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Un paraguayo y su relato de supervivencia desde el piso 83 de las Torres Gemelas

Don Héctor, junto al árbol de los sobrevivientes.

Don Héctor, junto al árbol de los sobrevivientes.

Era martes. El sol brillaba y la nubes estaban ausentes como si fuese un preludio a un perfecto infierno. En cuestión de segundos, el cielo se cubrió de polvo y de dolor. La ciudad de Nueva York, en Estados Unidos, perdió el color y la alegría. Miles de almas -como si fuesen globos- se “escaparon” hacia el cielo para nunca más bajar.

La descripción lo tiene en cada pensamiento. Lo sucedido el 11 de setiembre del 2001 en las Torres Gemelas son recuerdos imborrables para un empresario paraguayo, don Héctor Jojot, quien estuvo en el piso 83 de la Torre Norte de las Torres Gemelas aquel fatídico 11 de setiembre del 2001, cuando un ataque terrorista hizo estrellar dos aviones contra lo que era considerado un emblema edilicio de la ciudad de Nueva York, Estados Unidos.

“Yo sobreviví al infierno y estoy aquí para seguir viviendo mis sueños. Pasaron 20 años y los recuerdos no pasan, se agigantan”, dijo Jojot en comunicación con El Nacional.

-¿Qué recuerda de aquel día?

Me acuerdo que era un día soleado, un día normal. Yo salí de Queens, subí al tren que justo me llevaba hasta la torre norte del World Trade Center. Entré al edificio como un día cualquiera para hacer mis labores.

-¿Qué hacía ahí dentro del edificio?

Yo trabajaba en el piso 83, tenía que tomar 12 elevadores para llegar hasta ahí. En ese momento yo era director de Tecnología de una pequeña empresa financiera. Estaba encargado de todo lo que era el área de tecnología de esa institución. El edificio tenía 107 pisos, estaba casi en lo más alto de ese lugar. Tenía una vista completa de la ciudad de Nueva York. Las nubes estaban a la altura de nuestros ojos. Estábamos altísimos cuando pasó lo que pasó.

-¿El atentado lo encontró en el piso 83?

Correcto y te explico cómo. Me acuerdo que era temprano y yo estaba preocupado por el trabajo cuando de repente sentimos este golpe terrible, en ese instante no sabíamos qué fue lo que pasó, solamente sentimos ese golpe espeluznante que sacudió el edificio. Nosotros nos quedamos shockeados, los paneles del cielo raso comenzaron a caer como si fuese una gran nevada, pero de pedazos grandes de techos. Tanto se movió el edificio que caían por todas partes. Eso fue solo el principio.

Vio a su compañero quemarse por completo

-¿Qué pasó después?

En eso justamente, uno de mis colegas estaba subiendo por el ascensor. Estando él dentro del ascensor se escucha el golpe y se descarga combustible que comienza a caerse por el tubo del elevador y mi compañero comienza a quemarse adentro porque no tenía donde irse, estaba como en una caja cerrada. Al abrirse el elevador él sale todo quemado, era impresionante verle así. En eso comienza a gritar en inglés “¡alguien puso una bomba en el edificio!”. Nos miramos todos porque no sabíamos lo que estaba pasando. Acostamos al herido en el piso y entonces levanto el teléfono y llamo a la seguridad del edificio para que nos diga qué hacer y ellos en ese momento tampoco tenían una idea clara de lo que estaba pasado. Les digo que tenemos a una persona herida y que necesitamos ayuda urgente.

-Entraron en desesperación…

Totalmente. En eso corto la llamada y vuelvo a salir al pasillo y veo que el sitio comienza a llenarse de humo. Observo a un señor que con una linterna estaba en el extremo izquierdo del edifico y me mostraba la salida de emergencia, entonces regreso y les digo a mis colegas que tenemos que salir ya porque estaba entrando mucho humo y la cosa se estaba poniendo terrible. Algunos no quisieron salir porque estaban trabajando y necesitaban terminar sus operaciones, pero finalmente pude convencerles. Los pensamientos no estaban claros en ese momento porque no sabíamos qué había pasado exactamente. Teníamos los televisores alrededor del piso donde estábamos y una periodista dijo después de algunos minutos “aparentemente un pequeño avión de la fuerza aérea se impactó contra World Trade Center”. Nosotros pesábamos que era algo pequeño, nunca nos imaginamos que pudiera ser algo de tal magnitud.

-¿Y cómo hicieron para bajar 83 pisos?

Fue tremendo. Eran 83 pisos que teníamos que bajar. Nos llevó más de una hora poder bajar por esas escaleras. Teníamos con nosotros a una persona que estaba herida y quemada. Él tenía quemaduras en gran parte de su cuerpo y teníamos que tratar de bajarles 83 pisos. Comenzamos a bajar cuando una señora muy grande bloqueaba la escalera de salida, le había agarrado un ataque de pánico, estaba en shock. “Oh mi dios aquí vamos a morir todo” decía y repetía constantemente. Nos acercamos con el muchacho que estaba quemado, le hablamos y le dijimos que mire la cantidad de gente que viene detrás nuestro, que si no se mueve le van a echar de aquí. Ella se dio cuenta y comenzó a caminar.

La forma en que se enteran de que se trataba de un atentado

-¿Y todavía no estaban enterado de que fue un atentado?

No hasta que llegamos al piso 45 más o menos. Allí uno de mis colegas tenía un teléfono celular parecido a un walkie talkie, era el único que tenía servicio, y en eso recibe la llamada de un amigo que le pregunta “¿te enteraste lo que pasó?, fue un avión un 757 de América Airlines ¡y ahora mismo hay otro avión está chocando en la otra torre!” Así nos enteramos que no se trataba de algún accidente, sino de un atentado. En ese momento el miedo se apoderó completamente de nosotros y nos dimos cuenta del evento del cuál nosotros estábamos siendo protagonistas. Continuamos en ese extenso peregrinaje, era muy lento porque a medida que íbamos bajando se nos iban sumando otras personas de los otros pisos. La verdad que en ese instante  me entregué completamente en manos de Dios y aceptaba absolutamente cuál era su voluntad.

-¿Ya había policías o bomberos para ayudar?

Si y fue algo que me impactó mucho, Mientras bajábamos se cruzaron con nosotros un grupo de bomberos y este grupo venía con todo su equipo preparado para poder enfrentarse con lo que se iban a encontrar. Ellos estaban decididos a llegar a los pisos superiores en donde estaban personas atrapadas. Fue increíble como estos bomberos que eran de la policía – porque no son como en Paraguay que son voluntarios-, son bomberos pagados, pero es su opción, nadie les puede obligar a que suban a esos lugares. Pero ellos lo hicieron porque tenían esa misión. Fue algo increíble, ellos subían mientras que nosotros tratábamos de salir de ahí. Admirable.

“Vimos personas desesperadas que se lanzaban de los pisos superiores”

-Y siguieron buscando la salida…

Continuamos como podíamos. En algunos pisos habían explotados los chorros de agua para apagar los incendios. Llegamos al Lobby y observamos los escombros que habían quedado de las explosiones. Las imágenes que vimos fueron de terror. Vimos personas desesperadas que se lanzaban de los pisos superiores, es que muchos decidieron entre quemarse vivos o saltar. Fue una locura. Llegamos al sótano y finalmente logramos salir.

-¿Allí terminó todo o la pesadilla continúo en las afueras?

Y tengo que decirte que continuó. Cuando logro salir me pongo en una fila porque había una caseta telefónica para poder llamar por teléfono para avisar a la familia que uno estaba bien. Mientras estaba esperando un policía que estaba cerca nuestro nos grita “¡corran corran!” Y yo no veía por qué correr, pero levanto la vista y veo a la torre sur, que estaba frente mío, comienza a desintegrarse de arriba a abajo, y empieza a sentirse que caen pisos sobre pisos. En ese momento comienzo a correr varias cuadras, allí siento una nube negra (producto del derrumbe), esa nube estaba llena de todo, desde papeles hasta personas que nunca más volvieron a su casa. Continúo corriendo hasta donde puedo y luego comienzo a caminar hasta mi casa.

El encuentro con su familia

-¿Qué sintió al llegar a su casa y ver a su familia?

Lloré de la emoción de verlos cuando me recibieron. Todavía estaba en schock cuando les cuento los que le había pasado desde el piso 83 hasta ahí. No era consciente de todo lo que nos había sucedido.

-¿Cómo se encuentra a 20 años de aquel terrible suceso?

Bien, disfruto minuto a minuto de la vida. La enseñanza que me dejó es que todo este pasado que nos martiriza o el futuro que nos angustia son cosas que ya no existen y lo único que tenemos es el presente, tenemos que estar presentes al impacto que tienen nuestras acciones en la vida de nuestros seres queridos.

En contacto con otros sobrevivientes

-¿Segue hablando con otros sobrevivientes?

Después de tanto tiempo uno va perdiendo contacto, pero sigo hablando con Lourdes Frutos, una paraguaya que estuvo en ese momento creo que en el piso 72. Ella todavía vive en New York. Tenía amigos que fallecieron a consecuencia de todo lo que respiraron allí.

-¿Qué significa para usted haber sobrevivido en aquel atentado?

Estar vivo es maravilloso, haber sobrevivido me permitió hacer cumplir todos mis sueños, ver crecer a mis hijos, ver nacer a mi nieto, vivir al lado de la mujer que amo, y tener un trabajo increíble, que mirando desde el momento que salí de Paraguay para llegar a USA hubiera parecido imposible.

-¿Volvió alguna vez a ese lugar?

Si varias veces. Allí hay un memorial con los nombres de las personas que no regresaron a sus casas y ver que mi nombre no está ahí es por un lado una bendición y, por otro lado, te causa mucho dolor por todo lo que nos tocó vivir.

Don Héctor, frente a la nueva torre.

Don Héctor, frente a la nueva torre.

Vive en México y volvió a sentir algo similar tras un terremoto de gran magnitud

Hector Denis Jojot vivió 34 años en Estados Unidos y hace 5 años vive en la ciudad de Mexico con su esposa Gladys. Sus hijos viven en Estados Unicos. Don Héctor es especialista en sistema de computación, trabaja en una institución financiera internacional y es responsable en toda Latinoamérica del área de tecnología de la empresa en donde presta servicios.

Hace unos días, un terremoto de magnitud 7,1 sacudió el centro de México y don Jojot vivió para contarlo. “Estoy muy bien, todavía temblando después del sismo que hubo aquí en México. Pero nada como lo que viví hace 20 años en las Torres Gemelas”, comentó.

“El sismo sacudió de manera tremenda, la verdad que fue algo similar a lo que sentí cuando sacudió el avión, el sacudón que sentimos fue horrible. Este tipo de cosas te despierta porque te das cuenta de que este pasado que te tortura o el futuro que se avecina no existe, lo único que existe es el ahora”, finalizó.

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