Multitudinaria participación en la tradicional actividad del Viernes Santo en Tañarandy

Como es costumbre arraigada cada Viernes Santo, la emblemática barraca de Tañarandy se convirtió en el epicentro de una masiva reunión de miles de fieles que llegaron hasta San Ignacio, departamento de Misiones, para sumergirse en una experiencia religiosa impregnada de arte y fervor. La actividad, que incluyó retablos, teatro y la icónica Marcha de los Estacioneros, fue un tributo a la pasión y muerte de Jesucristo, inmortalizados por el empeño de cientos de artistas.

Desde tempranas horas de la mañana, antes de la procesión, los fieles se congregaron en la capilla Santa Cruz para rendir homenaje a la Virgen de los Dolores, también conocida como la Dolorosa. El arquitecto Delfín Roque “Koki” Ruiz, coordinador de este magno evento, destacó en una entrevista con Unicanal la presencia de los mejores cuadros vivientes del año, que capturaron momentos clave como la última cena y el beso de Judas a Jesús, siendo estos atractivos muy aclamados por los visitantes.

Actividad tradicional en Tañarandy por el Viernes Santo. Foto: Antonia Arroyo.

“Al igual que en años anteriores, tuvimos la procesión de la Virgen Dolorosa acompañada por los estacioneros, en esta ocasión representados por tres grupos distintos provenientes de Luque, Capiatá y Areguá. Recorrimos lo que llamamos el camino al cielo, totalmente iluminado para una experiencia espiritual intensa y accesible a todos debido a su extensión moderada de un kilómetro”, resaltó Ruiz.

El coordinador mencionó que, este año, la procesión fue más corta, con un kilómetro de extensión, en comparación con años anteriores, que llegó hasta los 8 kilómetros. No obstante, la iluminación fue más impactante con 20.000 velas tradicionales de apepú rellenas de grasa de vaca y pabilo, junto a 300 antorchas y 2.000 faroles que guiaron la procesión hasta la barraca.

“Iniciamos la procesión al toque del horizonte, esta vez alrededor de las 18:00 debido al cambio de horario, por lo que recomendamos a los participantes llegar con antelación para disfrutar desde el inicio”, sugirió Ruiz.

Al culminar la procesión y la llegada de la virgen a la barraca, se encendieron los retablos con los cuadros vivientes y estampas previamente organizadas, acompañadas de cantos y la participación de artistas que recrearon las alegorías con una emotiva expresión artística.

Además de la procesión, otro evento destacado fue el concierto fúnebre realizado en la capilla de Tañarandy, tras concluir las actividades en la barraca. Varios músicos participaron interpretando violines, violonchelos y bajos en un recital que marcó la vigilia pascual de manera conmovedora.

La actividad del Viernes Santo en Tañarandy no solo fue una manifestación de fe y tradición, sino también un tributo al arte y la devoción que caracteriza esta celebración anual en San Ignacio.