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Nacionales

La tortuga de patas rojas

Tortuga capturada por los Ayoreo en Chovoreca. Foto: Alberto Yanosky.

Tortuga capturada por los Ayoreo en Chovoreca. Foto: Alberto Yanosky.

Entre la fauna de reptiles del Paraguay y de la región se destaca una especie de tortuga terrestre, la tortuga de patas rojas, también conocida como tortuga morrocoy o yocai o yocade en ayoreo. En Paraguay se la conoce en general como karumbe sin una denominación particular que la distinga de las otras especies de tortugas. Y hago esta aclaración con uno de los pueblos indígenas de Paraguay y la región, debido que existe una relación muy estrecha entre el pueblo ayoreo y esta tortuga.

Una relación que llama la atención a algunos, disgusta a otros y no voy a entrometerme en estas cuestiones ya que no soy quién para juzgar los hábitos y costumbres tradicionales, más bien observar, intercambiar ideas y aportar mi modesta contribución para asegurar que un elemento de la biodiversidad como esta tortuga conocida en el mundo científico como Chelonoidis carbonaria, sea conocida, valorada y respetada en su hábitat para su conservación.

Tortuga de patas rojas. Foto: Carlos Ortega.

Esta es una de las 13 especies conocidas de tortugas para el Paraguay, y una de las tres terrestres, las otras especies son acuáticas o semiacuáticas. Esta especie no es la especie común que se tiene como mascota; sin embargo, es frecuente encontrarla también en ambientes humanos. Siempre prefiero ver a los animales silvestres en condiciones silvestres; pero, como profesional de las ciencias biológicas, debo reconocer que también existe el “mascotismo” y un comercio ligado a las mascotas al cual Paraguay no es ajeno y tiene un marco regulatorio al respecto (Ley de Vida Silvestre). Por su tamaño también se la conoce con el nombre de tortuga grande, gigante o del Chaco.

Se la distingue por sus manchas rojas y amarillas; no obstante, en todo su rango de distribución, desde Panamá hacia el sur, existen diferentes coloraciones y tonalidades, el tipo que habita el Chaco paraguayo es el de mayor tamaño, pudiendo llegar a los 60 cm de longitud. Habita bosques, isletas de bosques y sabanas, de preferencia en lugares húmedos, y cuando está presente se la suele ver, inclusive, cruzando los caminos y las rutas, por ello muchas veces puede sufrir atropellos. El hábitat que utiliza también sufre disminución por los usos agropecuarios y está afectado por las quemas, lo que también afecta las poblaciones de esta tortuga.

Sexos diferenciados

Los sexos son diferenciados siempre mirándoles el vientre, pero, además, en el caso de la morrocoy, el macho tiene la cola bastante más larga que la hembra y sus escudos (placas) anales más separados. Estas tortugas pasan la mayor parte del día inactivas, pero en algún momento y por alguna razón se ponen en movimiento y se ponen activas, inclusive para buscar algún escape si están en condiciones de cautiverio.

Los ayoreo organizan sus cacerías de tortugas con rituales ancestrales de búsqueda y captura de estos ejemplares que luego usan para su alimentación y también parte de sus restos para utensilios y ornamentación. Quizás la captura y sacrificio de estos individuos nos genera una rara sensación y yo solo pondría énfasis en el bienestar animal, pero estas prácticas son algo tan natural y arraigado a las costumbres ancestrales. La búsqueda y captura de estas tortugas es un evento de cohesión social, de unión de las familias y de adiestramiento de los más jóvenes en el monte. También requiere de un conocimiento muy notorio de las costumbres y hábitos de las tortugas, ya que no es fácil encontrarlas.

El caparazón nos enseña su historia

Analizar el caparazón de estas tortugas también nos enseña su historia, estas placas fueron creciendo con los años, y marcan años de buena alimentación como otros que no han sido tan buenos. También nos muestran indicios de batallas y hasta de daños que haya podido sufrir el animal sin haberle causado la muerte.

Es una especie en peligro, sus poblaciones se están reduciendo, su hábitat se está transformando y los individuos sufren presiones sea por el uso que le dan los pueblos originarios, sea por su captura para el comercio como mascotas. Urge tener buenas reservas de flora y fauna que tengan un manejo eficiente para lograr la conservación de la especie como así también de todos los elementos con los que se relaciona, recordemos que una de las mayores amenazas que tiene la biodiversidad no es la especie en sí sino la pérdida de las interrelaciones de esa especie con otras de su entorno. Urge conocer más para poder hacer un buen manejo de la especie, urgen planes de educación y concienciación para conservar los individuos en vida silvestre, y la única manera de lograr estas actividades es mediante la activa participación de la sociedad. Un pueblo que merece nuestra atención es el pueblo ayoreo y en particular dos sitios emblemáticos y sagrados para ellos, como son Cerro León y Chovoreca, nos urge tener un diálogo directo para establecer un plan de manejo de la especie.

Agradezco a Carlos Ortega por haber compartido una foto que motivó que escribiera sobre esta fascinante tortuga.

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