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Un alimento “light” no es sinónimo de bueno. ¿Por qué necesitamos la Ley de Etiquetado?
Ley de etiquetado frontal es urgente, aseguran nutricionistas. Foto: Archivo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) mantiene la advertencia sobre el consumo excesivo del edulcorante. Para analizar sobre la alimentación y los efectos en la salud, El Nacional conversó con la licenciada en Nutrición Ana Villalba, quien explicó sobre por qué necesitamos la “Ley del Etiquetado”.
En Paraguay se busca implementar una ley de “etiquetado frontal” en los alimentos envasados, alertando sobre exceso de azúcares, grasas, calorías y sodio. Aunque la iniciativa no prosperó de la forma en que pretendían los impulsores, con la vigencia de esta ley en Argentina, varios productos importados desde ese país y comercializados en Paraguay presentan este etiquetado, conocido también como “octógonos negros”.
“Debido al fácil acceso que tenemos hoy día a productos ultraprocesados se vuelve una necesidad y obligación que sepamos lo que estamos comprando y llevando a la casa para consumir, es decir, ser consumidores inteligentes y conscientes”, empezó la profesional.
Es importante entender que no toda la población tiene acceso a conocimientos sobre las tablas nutricionales ubicadas al dorso de los paquetes alimenticios, los cuales a veces son borrosos e ilegibles.
“Con los sellos en los alimentos podríamos tener información nutricional rápida y sencilla de los alimentos envasados y bebidas, así como también una advertencia sobre los excesos de: azúcares, sodio, grasas saturadas, grasas totales y calorías que tenga un producto”, continuó.
La nutricionista afirmó que con esta ley lo que se busca es un sistema que promueva una alimentación más saludable para que el consumidor pueda hacer una elección adecuada en la compra de bebidas y alimentos envasados. Es decir, las personas seguirán consumiendo los productos que más les guste, pero con la conciencia de lo que contiene en exceso.
“En países vecinos se pudo ver que muchas industrias de alimentos mejoraron la calidad de sus productos a raíz de la implementación de esta ley y que los consumidores limitan y son más conscientes a la hora de adquirir productos con exceso de azúcares, sobre todo para los niños”, agregó.
Villalba afirmó que el principal beneficio radica en que las personas que sean advertidas del contenido del alimento y que tengan enfermedades, puedan reflexionar sobre su consumo y así prevenir problemas de salud. “¿Cómo beneficia esto a la población? Podría prevenir la malnutrición y reducir enfermedades crónicas como diabetes, enfermedad cardiovascular, hipertensión, obesidad, entre otras”, señaló.
También es importante saber que los alimentos señalados no “se deben restringir completamente”, sino que, su consumo debe ser esporádico y con moderación, para que la persona cambie sus hábitos y pueda mejorarlos.
Como recomendación final, indicó que sería mucho mejor si estas etiquetas puedan incluir advertencias para personas con problemas alimenticios, como por ejemplo celiacos. “También sería de gran ayuda para aquellas personas con intolerancias alimentarias en el caso de que el etiquetado incluya sellos con referencia al gluten, lácteos, soja y frutos secos”, concluyó sobre este punto.
¿Y con los edulcorantes qué hacemos?
La advertencia de la OMS genera un miedo innecesario, “la ingesta diaria de edulcorantes es muy amplia, difícil es que nos pasemos. Este estudio dice que ‘probablemente’ su uso a largo plazo cause ciertos tipos de enfermedades, no afirma que sí o sí causan. Se necesitan muchos más estudios para poder afirmar al 100 %”, dijo.
“Dentro de nuestros hábitos lo que tenemos que hacer es dejar de buscar que todo sea superdulce o supersalado. Mucha gente endulza exageradamente todo y eso modifica el umbral de dulce, hace que busquemos más dulce todo el tiempo. Tenemos que reaprender a respetar los sabores naturales”, sentenció.
“Mi recomendación es que usemos los edulcorantes naturales que disponemos, como la estevia, pero respetando la cantidad que indique el edulcorante, ir disminuyendo las gotas de a poco. El paladar se adapta a nuevos sabores y cambios en un promedio de 12 a 15 días porque las papilas gustativas se renuevan”, comentó.
Afirmó que el verdadero problema son los ultraprocesados, “pensamos que podemos comer de más una mermelada, jugos, galletitas, barritas, gaseosas light, etc., solo porque no tienen azúcar. Estos productos tienen una cantidad de endulzantes para ser similar al azúcar y la mayoría están endulzados con acesulfamo o aspartamo, el consumo frecuente de esto es lo que enferma en el tiempo”, manifestó.
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