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Octubre rosa: dos historias de positivismo y lucha
Al tocar un tema tan sensible como el cáncer de mama, es difícil no empatizar con el sufrimiento de miles de mujeres diagnosticadas con esta enfermedad donde muchas siguen una lucha diaria y otras perdieron esa batalla. Madres, profesionales, esposas, amigas, todo un país se une al octubre rosa cada año para concientizar a otras sobre la prevención y la lucha contra el cáncer de mama, pero como yo muchas piensan que no solo debe ser todo rosa sino se deben ver acciones, inversiones y apoyo a todas aquellas diagnosticadas que no cuentan con los recursos necesarios.
El Nacional, habló con dos mujeres que compartieron su historia. Son verdaderas luchadoras que utilizaron su positivismo, ganas de vivir y fortaleza para combatir un mal diagnosticado a cuatro mujeres por día en nuestro país, de las cuales, una a dos fallece.
Anto y Paolita son mujeres que nos demuestran que cada día vale la pena, y que ante un diagnostico negativo no hay marcha atrás sino razones para seguir viviendo tengas la edad que tengas. Estas mujeres realmente inspiran vida y quieren transmitir a mujeres que como ellas llevan la enfermedad a no dejarse vencer y a luchar con todas sus fuerzas. Porque desde ahora cada día….cuenta!
No me vas a vencer
María Antonia Cano, tiene 42 años, un hijo de 24 y una familia que le apoya. Hace tres años fue diagnosticada con cáncer de mama a la edad de 39 años (un año antes de la edad estimada para realizarse una mamografía en nuestro país). Durante el 2018, nos cuenta Anto, recibió un golpe en el pecho, tras sentir algunos dolores decide ir al doctor y tras una revisión encuentran un tumor, y es cuando le piden diferentes tipos de exámenes, entre ellos la mamografía y la punción.
Su doctor Vicente Acuña, recibe los resultados y tras releerlo varias veces y ante la ansiedad de Anto, que pensaba que para los médicos es fácil dar un diagnóstico de cáncer se dio cuenta que no era así.
“El doctor leía y daba la vuelta la hoja y yo me quedaba en suspenso y ansiosa y le dije doctor decime nomas que lo que tengo porque atrás no esta nada escrito y me dijo “mira María, estamos con un cáncer de mama, esta en un estadio 3, tiene aproximadamente 4 años en tu cuerpo. Estaba dormido y con el golpe se despertó. Empezó a crecer”, dice Anto recordando aquel momento donde recibió ese baldazo.
Su primer pensamiento fue su hijo su familia, quienes decidieron apoyar a Anto y acompañarla en todo. “Mi hijo, que tenia 21 años, tomó la noticia con una madurez única cosa que yo realmente no espere porque era jovencito. Me dijo que no va a pasar nada, vos te vas a salvar, vos no vas a morir de esto” expresó.
Tras ese segundo también ella misma dijo “voy a luchar, me puse las pilas pero la primera semana fue muy difícil para mi” recuerda que el asimilar el diagnóstico la llevó a un llanto diario que no podía controlar preguntándose porque a mi? porque yo? porque si no hay antecedentes en mi familia?, “eso te deja a pensar mil cosas” afirma.
Pero la fortaleza de su mamá la ayudó a salir de esa fase, ya que cuenta que nunca vio llorar a su mamá y que ella le decía que ya no llore que van a luchar con todo lo que tengan y que todos la apoyarían.
Tuvo un tratamiento de quimioterapia durante 10 meses con varias sesiones por semana, en cada una de ellas estuvo acompañada de sus amigas, quienes hicieron más llevadero ese momento. “Rezaba en cada sesión pero para que terminara rápido pero debo agradecer a todas las personas que me acompañaron durante esos momentos” indica.
Anto nos cuenta que su positivismo desde el primer diagnóstico fue fundamental, la fe, el poder de la mente y no dejarse vencer cree que la llevaron a una cirugía donde ya el cáncer había desaparecido.
“Mi oncólogo me decía decir que el 80% de la enfermedad es el cuerpo y la mente y el resto son los medicamentos los que funcionan en una quimio, me costó mucho ver como se caía mi cabello y fui a mi peluquera y me raparon, era parte de mi proceso” dice.
Nos explica Anto que es muy importante que la persona acepte su enfermedad una vez diagnosticada, y tiene que estar preparado para enfrentar pero siempre tenes que creer en vos mismo/a, indica.
“El diagnóstico de un cáncer te cambia para siempre. El momento en el que te diagnostican cáncer puede ser emocionalmente muy duro para todos los que te rodean, amigos, tu familia…pero si algo aprendí en este proceso es que no debemos perder la Fé, ni la Esperanza aunque muchas veces nos preguntamos porque fuimos los elegidos” es el mensaje que deja esta mujer luchadora para todas quienes diariamente le hacen frente a este mal.
Nunca es tarde para emprender
Paolita Silguero, de 67 años, es también una historia asombrosa y llena de amor a la vida, ya que desde su diagnostico hace ya 9 años convive con el cáncer de mama en estadio 4. Ella se realizaba los controles anualmente, pero tras una caída y por sufrir una fractura dejó sus controles por todo un año. Cuando logró todos sus exámenes anuales el doctor notó algo extraño y le indicó otros estudios, y junto a su hija recibieron la noticia.
Al tiempo le dijo que debía someterse a una cirugía para extirpar el tumor maligno entre ese día o el día siguiente, porque no sobreviviría más tiempo. Ante tal manifestación, Paolita le dice a su tratante “sos un mentiroso, no me voy a morir yo voy a vencer la enfermedad, voy a luchar” y deciden junto a su hija escuchar otras opciones.
El diagnóstico siguió siendo el mismo pero Paolita ya estaba preparada para dar la pelea y se dispuso a someterse a la cirugía, pero se decidió hacer quimioterapia hasta la cirugía.
“Estoy cada día más fuerte, ya no tomo medicamentos durante los primeros cinco años sí. Después conocí el deporte, como a mi siempre me gustó bailar y me enteré del grupo de la Secretaría Nacional de Deportes y sus clases de bailoterapia, me anoté” indicó.
Afirma que le encantan las clases y que asiste porque le hace bien el movimiento, y compartir con compañeros y compañeros que ya forman una familia. Pero no se queda solo con eso, con toda la energía que tiene Paolita nos dice que participa de maratones de las cuales ya tiene varias medallas. Y no para…todos los días hace zumba en la plaza de su barrio junto a sus vecinos.
Con cuatro hijos y nietos, ya todos grandes se da tiempo para si misma y seguir mejorando, durante su tratamiento se dispuso a terminar el colegio, y lo hizo con honores, ante la sorpresa de sus jóvenes compañeros sorprendidos de la energía de esta mujer que no deja un minuto al azar para disfrutar del momento que tiene. Es así que antes de iniciar la pandemia tomó clases de guitarra las cuales tuvo que dejar por las medidas restrictivas pero espera volver a armar melodías con las cuerdas muy pronto.
“La gente se adueña de las enfermedades dicen mi dolor de cabeza, mi dolor de espalda, o lo más común parece que me quiero engripar…y para que te querés engripar les digo!” expresa.
Paolita deja su mensaje para todas las personas que pasan por un duro momento “entregarse totalmente a su Dios, le dije a Él yo soy tu hija y un padre no puede tener una hija enferma y para vos no es nada esto. Vos tenés que estar a mi lado y sanarme. Depende mucho de no dejarse caer y salir, hacer su vida” afirma la gran luchadora.
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