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Trump y Latinoamérica: “Buena noticia para los autócratas”

Migrantes presenciando el debate de Trump en junio de 2024. Imagen: Gregory Bull/AP/picture alliance

Migrantes presenciando el debate de Trump en junio de 2024. Imagen: Gregory Bull/AP/picture alliance

La expectación era máxima en América Latina ante las históricas elecciones en Estados Unidos. Donald Trump vuelve a la Casa Blanca y, con él, algunos fantasmas del pasado para los latinoamericanos. El principal, el de la migración, ha sido un tema fundamental en la campaña electoral y le ha reportado importantes réditos políticos.

Sus anunciados planes de “deportación masiva”, como él mismo dijo en campaña, es un asunto interno, pero también un tema que define la relación hemisférica.

“Si México no se compromete a ser el muro fronterizo que Trump no pudo construir en su primer mandato, hay una clara amenaza de llevar políticas económicas que le afectarían mucho. Y esto puede extenderse a otros países, como Panamá y Colombia, para detener el flujo fronterizo por el Darién”, dice a DW Carolina Jiménez, presidenta de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA). Concretamente, la renegociación del T-MEC, en 2026, puede ser una de las armas de Trump para presionar a México en la cuestión migratoria.

La relación con Venezuela, entre la retórica y la práctica

La primera legislatura de Trump será recordada por el ascenso de Juan Guaidó con el apoyo de la administración Trump. Esta vez, el republicano viene con la lección aprendida. “Tratar de armar un contragobierno ya se ha demostrado que es ineficiente”, comenta a DW Günther Maihold, profesor de la Universidad Libre de Berlín.

“Aunque Trump mantenga una retórica antisocialista, en la práctica, pienso que vamos a ver más apoyos del Gobierno de Trump al régimen de Maduro de lo que algunos venezolanos creen”, opina, por su parte, Carolina Jiménez.

La experta recuerda que Trump se caracteriza por un “liderazgo transaccional” y que algunos exasesores de la primera administración del republicano han revelado la secreta admiración que Trump profesa por Maduro, a quien tiene por un hombre fuerte por resistir ante la presión internacional.

Además, Trump sabe que los temas energéticos son muy importantes: “Hay un lobi petrolero muy fuerte que no le es ajeno a Trump. Este tipo de lobis están interesados en ganancias de negocios, no en Estado de derecho y democracia”, subraya Jiménez.

Colombia: política de drogas y procesos de paz

La crisis del fentanilo afecta a muchas comunidades en EE. UU., donde, además, sigue entrando cocaína. Es un tema que afecta a su relación con Colombia.

En los últimos años, el país ha hecho un esfuerzo por promover políticas enfocadas a considerar las drogas como un problema de salud pública, evitando medidas extremas para combatirlas, como la fumigación de los campos donde crece la hoja de coca, el punitivismo penal contra los usuarios y la militarización de la lucha contra los carteles. Esas políticas “no son efectivas, y además tienen un impacto en los derechos humanos. Lo más probable es que la administración Trump repotencie todas esas medidas que consideramos fracasadas, pero que tienen una parte negativa, sobre todo en poblaciones muy marginalizadas”, destaca Carolina Jiménez.

“Las políticas de Gustavo Petro van en contra de los intereses estadounidenses en cuanto al combate a las drogas y a los acuerdos pendientes con las guerrillas en sus diferentes variantes”, señala, por su parte, Günther Maihold. El experto alemán opina que el “tenue, casi invisible” impulso de EE. UU. por avanzar en las negociaciones se va a perder.

En cualquier caso, la crisis en Cuba, el otro elemento en la ecuación negociadora, puede frenar el papel de la isla como mediador. “Los mismos actores violentos en Colombia van a pensar que no hay mucho donde avanzar, especialmente cuando un actor como Cuba sufre una situación económicamente difícil”, subraya Günther Maihold.
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Brasil, China y la difícil posición de Lula

“Para Lula habrá una situación bastante desagradable, porque muchos países esperarán de él que mantenga una posición casi de freno a EE. UU. y a Trump, no solo en la región de América Latina, sino también a través de los BRICS”.

Günther Maihold alude a las posibles represalias económicas de Trump contra países de América Latina por su cercanía con China. “Lula deberá definir si dar prioridad a los intereses brasileños o a las expectativas que otros países tienen en el papel internacional de Brasil”, dice Maihold.

La propia relación de Brasil con China se complica: “Por suerte, tomó la decisión de no formar parte de la Iniciativa de la Franja y la Ruta que los chinos estaban queriendo firmar con Brasil, pero esto es algo que afecta a otros países. Colombia daba pasos hacia esa dirección”, apunta Maihold.

Los ‘fans’ de Trump en América Latina

La segunda legislatura de Trump encuentra grandes admiradores en la región, como Milei en Argentina y Bukele en El Salvador. ¿Se van a ver empoderados por la victoria del republicano? “Son liderazgos que intentan emular a Trump. El ‘mileismo’, el ‘bukelismo’, el ‘bolsonarismo’ y el ‘trumpismo’ son movimientos políticos que están alineados. Habrá que ver si eso se transforma en iniciativas políticas concretas, pero seguramente el ‘trumpismo’ no lo va a querer desaprovechar”, advierte Carolina Jiménez.

En el caso de Milei, las expectativas se multiplican con la victoria de Trump. “Él piensa que ahora se pueden abrir las puertas al glorioso pasado de Argentina, de que los mercados se abran, de que haya prácticamente una política de entendimiento automático con Estados Unidos, pero la gran sorpresa que se puede llevar es que tampoco habrá una economía abierta hacia productos argentinos cuando Trump quiera controlar las importaciones. Por otro lado, sus esperanzas de que vengan muchas inversiones extranjeras a Argentina, hasta ahora no han tenido mucho eco, y es probable que no lo tengan, porque hay otras condiciones que deberían generarse en la economía argentina para ello”, recalca Maihold.

Sin embargo, la economía no lo es todo. La presencia de los demócratas en la Casa Blanca está ligada a reclamos por afectación del Estado de derecho, por violaciones de derechos humanos o por falta de democracia. “Se les señalaba muy claramente a los Gobiernos que estas eran dimensiones importantes. Antes de la cumbre de las democracias que hizo Biden muy al inicio de su mandato, hubo muchos debates sobre qué países iban a ser invitados por ser considerados democracias. En este sentido, había por lo menos la clara visión de que las democracias resultarían más favorecidas”, puntualiza el experto.

“Esto con Trump se pierde. Estamos ante su actitud transaccional, que más bien va a orientarse hacia lo que él considera una ventaja para EE. UU. Su victoria es una buena noticia para los autócratas en América Latina”, advierte.

Fuente: DW.

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