Paraguay en crisis por sequía

La crisis climática golpea con fuerza a Paraguay. Las sequías prolongadas, los ríos en niveles alarmantes y las temperaturas extremas han puesto al país en una situación límite. Este panorama desolador afecta no solo a la economía, sino también a la salud, los recursos naturales y la calidad de vida de toda la población. A continuación, desglosamos los principales aspectos de esta grave problemática.

Sequía prolongada

Paraguay enfrenta una sequía sin precedentes que comenzó en 2020 y, aunque tuvo leves alivios en algunos periodos, ha persistido con fuerza hasta la actualidad. El fenómeno climático “El Niño”, que inicialmente se esperaba trajera lluvias abundantes, no cumplió con las expectativas. En su lugar, las precipitaciones fueron insuficientes para recargar los acuíferos, los suelos agrícolas y los cauces de los ríos.

Ahora, con la llegada de “La Niña” en el primer trimestre de 2025, se espera una nueva fase de déficit hídrico que podría agravar aún más las condiciones actuales. Esto genera una alarma no solo ambiental, sino también económica, pues los sectores productivos del país, como la agricultura y la ganadería, dependen directamente del agua para su funcionamiento.

Ríos al borde del colapso: el caso del río Paraguay

El impacto de la sequía ha sido devastador en los ríos que atraviesan el territorio nacional. El río Paraguay, clave para el transporte fluvial y el comercio, ha alcanzado niveles históricamente bajos.

En 2024, el puerto de Alberdi registró mínimos alarmantes, afectando gravemente las actividades económicas. Las embarcaciones han tenido que reducir sus cargas en hasta un 15% para evitar encallamientos, lo que ha generado un aumento significativo en los costos operativos. El comercio internacional, que depende en gran medida del transporte fluvial, también ha sentido el impacto, poniendo en riesgo exportaciones de productos agrícolas, combustibles y bienes de consumo.

El río Pilcomayo también enfrenta una crisis, con reportes de desecación parcial en tramos importantes. Comunidades indígenas y campesinas que dependen de sus aguas para subsistir se encuentran en una situación crítica, enfrentando escasez de agua potable y recursos pesqueros.

Altas temperaturas: un enemigo silencioso

Las olas de calor extremo han empeorado el panorama, con temperaturas que en algunas regiones superan los 42 grados centígrados. Estas condiciones, además de ser peligrosas para la salud, aumentan el riesgo de incendios forestales, deterioran la calidad del aire y agravan la crisis hídrica al acelerar la evaporación de las fuentes de agua.

El sistema de salud también se ve afectado, ya que los casos de deshidratación, golpes de calor y enfermedades relacionadas con el calor han incrementado significativamente. Las poblaciones más vulnerables, como niños y adultos mayores, son las más afectadas.

Acciones gubernamentales y llamados a la conciencia

Ante la magnitud de la crisis, el gobierno ha tomado medidas para mitigar los efectos inmediatos. Entre las principales acciones se encuentran:

1. Campañas de concienciación sobre el uso racional del agua potable:
Se insta a la población a revisar y reparar fugas, minimizar el uso de agua para actividades no esenciales, como riego de jardines o lavado de vehículos, y reutilizar el agua cuando sea posible.

2. Regulaciones en el uso de los recursos hídricos:
El Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades) ha emitido alertas y recomendaciones para garantizar la distribución equitativa del agua, priorizando su uso para consumo humano y agrícola.

3. Monitoreo de los niveles de los ríos y acuíferos:
Autoridades y expertos trabajan en la recolección de datos para prever futuros escenarios y diseñar estrategias a largo plazo.

Sin embargo, estas medidas no serán suficientes si no se adoptan políticas públicas más ambiciosas y sostenibles que aborden las causas subyacentes de la crisis climática.

Impacto social y económico

La sequía no solo afecta el medio ambiente, sino que también golpea duramente a la economía y a las comunidades más vulnerables. En el sector agroindustrial, la falta de agua y el calor extremo han reducido drásticamente los rendimientos de cultivos como la soja y el maíz, pilares de las exportaciones paraguayas. La ganadería también sufre, con una reducción en la calidad de los pastizales y un aumento en los costos de producción.

Por otro lado, miles de familias que dependen de fuentes de agua superficial y pozos para su consumo diario enfrentan serias dificultades para acceder a este recurso esencial. En zonas rurales, muchas comunidades han tenido que caminar largas distancias para obtener agua, lo que exacerba las condiciones de pobreza y desigualdad.

Cambio climático como desafío nacional

La crisis actual es un recordatorio alarmante de que el cambio climático no es un problema del futuro, sino una realidad que ya está impactando al país. Es crucial que Paraguay invierta en infraestructura hídrica, como plantas de tratamiento y almacenamiento, y fomente prácticas agrícolas más resilientes al clima.

Además, se necesitan políticas de reforestación y conservación de cuencas hidrográficas para proteger los ecosistemas que garantizan el flujo de agua a largo plazo. La cooperación internacional también será clave para acceder a fondos y tecnologías que permitan al país adaptarse a los nuevos desafíos.

Llamado urgente a la acción colectiva

La solución a esta crisis requiere un esfuerzo conjunto de todos los sectores de la sociedad. Desde los responsables políticos hasta los ciudadanos comunes, cada acción cuenta para garantizar un uso sostenible de los recursos naturales.

La emergencia actual es una oportunidad para reflexionar sobre nuestra relación con el medio ambiente y actuar con responsabilidad. Solo así podremos asegurar un futuro en el que el agua, ese recurso vital, esté disponible para todos los paraguayos.