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La tecnología vino para democratizar la información
La tecnología y la educación. Foto: Gentileza.
La tecnología en la educación masifica la oportunidad en la formación de habilidades de calidad. Este nuevo contrato social, ¿quién lo impulsará? ¿Está este modelo en las decisiones de los políticos en el sector público y privado? La nueva educación vendrá por la presión individual y colectiva, donde la tecnología estará al servicio del humano, seres humanos formados en tecnología, y no humanos manejados por la tecnología.
Existen modelos curriculares, como el STEAM, acompañados por la filosofía, la antropología: ¿existe tensión entre las disciplinas? No, más bien existe entre el modelo tradicional de enseñanza y cómo aprendemos hoy.
¿Es prudente correr tras el mercado? Es prudente entender que el mercado es filosofía de vida que nos permitirá una vida más armónica. En un mundo de producción frenética del conocimiento, hoy día trabajamos para aprender, ese es el mundo de la tecnología, que vino para democratizar la información, pero esa información debe pasar por un proceso de enseñanza-aprendizaje; ahí entra la real dimensión del ser digital, usar las herramientas para el aprendizaje no solo instrumental, pero sí para la búsqueda semántica en la construcción y producción del conocimiento, y luego aplicarlos, de allí que se plantea que la tecnología debe servir como medio pedagógico.
Por otro lado, la tecnología no es un complemento, es parte integral de la formación, la digitalización de la educación.
La digitalización es un tsunami suficientemente fuerte que acabó de mostrarse una vez más en estos momentos de nuestra historia, adelantándose unos cinco años en un instante en su evolución (hablamos de la crisis sanitaria). En Paraguay nos hizo ver cuán digitales éramos frente al uso cualitativo de esta herramienta. No olvidemos que la tecnología la utilizamos suficientemente para las redes sociales, no así para la construcción del conocimiento; ¿la usamos para mejorar el trabajo o para producir trabajo? Allí notamos la diferencia entre trabajo remoto y teletrabajo; esa es la disyuntiva que tenemos entre aulas virtuales versus educación digital.
Si hacemos una analogía, estábamos construyendo en lo digital una casa de madera en la que queríamos levantar varios pisos y, por lo tanto, desde la arquitectura en aula, por medio de dispositivos, hablamos de toda una ingeniería para la educación digital. Esa ingeniería de la educación digital está estructurada en Internet, dispositivo para cada usuario, servidores, portal, data center, tecnologías Cloud, contenidos digitales inteligentes en un currículum estructurado en competencias, que permitirá ante los constantes movimientos o cambios, ser flexibles y rediseñarnos en habilidades. No olvidemos que lo digital vino para quedarse y cada vez más será profundamente digital nuestras vidas.
Por lo tanto, lo digital será una cultura del ser, que no solamente se gana incorporando tecnología, tendrá que ver con la cultura que promueva ciudadanos generadores de tecnología.
Esa oferta educativa, ¿cómo será? Será mediada por una evaluación de plataformas inteligentes de ubicación, que nos permitirá seguir con programas acordes a las necesidades y deseos de aprender.
Ya no será como cuando comprábamos todo el disco si nos gustaba una música, hoy día compramos una música de Spotify y vamos armando nuestro propio programa musical, dentro de ese marco de flexibilidad, pero con metas claras en adquisición de habilidades emergentes del mercado, es y será el modelo de propuestas formativas dentro de currículums también sumamente adecuados, contextualizados y con micro acreditaciones apilables para la certificación.
Otra de las características de nuestra era es la robótica que vino a remplazar mano de obra no calificada; exactamente esto ya es así, y entonces nos preguntamos qué queda al humano, si también los ordenadores, además de conversar (interoperatividad) entre ellos tienen el enorme potencial de guardar y sistematizar datos, de ahí la necesidad de manejar datos, de saber leer datos por el humano. Eso es otra competencia sumamente relevante, leer datos.
Por lo tanto, el humano leyendo datos —big data, la ciencia de los datos—, tendrá que tener idiomas, de allí la del inglés como prioridad en el Paraguay, ya no meramente por razones sociales y comerciales, sino por la flexibilidad cultural; es otra competencia ser multilingüe.
Por lo tanto, tener en cuenta también, ¿cuántas veces vamos a cambiar de trabajo o de profesión a lo largo de nuestras vidas? Aprender a aprender y aprender a desaprender. Saber programar, lenguajes básicos, código y precódigos. Si nos ponemos a analizar, la robótica no es un problema para el humano, es una oportunidad, pero debemos prepararnos para aprender y ver oportunamente eso: las habilidades del pensamiento crítico, autocrítico y reflexivo para el creativo, el trabajo en equipo, el aprendizaje colaborativo y cooperativo, manejo de frustraciones, aprendizaje interpersonal e intrapersonal.
Otra de las habilidades necesarias es la determinación de la veracidad de la información (noticias falsas). No olvidemos que vivimos en la era de la información, intoxicados de información, vayan a las fuentes, no lean en las redes, allí el algoritmo de esa plataforma les va sesgando a “su gusto” la información.
Otra habilidad que debemos tener es el conocimiento científico y el rigor en la producción de esa información, de ese conocimiento.
¿Se dieron cuenta de que estamos hablando de un nuevo currículum donde todas estas habilidades no están contempladas y que deberían estar desde los niveles iniciales y de por vida? Apostemos a modelos curriculares acotados, pero profundos por medios digitales.
Si bien se siguen invirtiendo físicamente en escuelas, universidades —no digo que esté mal—, pero existen otras prioridades, por ejemplo, a nivel macro como país, como tener fibra óptica que entre al país desde el mar y por vía fluvial, necesitamos una calidad de conectividad y eso no se va a dar si seguimos comprando de nuestros vecinos esa conectividad.
Aquellas ofertas sagradas que emergen de catedrales del conocimiento que son las universidades están tambaleando en la región gracias a su perfil altamente conservador. Todas las universidades del mundo se están flexibilizando, teniendo MOOC, Coursera como antecedentes. Podremos optar por ofertas internacionales de formación sin movernos de nuestras casas, con propuestas formativas altamente competitivas.
Así es como nosotros tenemos que pensar fuera de la caja, también fuera de un currículum en el cual fuimos formados y probablemente saldremos los 15 siguientes años de esta única dimensión. Las universidades también deben pensar fuera de la caja y eso es sumamente necesario en el momento que vive la humanidad.
Repito, debemos tener como parte integral e integrada en todo el currículum medios tecnológicos de apoyo, conjuntamente con la robótica, la mecatrónica, algoritmos y en metodología de enseñanza-aprendizaje basada en proyectos; por ejemplo, eso tiene que formar parte de la educación, como saber leer escribir, decodificar imágenes y sonido desde los grados iniciales.
Esto es radical, claro, pero la academia en el mundo fue interpelada no solo en Paraguay. Veamos la velocidad de producción de conocimiento:
- En 1900 se duplicaba en 100 años.
- En 1959 se duplicaba en 25 años
- En 2015 se duplicaba en 13 meses
- En el 2020 se duplica cada 12 horas.
Imposible que se esté a la vanguardia. Ningún humano podrá.
Seremos eternos aprendices facilitados por la tecnología, y fundamentalmente el hábito de aprender a aprender por gusto ya no solo por necesidad. También desaprender para aprender.
¿Qué necesita nuestro país para los grandes cambios? ¡Ya lo teníamos que haber hecho en el pasado! El paso del ser analógico al ser digital en todos los sectores y en todas las aristas del saber. ¿Utópico? ¡Sí, pero allí debemos apuntar!
¿Debemos prepararnos para la amenaza de la automatización? Yo no lo veo así, seamos protagonistas de esa automatización, no seamos meros observadores, manejemos la tecnología para no ser manejados por ella, sabiendo que esos cambios ya no se dan paso a paso, son destructivos. Para el 2020 se sabía que íbamos a tener 50.000 millones de casas conectadas al internet, para el 2030 serán si 50.000 billones: estamos hablando de un cambio exponencial
Esta pandemia provocada por el nuevo coronavirus (Covid-19) ha creado una crisis sin precedentes en todos los ámbitos y en especial en nuestra educación. El surgimiento y la propagación de este mal ha dado lugar a una crisis de salud pública mundial, que presenta dificultades imprevistas en todos los niveles de la sociedad y en todas las naciones del mundo.
El deterioro de la situación social del país, debido al aumento de los índices de pobreza y de pobreza extrema, la persistencia de las desigualdades y un creciente descontento social, se ve exponencialmente incrementado por esta situación atípica. En particular, la falta de una respuesta efectiva para sostener los cursos de estudio y capacitación en los centros de enseñanza presenta un gran riesgo socioeconómico para el presente y el futuro del país. Las brechas de habilidades postergadas del siglo XX, comprensión lectora y matemáticas, se ven ahora asociadas a la brecha del siglo XXI, que son las siguientes habilidades mediadas por tecnología: elaborar soluciones creativas, desarrollar aprendizaje autodirigido, sintetizar ideas diversas, ser comunicadores efectivos, ser colaborativos, estar alfabetizados digitalmente, desarrollar la metacognición y ser críticos al consumir información.
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