos no representaban un problema: eran buenos para las matemáticas y la tecnología, y que solo eran buenos “copiando” inventos de occidente. Se decía falsamente que los chinos nunca fueron imperialistas. Aparecían documentales acerca de la gran armada china que dominó los mares solo para comerciar y explorar, pero que luego fue desmantelada. Pero pronto fueron apareciendo los problemas con los países limítrofes.
En la actualidad, el predominio chino se extendió en todos los campos y muy rápido se probó que fueron subestimados. China fue ganando más y más espacios de poder y ya para el segundo período de Obama era evidente un colapso de occidente. Eso, hasta que llegó Trump.
Trump inició una guerra comercial con China. Recuerdo que muchos economistas me decían que ese era un gran error de Trump; sin embargo, Trump terminó ganando esa batalla. En 2019 por primera vez en su historia reciente, China cerraba el año con números negativos y la economía de EEUU vivía un nuevo florecimiento. No había forma de frenar eso hasta que… apareció el virus chino.
El virus chino
Que si el Covid-19 fue creado o no en un laboratorio, no lo sabemos, aunque es perfectamente posible. En muchos laboratorios del mundo se manipulan bacterias y virus justamente para estudiarlos e ir programando vacunas. El gran problema de China fue cómo manejó el tema del virus.
Es verdad que existieron otras pandemias mucho más serias. La de 1918 parece haberse iniciado en EEUU, o al menos es lo que hoy se dice. Pero no se pueden comparar estas eras puesto que no se tenían los conocimientos que tenemos hoy.
China sabía muy bien lo que estaba pasando; de hecho, esas seis semanas iniciales que intentaron ocultar fueron fundamentales para que el virus se propague por el mundo. Cancelaron los vuelos internos, pero dejaron abiertos los vuelos internacionales. Trump fue el primero en tomar acciones contra los vuelos de China, y por eso se ganó la dura crítica de los demócratas. Pero la suerte ya estaba echada, el virus ya venía entrando a través de Italia.
Los médicos y científicos chinos que denunciaron la epidemia ya están todos muertos. Los chinos también destruyeron las primeras evidencias y no permitieron que la OMS ingrese (aunque luego la OMS felicitó a China por su labor, labor que por cierto nunca nadie pudo investigar).
EEUU donó a China una serie de materiales para combatir a la epidemia, irónicamente, luego terminó ‘comprando’ de los chinos los mismos materiales que ellos se los habían regalado.
China comenzó a hacer su gran negocio con la venta de insumos. Pero la campaña china de los insumos terminó siendo un gran fracaso. El 95% de sus productos era de mala calidad. Por ejemplo, las mascarillas que decían ser 80 % seguras, solo lo eran en un 30 %. Muchos países, incluyendo a Paraguay, terminaron rechazando los insumos chinos por su pésima calidad y falta de garantía.
Con los insumos chinos apareció la ‘diplomacia de los insumos’ ya que China iba pidiendo favores políticos en compensación a sus ‘donaciones’. Pero como esa estrategia no les funcionó, decidieron volver a intentarlo con ‘la diplomacia de las vacunas’.
La diplomacia de las vacunas
Al igual que otros países, China se lanzó a la carrera de tener una vacuna. La primera en salir en China fue la Ad5-nCoV y tuvo resultados alentadores en las pruebas de la fase uno y dos, pero cuando les tocó entrar en las pruebas de fase III se vieron con un problema, ya que para ese entonces en China ya habían controlado al virus sin las vacunas.
Posteriormente el gobierno chino sacó la vacuna CNBG, de Sinopharm, pero no la probaron con su propia población, sino que buscaron probarla en otros países, como Argentina.
Las vacunas hoy día son utilizadas como instrumentos de presión para forzar a países a seguir la agenda del gobierno chino, en relación con el programa BRI o bien, para presionar para que abandonen a Taiwán en beneficio de China, como lo hicieron con Argelia (10 de febrero de 2021), y cómo lo vienen haciendo en Paraguay a través de la izquierda y principalmente a través de poderosos grupos económicos. Incluso puede verse en el caso del Brasil, donde anteriormente habían rechazado a Huawei, pero que casualmente después de conseguir las vacunas, el Brasil decidió cambiar su postura con respecto a Huawei.
China sabe además que le queda muy poco tiempo. Sabe que sus vacunas son las peores del mercado y cuando las vacunas americanas se abran al mercado internacional se les acabará esta forma de extorsión y manipulación.
Geopolítica China: BRI y el collar de perlas
China no tiene salida al mar de India, sus rutas comerciales están amenazadas por bloqueos que puedan surgir, especialmente de India. Así es como iniciaron su titánico proyecto del BRI, Beltand Road Iniciative (Iniciativa de la franja y la ruta), que es un proyecto trillonario que busca conectar a China comercialmente con Europa y los grandes centros de distribución.
La forma más segura de no depender de India es rodeándola. Así es como iniciaron el proyecto de autopista de Pakistán. Para tampoco depender de Pakistán apostaron también por la otra vía: a través del corredor de Myanmar (Birmania), que casualmente sufrió recientemente un golpe de Estado al que los chinos se niegan a llamar “golpe”. Cada vez más queda revelada su involucración.
En 2013 la mayoría de los países europeos celebró la iniciativa BRI, pero ya para el 2017 esa visión cambió y para el 2021 el rechazo y la amenaza ya han quedado manifiestos.
Con el proyecto de su línea de perlas hacen lo mismo, pero a través de un corredor oceánico, instalando puertos francos en países que están altamente endeudados con los chinos, como el caso de Sri Lanka.
El proyecto de rutas internacionales de China está estimado que tendrá un costo de más de 8 trillones de dólares, una inversión que ni China podrá cubrir y que cada vez más se nota que será una inversión que no podrán pagar. ¿Quién terminará pagando el proyecto?
La política del “Sugar Daddy”
China viene desarrollando hace tiempo una política basada en una trampa a través de deudas. Otorgan créditos y donaciones para seducir, como un ‘sugar daddy’, que al final terminan creando un estado de dependencia, con países adictos al dinero chino.
Ofrecen a los países créditos millonarios para proyectos que no tienen un sentido necesario ni estratégico para el país endeudado. Son proyectos que en sí ya son rechazados por otros bancos por no tener garantías. Si los estados no pueden pagar la deuda, no hay problemas, sencillamente China va quitándoles parte de su soberanía: como lo hicieron en Sri Lanka, Venezuela, Ecuador, Argentina…
Dan créditos a gobiernos corruptos que no pueden rechazar la oferta y terminan perdiendo soberanía. Un país como Paraguay sería engullido en un parpadeo, solo que a Paraguay el ojo del Dragón aún no lo había priorizado, hasta ahora.
China en Latinoamérica
Venezuela ha sido la puerta de los chinos para Latinoamérica en el 2000. Hugo Chávez fue su primer gran aliado y pronto le siguió Ecuador. En ambos países construyeron infraestructuras millonarias sin mucho sentido práctico, como la represa ecuatoriana (que tiene solo un 50% de productividad). A esa poca practicidad se suma la corrupción de los gobiernos, y así Venezuela y Ecuador vinieron a perder la soberanía sobre su petróleo. Argentina tiene empeñado a los chinos parte de su territorio y ha perdido en gran parte su soberanía sobre la explotación de minerales, además de ser constantemente humillada por la permanente invasión en sus aguas por parte de pescadores chinos. Esta misma práctica la sufren otros países, como se dio en el reciente caso del standoff de los barcos pesqueros chinos en aguas de Filipinas. Si los rusos tienen a sus ‘hombres de verdes’ en Ucrania, los chinos tienen a sus ‘hombres azules’ en los mares.
A partir de 2017 China comenzó su campaña para obtener la hegemonía en América Latina. No solo eran los países con gobiernos de izquierda, sino que ya iban a por todos. Comenzaron por Panamá, obviamente por razones estratégicas. El traspaso se dio en total secretismo, especialmente para que EEUU ni Taiwán se enteraran. El 1º de mayo de 2018 le siguió la República Dominicana y ese mismo año El Salvador. La presión de China contra los países que apoyan a Taiwán es cada vez más fuerte. Hoy en día, Paraguay es uno de los pocos países que reconoce a Taiwán, pero la presión ya ha comenzado y es cada vez más fuerte.
Los chinos por lo general ofrecen inversiones masivas que no son más que inversiones de riesgo. Raramente un acreedor presta dinero esperando que el prestador no le devuelva, y cuando esto ocurre, las sospechas no deben ser pocas. La diplomacia de la deuda/trampa de China no es más que una estafa premeditada de los chinos que siempre viene con garantías colaterales,que terminan entregado la soberanía sobre las riquezas naturales.
El gigante chino viene creciendo y tomando los pasos estratégicos del antiguo imperio británico. Su primer objetivo fue África, de donde consiguieron primordialmente mano de obra barata y materia prima (dos elementos que ya carecen en China). China no tiene buenos recursos de materia prima, por lo que necesita importarlos; además de materia prima, otra de las cosas que carece China es una capacidad para alimentar a su gigantesca población; aquí es donde entra también estratégicamente Latinoamérica, que además de proveer de materia prima puede también alimentar al Dragón.
No hay que confundirse, muy a pesar del discurso de empresarios que buscan solo su beneficio personal, China no practica un capitalismo del libre mercado, sino un mercado controlado por el Estado, en un Estado dictatorial y totalitario. Lo que hoy pretenden hacer, incluso algunos sectores de la prensa, es normalizar el totalitarismo. La pandemia vino casualmente también a ayudar a esa causa. Incluso a países con una economía estable, la política con los chinos logró desequilibrarlos, como es el caso más reciente con Chile.
China pasó de ser comunista a ser nacional socialista (nazi)
China pasó de ser comunista a ser nacional socialista (nazi). Existe una gran confusión en este tema y mayormente se debe a que la mayoría de los académicos que manejaron el sistema educativo después de la Segunda Guerra Mundial son de izquierda, y a ellos para nada les convenía que la gente asociara a los nazis y los fascistas con la izquierda.
En 1848 Marx se define como la izquierda. Si el marxismo es la izquierda, la derecha entonces sería, por contraposición, el liberalismo. Así, los de extrema derecha no son los fascistas, sino los libertarios como Ron Paul en EEUU o Javier Milei en Argentina. El fascismo es el punto previo al comunismo.
Sabemos quién es el padre del liberalismo (Adam Smith); sabemos quién es el padre del marxismo (Karl Marx). ¿Cómo es que nadie sabe quién fue el padre del fascismo? El padre del fascismo fue Giovanni Gentile, un intelectual italiano socialista que atacaba a la democracia liberal. La democracia liberal se centra en el individuo; para Gentile “la verdadera democracia” se da cuando los individuos voluntariamente se subordinan al Estado.
Siguiendo a Marx, Gentile asimila al Estado con la familia. Pero a diferencia de Marx, que solo ve a la lucha de clase como motor de la historia, Gentile le suma la identidad nacional. Así, los marxistas desarrollarán la Internacional, mientras que los fascistas se aferrarán a un socialismo nacionalista. Los fascistas son socialistas con una identidad nacional. Benito Mussolini, siguiendo a Gentile escribe la Doctrina del fascismo, “Todo en el Estado, nada fuera del Estado”.
En Alemania se crea el Partido Nacional Socialista (Nazi) a partir del Partido Alemán de los Trabajadores. Para Gottfried Feder, el objetivo del nuevo partido era “reconciliar al nacionalismo y al socialismo”. El colectivismo pasa a superponerse nuevamente al individualismo.
En los 25 puntos de la doctrina Nazi se establece que la actividad individual no debe violar el interés general, sino que debe expresarse para beneficio del común. Desde sus orígenes el nacismo fue colectivismo. De sus 25 puntos, 14 de ellos hacen énfasis en programas socialistas. En 1927 Adolf Hitler, en uno de sus célebres discursos, sostuvo: “Somos socialistas, somos enemigos del actual sistema capitalista…”.
Hay quienes ven en el nacismo un hipercapitalismo, ya que el Estado era el mayor capitalista (pero lo mismo puede decirse del comunismo). En el nacismo el Estado debe controlar todos los aspectos de la economía. Se permite la iniciativa privada, así como en la China actual, siempre y cuando vaya de acuerdo con la visión del Estado.
Cabe señalar también que tanto el nacismo alemán como el chino, surgen a partir del resentimiento y la humillación. Ya en el programa Nazi de 1920 se establece como primer punto la unificación de todos los que comparten la etnicidad germana. Este también viene siendo un punto esencial para China, que se cree descendiente racial de la dinastía Han, y que tiene por misión anexionar a su territorio a Taiwán, como ya lo ha hecho con Hong Kong. De esa misma forma se dio con los nazis alemanes, que invadieron Checoslovaquia, anexionaron Austria y luego invadieron Polonia para retomar Dazing y Francia para retomar Lorena y Alsacia.
También, tanto en la Alemania nazi como en China, se da el mismo sistema de gobierno, contrario al republicanismo y a la democracia liberal. Tanto China como Alemania nazi comparten un sistema totalitario centralizado: un pueblo, un partido y un líder. Un sistema autoritario donde el Estado ejerce el control total sobre todos los medios de comunicación.
China es nacionalista-socialista y tiene un gobierno donde impera un solo partido bajo un modelo totalitario. De hecho, su nacionalismo fue lo que les impidió ser parte de la Internacional soviética, y fue esta separación la que vino a aprovechar Richard Nixon.
Del viejo discurso de una China de paz ya no queda nada. Su diplomacia se ha vuelto mucho más agresiva. Sus fuerzas armadas se han incrementado masivamente, y se pasan tocándoles las orejas a sus antiguos rivales.
No hace mucho, Hua Chunying (@SpokespersonCHN), lavocera del Ministerio de Relaciones Exteriores de China respondía a un tuit que se quejaba de la situación por el virus con un mensaje insolente “I can’tbreathe” (no puedo respirar); Chen Weihua (@chenweihua), corresponsal del periódico oficial chino, respondía al tuit de una senadora americana con un simple “bitch” (perra). Zhao Lijian (@zlj517), director del RREE chino, tuiteó refiriéndose a los americanos “Sean transparentes. ¡EEUU nos debe una explicación!” “Posiblemente fue el ejército de EEUU el que trajo la epidemia a Wuhan”. Los nuevos “lobos guerreros” chinos van más agresivos que nunca.
Militarmente China va llevando una política de intimidación; comercialmente una de bullying para quienes se oponen a sus intereses, y diplomáticamente ya no guardan las composturas ni el decoro.
Obviamente, cuando sus diplomáticos y oficiales se expresan de esta manera, ya no lo hacen para ganarse adeptos en el mundo, sino que lo hacen con la intensión de que sirva como propaganda (al más puro estilo Goebbels) con los chinos dentro de China (quienes irónicamente no tienen Twitter).
A uno de los ‘Tigres de Asia’ el Dragón ya se lo ha engullido. Hong Kong terminó ya bajo su férula.
Tanslatio Imperii
Tal parece estamos ante el traspaso de un imperio a otro. Las políticas de Trump pudieron detener el avance chino, pero tan pronto dejó el poder los chinos cambiaron hacia una estrategia más agresiva, y Biden no es Trump.
¿En qué se diferencia el imperialismo yanqui del chino? Ambos han cometido errores y hubo abuso de poder en varias ocasiones. Hasta ahora, aunque su hegemonía ya viene tambaleando, EEUU no tiene ningún país que pueda hacerle frente. El punto es que es la misma sociedad americana es la que cuestiona y regula a su gobierno, cosa que no se puede hacer en China.
Actualmente abundan los casos de abusos a los derechos humanos en China. Evidentemente, en China nadie puede cuestionar esto, mucho menos intentar sancionar al gobierno. Recientemente hubo varias denuncias contra “campos de trabajo forzado” en China. La respuesta de China se vio simplemente con un boicot económico contra empresas occidentales. La política fascista de China no admite disidencias, ni siquiera entre los más ricos de China.
China es muy frágil y puede convertirse en otra Cartago. Su agresión en los últimos tiempos demuestra su grado de desesperación. Se está quedando sin recursos y sin dinero.
El peligro para Paraguay
La China fascista es quizás la amenaza más grande para el Paraguay por obvias razones. Paraguay ni siquiera puede contra la política bandeirante del Brasil, mucho menos podrá contra el Dragón chino.
Aparte de ser un país pobre en recursos naturales, tiene a los políticos más corruptos de la región (incluyendo a los opositores). Si este gobierno se las ingenió para tragarse millones con una pasarela artesanal, no quiero ni imaginar lo que sería si tuviesen una línea de crédito inagotable o propuestas para infraestructuras superfluas.
Incluso las grandes potencias económicas e industriales que negocian con China salen perdiendo. India tuvo un déficit en transacciones de $ 57 billones en un año. Paraguay, sin tratos oficiales consume mucho más de China que lo que pueda exportar. El Paraguay no es un país industrial, solo tiene para ofrecer materia prima y productos simples como carne, soja y…
Entiendo cuál es el apuro de la izquierda en Paraguay por abandonar a Taiwán y someter al país a China. Comprendo también cuál es la motivación de un fuerte grupo económico y sus periodistas por concretar una alianza con China; pero no todo en este mundo es dinero.
El Vaticano y Paraguay siguen siendo los mejores aliados de Taiwán, y obviamente, los taiwaneses también tienen el apoyo de muchos otros países que tienen trato con China. Hoy son varios los países que se están dando cuenta del error, pero ya les resulta muy tarde.
Solo basta mirar a los países en la región para ver lo desastroso que resultó la alianza con el Dragón chino. Es cierto, Argentina ha mejorado su sistema ferroviario, pero ¿a qué costo?
Las vacunas chinas no son ninguna solución. Hay países que llegaron a controlar la epidemia sin vacunas. Justamente China es un ejemplo de ello; aunque suene raro, no aplican sus propias vacunas a su gente, pero sí las exportan.
El mayor problema del Paraguay son sus políticos corruptos (fecundados en todos los partidos). Al Paraguay le hace falta adoptar políticas nacionalistas que le han resultado en otras épocas. En las condiciones en las que se encuentra, no está ni en condiciones de negociar Itaipú, y hay quienes pretenden abrirle las puertas al Dragón tragón.
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