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Cárceles, tierra de nadie: “es la cara de la corrupción imperante en el sistema”
Cárcel de Tacumbú. Foto: Gentileza
Primer acto. César Ortiz, alias “Gordito Lindo”, parte del Clan Rotela, una de las principales bandas criminales de Paraguay, fue recapturado a tres cuadras del penal de Tacumbú después de lograr salir disfrazado de mujer y por la puerta principal. El hombre tenía puesto una peluca, maquillaje, uñas postizas, joyas, una pollera azul y hasta un corpiño. Su fuga provocó un motín en la penitenciaría. Gordito aprovechó un día de visita y entró a una de las habitaciones privadas. Allí se disfrazó y logró sortear varios obstáculos como si nada. La salida de Ortiz por la puerta principal de Tacumbú fue grabada por cámaras de seguridad.
Segundo acto. No fue el único caso. Salvador Martínez Bazán, quien igualmente pertenece al Clan Rotela, también se fugó y su paradero es desconocido. El prófugo habría utilizado la misma técnica que Gordito Lindo para salir de la prisión, usó prendas de vestir femeninas. Tras estos dos casos, se intervino el penal por 15 días.
Tercer acto. Rubén Meza (33), también conocido como “Tortu”, falleció en dicho penal y se presume que fue obligado por el Clan Rotela a ingerir drogas para que la muerte fuera causada por una sobredosis.
La “obra” podría catalogarse como terrible. Y si. Estos tres casos salieron al destape en solo una semana y dejó una realidad preocupante que reina en la mayor penitenciaría de nuestro país. En este contexto, José Antonio Galeano, titular del Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura (MNP), mencionó para El Nacional que si el Estado no interviene como debería hacerlo, “esta olla a presión que son las cárceles del Paraguay, va a empezar a explotar por todos lados. Ya estamos al límite”, expresó.
“Existe una pérdida sistemática del control en las penitenciarías y lo de Tacumbú es el reflejo de esa situación. Lo sucedido en los últimos días es la cara de la corrupción imperante en el sistema, que hacen que todos los controles sean muy vulnerables”, sostuvo.
“La forma en que se escapó este hombre apodado Gordito Lindo es verdaderamente con una complacencia cuando menos muy notoria, sin acusar obviamente a persona alguna, sino a todo el sistema a la hora de hacer frente al dinero con que cuentan estas organizaciones criminales (clanes) y ese también es otra cuestión que debe ser considerada”, dijo, y explicó más: “La emergencia del crimen organizado de base carcelaria en las penitenciarías paraguayas, los famosos clanes: Rotela, Primer Comando Capital (PCC), Comando Vermelho en menor medida, etc.; esta situación nos tira por la cara una serie de retos y desafíos muy concretos, ¿cómo se hace frente a tanto poder como el que tienen estas organizaciones criminales en atención al hecho de la indignidad de nuestras cárceles?”, se preguntó.
Señaló que es preocupante la forma en que estas organizaciones criminales van ganando terreno y cada vez cuentan con más adeptos. “Cuando uno encuentra 22 personas en una celda donde tan solo caben 3 alojadas, cuando ve que todas las cárceles del Paraguay tienen en promedio durante el día 11 horas de provisión de agua potable, o cuando uno encuentra que los fines de semana las personas privadas de su libertad no pueden verse afectada en su salud porque no tienen ninguna posibilidad de auxilio, entonces estamos hablando de un sistema que está absolutamente constituido como pasto fértil para estas organizaciones del crimen organizado, ¿Por qué? Porque en la medida en que el Estado no los atienda (a los reclusos), estas organizaciones sí lo hacen y captan adeptos y van creciendo cada vez más”, explicó. “Van ganando terreno porque el Estado no soluciona esos problemas estructurales que nos pondrían en un escenario mucho más “vivible” para las personas privadas de su libertad”, precisó.
“Nosotros planteamos desde la apertura del Mecanismo, hace 10 años, que, definitivamente o hay mejores condiciones de encierro para las personas privadas de libertad a cargo del Estado por parte del propio Estado o esta situación va a ir empeorando con el tiempo. Dicho y hecho es lo que está ocurriendo en estos momentos”, sostuvo.
Los problemas estructurales del sistema no han sido abordados en su totalidad
Galeano explicó que se ha avanzado en la cuestión más cosmética, pero que los problemas estructurales del sistema no han sido abordados en su totalidad. “Acá lo que hace falta es sentarnos todos los que tengamos una palabra que decir sobre el sistema penitenciario, asumir el hecho de que los problemas al interior del sistema van a rebotar a la sociedad con posterioridad y, desde esa perspectiva, ver alguna línea de solución paulatina, progresiva de esta situación que definitivamente ya no da para más”, comentó. “Contamos en el país con expertos criminólogos, expertos en sistema penitenciarios, tenemos muchísima información que llega desde afuera, es cuestión que nos sentemos a abordar la cuestión con responsabilidad, eso es lo que está faltando posiblemente”, remarcó.
“El Estado está presente, pero no en la medida que se desea, y en cambio sí hay una medida creciente de estos grupos del crimen organizado, y esa es una situación absolutamente intolerable desde el punto vista de la administración del propio Estado”, señaló.
Una situación abominable
Galeano comentó el desafío que conlleva visitar las penitenciarías del país y conocer la realidad de los reclusos y reclusas. En ese sentido, calificó de “abominable” la situación del sistema penitenciario de nuestro país. “La situación en la que viven los privados de su libertad es abominable, hay cosas que son realmente muy graves. Imagínese que esta persona de 33 años que falleció en la última semana en Tacumbú estaba prevenida, es decir, no estaba condenada, quiere decir que podemos abrigar la duda cuando menos de que a lo mejor no tenía que estar ahí y, sin embargo, en esas circunstancias encontró la muerte. Es un caso de varios. De cada 10 personas, 7 no tiene condenas en el Paraguay”, expresó.
“Como te digo, lo que falta es sentarnos a hablar, volver a acercarnos y empezar a tomar determinaciones inteligentes que vayan más allá de la cuestión tan primaria de poner todo en blanco o negro, necesitamos un pensamiento lateral, ahí es donde tenemos que llamar a las universidades, a los académicos, a los criminólogos que, repito, hay algunos muy notables y de gran formación, y empezar a ver qué es lo mejor que se puede hacer para comenzar a enmendar esta situación”, recalcó.
Población en Tacumbú
Otro aspecto de público conocimiento que resalta es el hacinamiento, sumado a las condiciones precarias de vida y la falta de garantías al derecho a la salud. “En Tacumbú actualmente están cerca de los 3.000 reclusos porque parece que hubo una migración de casi 700 personas en los últimos 15 días. Estaba entre 2.200 y 2.300 durante y poco después de la pandemia, y ahora subió a cerca de 3.000”, señaló.
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