Librería de la plaza Uruguaya sufre de nuevo robo en su local

La propietaria de Servilibro, ubicada en la plaza Uruguaya analiza abandonar su puesto debido a la inseguridad que se apoderó del sitio ya que se perpetró un robo por quinta ocasión en su establecimiento. Desde la Policía Nacional alegan que es difícil evitar los casos porque no tienen acompañamiento de la Justicia.

La librería se encuentra en la plaza Uruguaya desde hace 30 años, pero la propietaria del local, Vidalia Sánchez, analiza el cierre del negocio teniendo en cuenta que la inseguridad se apoderó del sitio y convivir con el peligro es una constante.

Asimismo, dijo temer por sus propios compañeros y colaboradores, por si ocurra un robo a plena luz del día. “Ya no quiero quedarme, tengo miedo por mis compañeros, no hay seguridad. Si lo que querían era sacarme de la plaza, creo que van a lograrlo”, manifestó.

El domingo, el motor del aire acondicionado y otras pertenencias de Servilibro fueron robados, siendo esta la quinta vez que se registran robos en esa plaza, no solo en la librería a su cargo, sino en otros puestos que se encuentran en el espacio público.

La empresaria señaló que el espacio público está totalmente a oscuras y presenta un total estado de abandono, con apenas un personal de seguridad que se encarga de la custodia.

“Estamos a merced de los delincuentes, en una plaza totalmente a oscuras, con total inseguridad”, argumentó Sánchez.

Sin acompañamiento de la Justicia

Consultado al respecto, el jefe policial de Prevención y Seguridad de Asunción, comisario Inocencio Arrúa, indicó que trabajan en la prevención de robos dentro de la plaza uruguaya, pero que de igual manera se registran los ilícitos por parte de menores de edad provenientes de barrios vulnerables e indígenas de la zona.

Señaló que resulta difícil para la Policía evitar que se registren nuevos hurtos debido a la falta de acompañamiento de la Justicia, y refirió que hace días detuvieron a unos nativos con evidencias y el juez interviniente ordenó que los mismos fueran llevados a su comunidad en Caaguazú.