Nacionales
El bautismo de Jesús
“Y Juan proclamaba: “Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo; y no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo”. Y sucedió que por aquellos días vino Jesús desde Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. En cuanto salió del agua vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu, en forma de paloma, bajaba a él. Y se oyó una voz que venía de los cielos: “Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco”.
[Evangelio según san Marcos (Mc 1,7-11), fiesta del Bautismo del Señor]
Juan el Bautista ha anunciado a uno que es más fuerte que él (Mc 1,7-8), lo cual genera una expectativa extraordinaria. ¿Cuándo y de dónde vendrá aquel que es incomparablemente superior? De inmediato, el evangelista comenta que Jesús vino de Nazaret, de Galilea. No hay datos sobre Nazaret en el Antiguo Testamento. Nadie, procedente de Nazaret, tuvo – alguna vez – un rol importante o una misión que cumplir. ¿Qué puede salir de bueno de Nazaret? (cf. Jn 1,46). Pero en este villorrio, lejos de Jerusalén, en la campaña, ha crecido Jesús, en contacto con la comunidad y la vida de la gente sencilla. Y este es su mundo, al que él pertenece, desde aquí se dirige al Jordán, junto a Juan.
Como otras personas que se acercaron antes que él (Mc 1,5), Jesús se hace bautizar por Juan en el Jordán. Pero ninguna “confesión de los pecados” se une a su bautismo; más bien, se da cuenta de lo contrario al pecado, la revelación de su tranquila y perfecta relación con Dios. Que Jesús reciba este bautismo, parece diametralmente en contraste con cuanto Juan ha anunciado anteriormente. ¿Qué sentido tiene que aquel que bautiza con el Espíritu Santo se haga bautizar con el agua del Jordán por quién es incomparablemente más débil y humilde que él? Jesús no se distancia de su lugar de proveniencia; más bien, esta relación le sirve como base de su relación con la humanidad porque está de su parte, en completa solidaridad y a ella pertenece. Se puede notar, de hecho, que Jesús no aleja de sí a los pecadores e, incluso, se sienta en la mesa con ellos (Mc 2,15-17). Aquello que el bautismo del Jordán muestra, se cumplirá en otro bautismo. Jesús habla de la propia pasión y muerte como de un cáliz que debe beber (cf. Mc 14,36), y de un bautismo que debe recibir (Mc 10,38). Y aquí se comprende que su solidaridad con la humanidad engloba la totalidad del destino humano, incluyendo sus aspectos más oscuros y dolorosos. Con Nazaret y el bautismo de Jesús tiene inicio la Buena Noticia de aquel que está plenamente de parte de los hombres.
Después de la relación de Jesús con los hombres, se revela su relación con Dios: como Jesús pertenece totalmente a la humanidad, así también pertenece totalmente a Dios. Cuando emerge y sale de las aguas del Jordán, él ve abrirse los cielos y descender sobre él el Espíritu de Dios similar a una paloma. Al mismo tiempo escucha una voz del cielo: “Tú eres mi Hijo predilecto, en ti me complazco”. En la gran oración de Isaías (Is 63,7—64,11), el pueblo clama: “¿Dónde está el que lo sacó de la mar, el pastor de su rebaño? ¿Dónde el que puso en él su espíritu santo, el que hizo que su brazo fuerte marchase al lado de Moisés, el que hendió las aguas ante ellos para hacerse un nombre eterno?” (Is 63,11-12). Y recuerda a Dios: “Porque tú eres nuestro Padre, que Abrahám no nos conoce, ni Israel nos recuerda. Tú Yahvéh, eres nuestro Padre, tú nombre es “El que nos rescata desde siempre” (Is 63,16); y le ruega: “Rompe los cielos y desciende, ante tu faz los montes se derretirían” (Is 63,19). Todo lo que aquí se dice y se implora ardientemente, se realiza plenamente por Jesús. Delante de sus ojos se abren los cielos; nada lo separa de Dios; aún más, él tiene libre acceso a Dios, y sobre todo, como muestra lo que sigue, Dios se dirige a él de manera plena.
El Espíritu de Dios, es decir la vida y la potencia de Dios mismo, desciende sobre él. Lo cual no significa que hasta ese momento Jesús estaba privado del Espíritu de Dios, sino que él cumplirá su actividad a partir del ligamen perfecto y viviente con Dios (cf. Mc 1,8; 3,28-30). Es él el nuevo y potente pastor del pueblo de Dios (cf. Mc 6,34) que lo guiará definitivamente y le asegurará por siempre la vida a través de su relación con Dios. La paloma para Noé fue un signo que el castigo del diluvio había terminado, un signo de paz y de reconciliación con Dios (Gn 8,8-12). La paloma es el único animal volátil permitido en el Antiguo Testamento como víctima sacrificial (Lv 5,7; 12,6; 14,22; 15,14) y, por tanto, sirve para la reconciliación con Dios. Su figura podría también ser indicativa del principal fin de la obra de Jesús, de la relación con Dios donada a la humanidad por medio de él.
Dios se dirige a Jesús como al propio Hijo y se profesa Padre suyo. Con gran vigor se refiere a la identidad y a la misión de Jesús. “Tú eres mi Hijo predilecto” significa: “Tú eres mi Hijo, y ningún otro; tú el amado y el único” (cf. Mc 9,7; 12,6). Ningún otro tiene esta relación con Dios, contra distinto de la parentela, de la paridad (cf. Gn 5,3) o de otro tipo de relación. Tal relación no se genera aquí porque Jesús – desde siempre – es el amado Hijo de Dios, pero aquí resulta expresamente declarado. “En ti me complazco” significa: “A ti, y a ningún otro, he elegido y destinado para la misión decisiva” (cf. Mc 12,6). En paralelo se dice, al inicio del primer canto del Siervo del Señor: “He ahí mi siervo, que sostengo; es mi elegido del que me complazco. He puesto mi espíritu sobre él; él llevará el derecho a las naciones” (Is 42,1). Pero aquel que Dios ha elegido para la misión definitiva no es más siervo sino el Hijo de Dios (cf. Mc 12,1-12).
Brevemente: El anuncio de Juan el Bautista se refería a la potencia, el rango y la acción de aquel que debía venir (Mc 1,7-8). La revelación después del bautismo de Jesús da fundamento y definitiva claridad a este anuncio, en cuanto se concentra todo sobre la relación de Jesús con Dios: Entre Jesús y Dios no existen barreras; Jesús es el Hijo predilecto de Dios que lo ha elegido para su misión y, por esta razón, le ha concedido su Espíritu.
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10 de enero de 2021 at 14:57
Ya le envié los audios en el WhatsApp, como comentario.