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Carlos Peris: “La investigación en nuestro país es una dinámica de contrastes”
Carlos Aníbal Peris Castiglioni. Foto: Twitter
En materia de publicaciones científicas, nuestro país no figura aún en el ámbito internacional como productor de artículos científicos, aunque sí se puede percibir que lentamente los investigadores paraguayos se están abriendo camino en este complejo ambiente.
El Programa Nacional de Incentivo a los Investigadores (PRONII) es una institución que apoya monetariamente a los investigadores que apuestan a la producción de artículos científicos; por ese lado, es loable el incentivo que provee esta institución, pero aún falta mucho más para que Paraguay figure en la lista de los reconocidos repositorios de artículos científicos internacionales.
En esta línea, El Nacional mantuvo una comunicación con el Prof. Dr. Carlos Aníbal Peris Castiglioni, quien desde su ya importante y esencial experiencia en el ámbito de la investigación y publicación de artículos científicos en el país, nos ilustra sobre el apasionante mundo de las investigaciones.
Peris Castiglioni es sociólogo, tiene un posdoctorado en el Instituto de Altos Estudios Latinoamericanos, Universidad Sorbona, París. Es docente escalafonado en el Departamento de Sociología (FACSO-UNA). Punto Focal en Ciencias Sociales. Unesco Paraguay. Es actualmente investigador por el Conacyt – Nivel 1.
Sos un joven investigador que ya lleva una buena cantidad de investigaciones publicadas, ¿cuál es la situación de los investigadores paraguayos actualmente?
Como todo en este país, la investigación se muestra en una dinámica de contrastes. Es cierto que existen más oportunidades de formación, como las que da BECAL, e instituciones que apoyan la investigación, como los fondos PROCIENCIA del CONACYT, pero el espacio universitario aún se halla muy restringido y precarizado. BECAL y CONACYT son herramientas de apoyo, no son instituciones permanentes donde uno pueda proyectarse de una forma estable. Los investigadores necesitan de espacios fijos donde ejecutar sus actividades y eso solo se consigue en el ambiente universitario. Hay escasos investigadores a tiempo completo y, los pocos que accedieron a dicha categoría, en verdad se hallan más en cuestiones burocráticas del día a día. La realidad es que existen más oportunidades, pero no tanta estabilidad laboral o espacio para realizar las líneas de investigación de una forma permanente.
Entiendo que PRONII es la institución que apoya y financia los trabajos de los investigadores, ¿se puede vivir de la investigación?
No se puede vivir, pero tampoco no es el fin de este programa. El PRONII es un incentivo, un dinero extra que se te da para potenciar tus actividades como investigador. En mi caso, y el que me cuentan muchos colegas, el dinero se utiliza para publicar libros, viajar a congresos internacionales donde uno puede exponer sus hallazgos y solventar otros gastos propios de la actividad de investigación: edición y corrección de los textos, por ejemplo. Es una ayuda importante que te sirve para tener una mayor producción y visibilidad científica, pero no se puede vivir de ello. La investigación es una actividad que requiere de muchos recursos, el incentivo del PRONII viene a cubrir una parte de ello, pero no a satisfacer toda la demanda requerida.
En un país cuyo analfabetismo funcional ronda el 80 %, ¿cómo impactan las investigaciones en la población?
El impacto es muy escaso. Primero, estamos en una sociedad postmoderna y de postverdad donde todo principio científico se niega por algunos sectores negacionistas y fanáticos. Segundo, hay demasiada desinformación. Tercero, y quizás el punto más importante, los científicos muchas veces nos movemos en un lenguaje que solo nos interesa a nosotros y no hacemos más entendibles los hallazgos para el público en general. El desafío es que ese hallazgo pueda ir a la gente e impactar en su día a día, pero tampoco hay que esperar que un ciudadano lea un artículo científico entero. Existen otros formatos que son más amigables, pero que los científicos no los usamos, quizás por desconocimiento, y es así como los trabajos se quedan reducidos a un ambiente muy pequeño, hasta elitista.
Después de la caída de la dictadura, Paraguay ha iniciado un nuevo despertar, en tu mirada, ¿ha habido progresos verdaderamente democráticos en el país?
Existe un progreso innegable, mismo que se explica que desde 1989 hasta el 2022 la democracia se ha mantenido vigente y activa, a pesar de sus deficiencias y de intentos golpistas a finales de la década de 1990. Eso es todo un logro para un país con una extrema tradición autoritaria y reacia al cambio social. La verdad es que la democracia aún se mantiene en deuda con la población paraguaya, democracia es oportunidad y antes de caer en una discusión política, la misma se corresponde más con cuestiones sociales: salud, trabajo y educación. Ahí están las carencias y los desafíos a lograr.
Hace unos días, un guardia de seguridad fue ultimado a quemarropa por unos malvivientes que atacaron un conocido comercio en Asunción, ¿se podría decir que son “sujetos de inseguridad” como resaltás en uno de tus artículos?, ¿podrías ahondar este concepto?
La seguridad es mi línea de investigación. Lo vengo desarrollando desde hace más de 10 años. Es un tema muy complejo. Primero porque relacionamos el término seguridad a mano dura, y la verdad es que la seguridad la construimos entre todos. Demandamos al policía una conducta ejemplar, pero lo que demandamos nosotros no lo hacemos. En una sociedad como la paraguaya, donde pareciera que la mayoría de las cosas han caído en una lógica contraria a lo que deberían ser, todos somos sujetos de inseguridad. El policía, el guardia, los ciudadanos, no hay un parámetro normativo, ya sea ético o moral, en el cual establecer las cuestiones claras de los buenos y los malos o lo legal y lo ilegal. Se fusionaron y se borraron las líneas y hoy, para explicar lo ilegal, hay que recurrrir a los actores legales.
Me interesó mucho una de tus publicaciones sobre las poblaciones indígenas y los menonitas en el Chaco, ¿podrías dar un pantallazo de la cohabitación de ambas culturas dentro de la constelación del grupo dominante del “paraguayo”?
Mi tema fue en Filadelfia, donde lo dominante no es el paraguayo. Ahí se da una lógica entre un grupo minoritario y con recursos, los menonitas, y cuatro pueblos indígenas urbanos, que son la mayoría, pero que tienen menos recursos. La situación es extrema en el sentido de que, al ser una sociedad con muchas desigualdades, las mismas viven de una manera más cruel. El consumo de drogas… una comunidad con muchos tabúes y restricciones, como es la menonita, vienen a sumar mayor complejidad a la cuestión. La dinámica de Filadelfia viene a exponer de una manera local hasta dónde pueden llegar las desigualdades en este país: las minorías que dominan, las mayorías que no tienen nada y un círculo de indiferencia donde ciertas conductas grises se aceptan: la explotación en campos de trabajo, los bajos sueldos, el consumo de drogas de una manera abierta sin ningún tipo de ayuda o contención.
En cuanto a investigaciones sobre el narcotráfico en el país, ¿cuáles son tus últimos trabajos sobre este lacerante tema?
El narcotráfico en Paraguay se complejizó. Hoy dejamos de ser un país de paso de la cocaína para producirla. A eso hay que sumar el cultivo marihuanero y la presencia de grupos criminales transnacionales como el PCC. Lo que más preocupa, además de todo lo dicho, es la fuerte intromisión de sectores políticos en el mundo del narcotráfico, especialmente para conseguir financiación, y la participación de actores legales, como fiscales, jueces y policías, en el universo narco. Eso trae nuevas realidades, pues el narcotraficante para muchas poblaciones ya no es sinónimo de muerte, sino de oportunidad, y el Estado ya no es quien combate lo ilegal, sino es el que lo promueve.
En los artículos que suelo publicar insisto en una tesis mía en la que estimo que el actual grupo étnico “paraguayo” está en una fase de estancamiento cognitivo, es decir, no avanzamos hacia el progreso intelectual, ¿podrías aventurarte a ensayar una reflexión sobre esta idea?
Me costaría opinar al respecto, pues intento concluir en cuestiones en que he versado tanto mis estudios como mis investigaciones. Sí puedo dar un parecer: los mismos problemas que hoy pasa la sociedad, se pueden ver en otras partes del mundo. Todo se discute, la verdad ya no importa, estamos sujetos a la manipulación y, la manipulación es el adendum de la ignoracia y el fanatismo. Antes de pensar como un estancamiento, creo que se debe más a una tendencia mundial de relativizar absolutamente todo.
Nuestra sociedad actual está muy deteriorada en varios ejes, quizás por la corrupción generalizada. Como investigador y conocedor de los problemas sociales del país, ¿cuáles serían los primeros pasos para reestructurar nuestro país?
Hay un paso que es clave, quizás el comienzo de todo, hay que acabar con la impunidad. El corrupto encuentra su espacio y promueve su práctica cuando sabe que no le pasará nada. Se crea un ambiente donde las ilegalidades son legales y las legalidades son ilegales, todo vale pues el castigo es nulo. El desafío es que los casos no queden impunes, al no existir impunidad. Se podrán establecer sistemas sociales, tanto de moral y de ética, de cómo debe funcionar una sociedad de una manera correcta, ejemplo de comportamiento, parámetros de qué está bien y qué está mal.
Podrías dar un mensaje alentador a los jóvenes que quieran aventurarse a investigar, ¿qué deben hacer para ingresar a este apasionante mundo y publicar sus primeros trabajos?
Hay que animarse a escribir, para escribir hay que leer. Lo segundo, hay que formarse, formarse no para tener un título, formarse para adquirir nuevas herramientas. Tercero, establecer una línea de investigación, es decir, aquello en lo que sos experto. Y cuarto, crear redes de investigación internacionales, donde otros colegas, con otras realidades, te puedan dar otras perspectivas.
*Correo electrónico: [email protected]
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