Nahiara evoluciona favorablemente tras recibir nuevo corazón

El doctor Diego Gamarra, coordinador de terapia intensiva del Hospital Niños de Acosta Ñu, confirmó que la pequeña Nahiara Jazmín, responde favorablemente luego de haber sido sometida al trasplante del corazón el pasado domingo.

La niña de seis años “está evolucionando bien. Ahora está despierta, está respirando por sí misma. Está con un requerimiento mínimo de oxígeno”, indicó el doctor Gamarra.

El médico comentó que la pequeña sigue en sala de terapia intensiva. No obstante, indicó que es una situación “habitual” que se da en los recién trasplantados.

Nahiara fue sometida el domingo pasado a un trasplante de corazón, luego de estar conectada a un “corazón artificial” por varios días, por  “lo que esperamos es que, si no tiene ninguna complicación, pueda estar en su casa en dos semanas”, señaló.

La pequeña seguirá con controles que serán mucho más habituales y los medicamentos anti rechazo, deberá consumirlos de por vida.

El coordinador de terapia intensiva del Acosta Ñú reveló detalles del proceso por el que tuvo que pasar la niña, desde que la internaron, hace poco más de un año, debido a que se complicaba su salud, hasta que finalmente recibió el anhelado corazón.

Mencionó que tras el último ingreso al centro asistencial, la pequeña ya mostraba estar molesta por la situación a la que estaba siendo sometida. “Estaba molesta con nosotros, hasta dejó de hablarnos, sus respuestas eran breves”, comentó Gamarra.

“Cuando le implantamos el corazón artificial y despertó, le mostramos que tenía unas bombas en el cuerpo que le estaban ayudando a su corazón a latir. Y fue muy emocionante, luego de que se explante y ella reciba el corazón del donante, volver a ver que ella despertaba y se tocaba el pecho y ya no encontraba las bombas y en ese momento empezó a soltarse un poco más”, detalló el especialista.

“Todavía está molesta con nosotros pero un poquito menos molesta. Son pequeñas anécdotas que vivimos con ella, momentos emotivos, momentos más tristes pero es parte de la enfermedad, que llega un punto en que no tiene retorno y que depende exclusivamente de la solidaridad de personas que en su peor momento toman la valiente decisión de apostar por la vida”, añadió.