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Carlos Martini: “La soledad es mi segunda piel”

Carlos Martini. Foto: Facebook Carlos Martini.

Carlos Martini. Foto: Facebook Carlos Martini.

El pasado 12 de abril, la escritora, poeta y columnista Delfina Acosta realizó un sondeo con el fin de descubrir quién es el periodista más preferido y confiable de acuerdo a los televidentes. El elegido fue nada más y nada menos que Carlos Martini por su gran conocimiento de temas culturales, históricos y hasta políticos.

Y no es para menos. Martini conduce el noticiero en uno de los principales canales de televisión, posee un espacio de radio con mucha audiencia y tiene más de 280 mil seguidores en Twitter, a quienes cautiva y emociona con cada posteo, por lo cual se volvió todo un influencer. Un comunicador nato. Pero paradójicamente, Carlos Martini, en comunicación con El Nacional, señala que su llegada al periodismo “fue un accidente y no estaba en los planes”.

En esta nota para el “diario de los lectores influyentes”, explica cómo se abrió camino en los medios de comunicación sin siquiera quererlo, pero quedó, sigue y es uno de los comunicadores más respetados por la gente.

-Usted es sociólogo, docente y escritor, ¿en sus planes estaba entrar a los medios de comunicación?

-En absoluto. Nunca pensé dedicarme a los medios. Tal como lo dijiste, soy sociólogo, estudié en la Universidad Pontificia de Salamanca. Retorné al Paraguay en 1987 y ya me dediqué netamente a hacer estudios sobre lo que era el final de la dictadura de Alfredo Stroessner, estudios de carácter sociológico, y en mis planes figuraba comenzar a enseñar pronto en la Universidad Católica de Asunción y lo hice en 1989. O sea, mi perfil era el de un docente e investigador social.

-¿Y qué ocurrió para que se abriera camino hacia los medios?

-Vino el golpe de Estado en febrero de 1989 y con el recordado Carlos María Lezcano, con quien estaba trabajando en todo lo que hace al tema de militares y política, nos planteamos esto: ¿por qué no intentamos llegar a más gente con lo que investigamos? Entonces, Juan Andrés Cardozo, en aquel entonces vicedirector de Última Hora, nos abrió las puertas y nos dio una columna semanal. Y así comencé, con Carlos María Lezcano, exactamente en el primer lunes de abril de 1989. Así llegué a los medios, pero en mis planes figuraba sobre todo la sociología, la docencia y la escritura y publicación de libros que ya comencé a hacerlo en 1989. Lo que ocurrió, como ya lo dije, fue que la caída de Stroessner nos hizo reflexionar que sería interesante llegar a más gente con lo que estábamos investigando y así nos abrieron las puertas a la prensa escrita.

-¿Y desde ahí ya no paró?

-Desde ahí ya no paré. Abril en 1989 comencé en prensa escrita, como te conté. Posteriormente en 1991 estuve en un programa especial de seguimiento a la guerra del Golfo en el SNT, y en 1993, en lo que era Cable Visión Comunicaciones (CVC), había un programa por la mañana que se llamaba “Buenos días”, con Ángel Cano, y él me invitó en aquel año a ser columnista del programa los días viernes. Ese se podría considerar mi antecedente de inicio en la televisión. Y en radio fue en Ñanduti con María Gloria Báez en 1994, un programa los viernes a la noche de análisis político nacional e internacional.

-¿En qué momento pensó que podría dedicarse a los medios?

-En cuanto a la televisión se refiere, que jamás me gustó para hacer periodismo, el instante que yo sentí que podría dedicarme a los medios ocurre en enero del año 1991, lo que te conté, que se vino la primera Guerra del Golfo cuando una coalición internacional liderada por Estados Unidos expulsó a Irak de Kuwait, estamos hablando de una era muy anterior a las redes sociales, a internet. Benjamín Fernández Bogado era jefe de prensa del Sistema Nacional de Televisión y me invitó a que cada noche lo acompañara con un programa especial de seguimiento a la guerra para el análisis. Yo te diría que ahí está el antecedente lejano en lo que refiere a televisión.

-¿Se imaginó que iba a permanecer tanto tiempo en su faceta de periodista?

-Jamás me imaginé que iba a llegar a esto, jamás. Yo me formé para ser docente, enseñé 20 años en la Universidad Católica, entre 1989 y 2009, escribí en coautoría varios libros sobre transición a la democracia, fuerzas armadas, partidos políticos y desde el 2009 escribo literatura, ese año escribo mi primera novela, Dónde estará mi primavera. Es decir, para mí lo fundamental siempre fue la docencia, la investigación social y la publicación de los libros. Fue un accidente mi llegada al periodismo. No figuraba en los planes, como se dice, y jamás me imaginé que iba a permanecer tanto tiempo en los medios.

 -Fue una transición en su vida…

-Exacto, en realidad fueron dos transiciones importantes, y te explico. Lo de los libros es interesante porque muestra esta transición personal mía. Entre 1989, cuando publico el primer libro, figuro como asistente del ya desaparecido sociólogo Marcial Antonio Riquelme, mis publicaciones fueron siempre en coautoría, siempre sobre estos temas: relaciones cívico-militares, transición a la democracia, partidos políticos, también un tiempo escribí sobre partidos de izquierda. Esta etapa duró hasta el 2009, año en que publico mi primera novela y allí dejo lo que hace al mundo de la publicación de temas sociológicos y ya me dedicó a la literatura. Y allí es que se da una transición doble: por un lado, pasé de ser sociólogo a ser periodista, y también pasé de ser analista político a escritor de ficción de literatura. Yo creo que la vida es así, concibo la vida como un camino que está lleno de sorpresas, giros bruscos, curvas, subidas y bajadas. La vida es como muy cambiante. Y esa es mi vida mirando ya atrás ahora que ya tengo 64 años.

Martini es muy admirado por la gente. Foto: Facebook.

 “Hoy en día nuestra responsabilidad como periodistas es mucho mayor que hace 20 años”

 -¿Qué significa el periodismo para usted?

Hoy día el periodismo es mi actividad principal. Para mí es una obsesión diaria por la veracidad en la información de lo que ocurre. Y esa palabra veracidad es mi brújula diaria. Tengo una pasión que es informar, una brújula que es la veracidad y un objetivo permanente que es la honestidad. Puedo equivocarme como todo ser humano, y me equivoco y mucho, pero siempre llevo la honestidad. Para mí hay que buscar siempre la veracidad para explicar a la audiencia lo que uno concibe, hoy en día ejerzo en radio Cáritas y en canal 13. En ambos medios ese es mi camino, buscar siempre la veracidad, la honestidad y el mayor nivel posible de información veraz y confiable. En un mundo donde hay tantos rumores, donde las redes sociales están llenas de todo tipo de noticias falsas, creo que hoy nuestra responsabilidad como periodistas es mucho mayor que hace 20 años.

-¿Cómo comenzó su popularidad en las redes sociales, donde tiene miles de seguidores?

-Surgió así nada más. Las redes sociales las utilizo no tanto para represar lo que hago en el periodismo. Fundamentalmente son publicaciones existenciales sobre el sentido de la vida, lo que me pasa habitualmente, experiencias más personales e íntimas que tengo. Te pongo un ejemplo: hice una publicación de que me puse la cuarta dosis de Covid y mi reflexión fue ‘¡a la pucha!, han sido dos años terribles, perdimos mucha gente conocida y querida’, y ahí reflexioné sobre la fragilidad de la vida humana que estamos siempre en viaje. Ese es el sentido de mis publicaciones. Trato de huir, salvo excepciones, de lo que son las publicaciones de política y por supuesto nunca nada de insultos, agravios y groserías, eso jamás. Yo, en un momento necesitaba hablar de temas como la soledad, el desamor, el sentido de la vida, nuestras desilusiones cotidianas. No me metí como el Carlos Martini periodista, ni el rostro del que está en los medios. El estilo de comunicación es diferente.

-¿Cómo se lleva con esa interacción con los internautas?

-Lo considero muy importante porque uno allí recibe algo que es fundamental que es la respuesta de lo que uno plantea. Las redes llegaron para quedarse, son clave. Solo que hay que saber utilizarlas buscando aquellas cuentas que sean confiables, responsables y que aporten informaciones. Yo sigo a medios de comunicación y a periodistas a quienes considero que tienen un mínimo de responsabilidad de lo que informan.

-¿Cómo resumiría su trayectoria?

-Lo resumiría como un viaje. José Saramago decía “tenemos que recomenzar el viaje siempre”, en pocas palabras, estamos siempre en viaje. ¿Qué es la vida? Un permanente tránsito. ¿Hacia dónde? No sabemos. Pero es permanentemente estar en tránsito, buscando nuevos horizontes, novedades. Definiría mi vida como un eterno peregrino.

Aquí con su fiel compañera: una taza de café. Foto: Facebook.

Iba a ser sacerdote, pero terminó siendo ateo
-¿La sociología fue su primera vocación?

-No, mi primera vocación fue que quería ser sacerdote. Te explico. Yo terminé la secundaria en el colegio en el año 1975, tenía 17 años. Me formé durante toda mi primaria y secundaria en el colegio Cristo Rey y desarrollé mucha admiración hacia los sacerdotes jesuitas por su entrega a los demás, por su obsesión hacia el conocimiento y el estudio, por la rigurosidad, en pocas palabras, como ellos decían “ser más para servir mejor”. Yo me sentía que era esa mi vocación, pero la vida tiene giros bruscos que uno por supuesto jamás puede preverlos. Ese año que estaba terminado la secundaria, y que por lo tanto tenía que hacer la opción de entrar a la carrera jesuita, me volví ateo. Hoy sigo siendo ateo, eso quedó como parte de mi personalidad, pero marcó una época en mi vida. Es muy preferible que eso haya ocurrido en ese momento y no después de haber comenzado la carrera de jesuita. Pero sí, mi primera vocación fuerte antes que la sociología, fue el sacerdocio y era porque yo admiraba mucho a los sacerdotes jesuitas.

La timidez y el complejo por su cuerpo lo llevaron a amar los libros
-¿Qué recuerda de su niñez?

-Mi infancia está asociada a la calle Hernandarias, allí a dos cuadras del colegio de Cristo Rey, y aquellos típicos juegos en los atardeceres. Juego de fútbol con los amiguitos del barrio, donde los arcos eran las columnas y lo más ansioso que uno estaba por esperar esos encuentros, eso marcó mi vida. En pocas palabras, yo estoy convencido de que los amigos de infancia son los amigos más auténticos que nos quedan. Lo que son las cosas, prácticamente no sé qué se hizo de ellos.

-¿Cómo nace su amor por los libros?

-Mi amor por los libros digamos no tuvo un comienzo muy grato por así decirlo. Yo fui, desde pequeño, una persona extraordinariamente tímida. Y cuando fui creciendo, de la niñez a la adolescencia, fui una persona tremendamente acomplejada con mi cuerpo, de hecho, visto de una manera formal siempre tratando de mostrar la menor parte de mi cuerpo. Por eso que uso mucho saco permanentemente. Entonces, entre esa timidez y ese complejo, yo me sentía retraído y ¿dónde me refugie? Mis padres tenían una biblioteca muy buena. Entonces, no solamente me refugié en la biblioteca y comencé a hojear libros, sino que papá y mamá nos compraban muchos libros a mis hermanos y a mí, si a eso le agregás esa formación jesuita que te decía, de amor por el conocimiento y el estudio, ese conjunto de factores me llevó a los libros. La timidez hizo que los libros se convirtieran en mi pasión como una suerte de compensación ante tanta soledad.

Es un apasionado por la lectura. Foto: Facebook.

-¿Y el amor hacia el café?

-Es gracias a mi abuela Ana. Cuando pasaba por su casa antes de ir a ver un partido de Guaraní los domingos a la siesta, mi abuela siempre me preparaba un café negro, y allí nació esa peculiar adicción, porque yo mezclo, es decir, tomo al mismo tiempo café con Coca Cola, esa es una adicción permanente.

-Le gusta la soledad…

-La soledad es una segunda piel para mí. Yo no me entendería a mí mismo sin estar solo. Me cuesta mucho estar con personas, de hecho, a veces puedo pasar por mal educado. No asisto a eventos sociales, a fiestas, a encuentros de compañeros de trabajo. Suelo decir que “no estoy solo, yo soy soledad”, que es algo más radical aún de lo que uno se puede imaginar. Eso no es de ahora, cuando yo era niño, esa timidez que tenía, y después ni qué decir el complejo de mi cuerpo, me fueron convirtiendo cada vez más en una persona muy poco sociable que es lo que soy hasta ahora. Ya desde niño tenía estas características y permanecieron en la etapa adulta.

-¿Qué consejos les daría  a los jóvenes que quieren dedicarse al mundo de la comunicación?

-Fundamentalmente que se formen, que lean mucho, formación, lectura intensa y que desarrollen un alto sentido de la responsabilidad social.

Un poco más de Martini

Carlos Martini realizó sus estudios primarios y secundarios en el Colegio Cristo Rey de Asunción. Egresado de la Facultad de Sociología y Ciencias Políticas León XIII de la Universidad Pontificia de Salamanca, sede Madrid (España), con calificación de sobresaliente en el examen de conjunto realizado el 2 de julio de 1987 ante el Tribunal Mixto de acuerdo al Convenio entre la Santa Sede y el Estado español. Fue docente en la Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas de la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción entre 1989 y el 2009.

Enseñó en los Departamentos de Ciencias de la Comunicación y de Ciencias Sociales las materias Sistema Político Paraguayo, Opinión Pública y Periodismo de Opinión. Estuvo a cargo de la Dirección del Departamento de Ciencias Sociales y la Dirección Académica.

Es autor de varios libros en coautoría sobre transición democracia y fuerzas armadas. El libro Autoritarismo, transición y Constitución, en coautoría con Víctor Flecha y Jorge Silvero, obtuvo una mención de honor en los premios anuales de la Editorial y Librería El Lector, correspondiente a 1994.

Escribió las novelas Dónde estará mi primavera (2009), Domingos contigo: pasiones y nostalgias (2009), Tarde de abril (2012).

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