Cuando la magia de los Reyes Magos trae algo más que regalos: niños y el desarrollo emocional

El Día de la llegada de los Reyes Magos es una tradición que llena de ilusión a millones de niños. Quién no recuerda la emoción de llenar los zapatos con cartitas en los rincones más especiales de la casa, preferentemente al lado del pesebre o bajo el arbolito de Navidad, seguido de una noche de 5 de enero acompañada de un insomnio que, además de ser una hermosa ansiedad, entre hermanitos se convertía en un desafío sobre quién resiste más tiempo hasta quedarse dormido, con la esperanza de ver “la magia, los camellos y a los mágicos del Oriente”.

Sin embargo, esta celebración también puede ser un momento de frustración para aquellos que no reciben los regalos que esperaban, especialmente cuando se trata de familias numerosas. Este desafío, lejos de ser negativo, puede convertirse en una valiosa oportunidad para los padres de enseñar a los pequeños unas valiosas lecciones sobre gratitud, empatía y solidaridad.

Desde El Nacional realizamos una entrevista sobre el tema al Dr. Robert Núñez, reconocido pediatra, con quien exploramos cómo los padres pueden manejar las expectativas de sus hijos, enfrentar la presión social y transformar esta experiencia en un aprendizaje significativo. A continuación, compartimos las recomendaciones y reflexiones del especialista.

¿Qué pueden hacer los padres para manejar la frustración o tristeza que sienten los niños que no reciben regalos o que no reciben lo que piden?

Hablar sobre los regalos de Reyes es una oportunidad para reflexionar sobre cómo mantener vivas las tradiciones y garantizar que cada niño reciba un reconocimiento especial, más allá del valor material del regalo. Es importante validar los sentimientos de los niños y explicarles, según su edad, que los regalos no siempre representan cuánto se les quiere.

Reenfocar la atención hacia las experiencias, como compartir en familia, puede ayudar. También se puede motivar a los niños a expresar gratitud por lo que tienen, resaltando el esfuerzo detrás de los obsequios.

¿Qué recomendaciones daría para gestionar estas expectativas de manera realista?

Anticiparse a las festividades conversando con los niños sobre lo que pueden esperar es clave. Los niños son muy inteligentes y comprenden más de lo que a veces asumimos, nunca hay que subestimar su capacidad para adaptarse. Explicarles con cariño y honestidad, de acuerdo con su edad, puede ayudarlos a manejar mejor las expectativas. Además, crear tradiciones familiares únicas, como manualidades o actividades especiales, les enseña que el verdadero valor de esta fecha no está en los regalos, sino en el tiempo compartido y el amor familiar.

¿Cómo puede influir la presión social, especialmente en familias con menos recursos, en la celebración de esta tradición?

La presión social puede ser abrumadora, pero es esencial recordar que el significado de la tradición no está en competir, sino en celebrar el amor y la unión familiar. Buscar alternativas creativas, como regalos hechos a mano o también ahora los regalos usados, y fomentar espacios de diálogo en la comunidad para desmitificar las comparaciones, puede aliviar esa presión.

¿Cómo pueden los padres usar esta experiencia para enseñarles a los niños valores como la gratitud, la empatía o la solidaridad?

Aprovechar esta época para hablar de aquellos que tienen menos y fomentar acciones solidarias, como donar juguetes o participar en actividades comunitarias, puede ser una lección invaluable. Además, practicar la gratitud en familia, nombrando cada día algo por lo que estén agradecidos, ayuda a reforzar este valor.

¿Qué estrategias pueden implementar las familias para que los niños aprendan a valorar lo que tienen sin compararse con otros?

Limitar la exposición a redes sociales o contenidos que promuevan el consumismo es un buen punto de partida. Hoy en día hay demasiado consumismo en redes sociales, nada parecido a la realidad, por esta razón no recomiendo el consumo de redes sociales para niños.

También quiero mencionar los niños “hiperregalados”. Es importante enseñar a los hijos a donar esos juguetes que ya no usan. Enseñemos que compartir lo que tenemos nos hace mejores seres humanos y mantiene viva la magia de los Reyes en cada acción solidaria. ¡Hagamos de este día una lección de amor y generosidad!