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“Uno es papá aun estando preso, es una responsabilidad que cumplir”

Robert (31), asumió con responsabilidad la paternidad de su única hija desde los tres meses, tiempo en que su madre los dejó. Foto: Ministerio de Justicia.

Robert (31), asumió con responsabilidad la paternidad de su única hija desde los tres meses, tiempo en que su madre los dejó. Foto: Ministerio de Justicia.

En este Día del Padre, el Ministerio de Justicia dio a conocer la historia de un papá soltero que se encuentra privado de su libertad. No habiendo imitado el ejemplo de su padre que lo abandonó, Robert (31), asumió con responsabilidad la paternidad de su única hija desde los tres meses, tiempo en que su madre los dejó. Aún privado de libertad en la Granja Ko’ê Pyahu, es motivo de inspiración para los demás y pasará el día del padre de manera especial.

“Me sentí papá desde el momento que concebí a mi hija. Cuando su mamá se fue, me tocó hacer de papá y mamá y, de un día a otro me puse a preparar mamaderas, limpiarle y acurrucarle para dormir. Estaba con miedo porque era muy frágil, pero no había de otra”, dijo Robert sobre la manera en que se salió de apuros para afrontar ser un primerizo padre solo.

La niña, a quien llamó Jackeline, cuenta actualmente con 10 años de edad y es el motivo de Robert para levantarse cada mañana. No tiene noticias sobre la madre a la que asegura no guardarle rencor, porque en este momento su “princesa” se ha acomodado al resguardo de su abuela Isidora en una pequeña casa de San Lorenzo.

A pesar de los cinco años de condena que le pesan, Robert es feliz a su manera en su rol de papá. “A Jackie le veo todos los días por el celular, hacemos videollamadas, gracias a la tecnología que está permitida aquí. Me pregunta cómo hacer sus tareas, me enseña sus libretas del cole que tiene todo 4 y 5, me muestra sus perros, sus patos, su hámster que cría porque quiere ser veterinaria, me baila, nos reímos mucho”, declara.“Me tuve que convertir en un superhéroe. Ella no tiene mamá, ni papá por decir de alguna manera, pero yo soy un papá presente en todo lo que puedo, con cariño, amor y consejos para ella”, continúa hablando la PPL.

Para Jackie no habrá de faltar nada, pues Robert, cada mañana, después de compartir las faenas de limpieza del penal, regresa a su vivienda N.º 5 donde se compró una cocina a inducción y utensilios para cocinar. A las 11:00 horas, el aceite está a punto para freír bandejas de empanadas de carne y pollo que las moldeó en la noche anterior y serán vendidas a los funcionarios penitenciarios. Para la cena, ya recabó pedidos de sándwiches de lomitos y hamburguesas para los mismos clientes. De esta forma, todo lo que gana va para su niña.

Estando en contexto de encierro, primero en el Penal de Tacumbú, inició el camino a la reinserción. “Yo fui guardia de seguridad y desde adentro me rebusqué en qué podía hacer, pensando en Jackie. Uno es papá aun estando preso, es una responsabilidad que cumplir. Aprendí a cocinar, me compré una cocina y empecé a tomar pedidos de puchero, guiso, tallarín, pollo al horno, milanesas, marinera y asado al horno. Procuré por mis estudios que llegué hasta el 9° grado y curso de refrigeración” (bajo convenios que la Cartera de Justicia tiene con el MEC y el SNPP).

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