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Las claves de los 25 años en el poder de Vladimir Putin

Vladimir Putin.Imagen: ALEXEY DRUZHININ/RIA-NOVOSTI/AFP via Getty Images

Vladimir Putin.Imagen: ALEXEY DRUZHININ/RIA-NOVOSTI/AFP via Getty Images

Cuando hace tres años la entonces canciller alemana Angela Merkel puso fin a su carrera política, me pidieron que entrevistara a su homólogo, Vladimir Putin, para un documental. Otros jefes de Estado y de Gobierno con los que Merkel trabajó durante su carrera iban a ser también entrevistados en el mismo programa, en lo que sería una mirada retrospectiva a la trayectoria de Merkel.

Pero el Kremlin me negó la entrevista, aduciendo que todos los demás interlocutores eran exjefes de Estado, mientras que el presidente ruso seguía en el cargo, lo que constituiría una situación ‘indigna’ para Putin. Al menos me permitieron entrevistar al expresidente Dmitri Medvédev, que fue una especie de jefe de Estado interino durante un solo mandato, entre 2008 y 2012, porque a Putin no se le permitió volver a postularse a la presidencia por razones constitucionales. Durante ese período, el actual mandatario ruso manejó los hilos del Kremlin desde la sombra como primer ministro.

Así que, en realidad, Medvédev nunca llegó a ser el verdadero líder de Rusia. Solo Vladimir Putin lo ha sido durante veinticinco años, desde que fuera nombrado primer ministro ruso por el entonces jefe de Estado, Boris Yeltsin, el 9 de agosto de 1999. En ese tiempo, se han producido idas y venidas de políticos occidentales, incluida Merkel. Putin, en cambio, ha permanecido.

La “más fuerte dictadura personalizada”

En estos veinticinco años, el presidente ruso ha transformado a su país en la “más fuerte dictadura personalizada”, en palabras del politólogo ruso Mijaíl Komin, quien asegura a Deutsche Welle que Putin ha debilitado sistemáticamente todas las instituciones políticas de Rusia a lo largo del cuarto de siglo que lleva en el poder.

Para Komin, desde el principio, el objetivo de Putin fue reestructurar la democracia en su beneficio: “Hoy, todo el poder del Estado ruso está concentrado en las manos de una sola persona, las de Putin”.
El control de las regiones como piedra angular del poder

Todo comenzó con la eliminación de la “autonomía regional”, recuerda Komin: “Una de las reformas políticas más importantes del primer mandato de Putin fue la creación de los llamados ‘representantes presidenciales en las regiones'”.

El Kremlin creó así su propio instrumento de control regional, piedra angular para cimentar su poder. “La influencia del Kremlin se legitimó no solo sobre los gobernadores, sino también sobre quienes los rodeaban, incluidos los grandes empresarios locales”, afirma Komin.

El politólogo ruso Grigori Nizhnikov, que vive en Finlandia, comparte esta opinión. “Putin ha centralizado todo y ha alineado el sistema de poder de Rusia a su favor”, dice Nizhnikov, en entrevista con DW. Sin embargo, esta no es la única razón por la que el presidente ruso ha permanecido tanto tiempo en el poder, cree el experto.

Después de todo, en el último cuarto de siglo se han producido suficientes acontecimientos que podrían haber sido peligrosos para Putin. Aquí enumeramos algunos de ellos:

-Las protestas tras las elecciones parlamentarias de 2011 en la plaza Bolotnaya de Moscú

-El riesgo de inestabilidad en Crimea tras la anexión de la península ucraniana en 2014.
-Disturbios tras la polémica reforma de las pensiones en 2018.
-Las protestas masivas de Navalny en toda Rusia en los años siguientes.
-El inicio de la guerra en Ucrania, que vino acompañado de protestas callejeras en las metrópolis de Moscú y San Petersburgo.

Según el politólogo Nizhnikov, a cada acto de resistencia popular, le siguió una represión aún más fuerte. Y “con cada uno de estos acontecimientos, han sido eliminados nuevos opositores”. Hoy no queda nadie que pueda enfrentarse a Putin.

Tribunales no independientes

Otro factor importante para que Putin conservara el poder ha sido “el debilitamiento selectivo de los tribunales durante su segundo mandato”, afirma Mijaíl Komin. Los presidentes de los tribunales leales a los gobernantes fueron recibiendo más poder sobre sus colegas subordinados.

Cada vez fueron nombrados más jueces procedentes de la Fiscalía, y casi ninguno del ámbito de los defensores. “También se dio a los antiguos secretarios judiciales la oportunidad de convertirse en jueces. Como resultado, los tribunales han perdido su independencia”, explica Komin.

A esto se añade la transformación del sistema electoral a favor de Vladimir Putin y su partido, “Rusia Unida”. “Estos cambios se han producido varias veces. Ahora, el partido en el poder domina gracias al sistema de supresión de la oposición, y no gracias a las cuestiones sociales que desempeñaron un papel en los dos primeros mandatos de Putin”, concluye el experto político.

En lugar de enfrentarse a la oposición, “Putin ha creado una especie de gabinete en la sombra a su alrededor”, afirma, por su parte, el sociólogo ruso Alexander Bibkov. El presidente ha reunido en ese círculo cercano a personas que comparten con él intereses empresariales concretos. Según Bibkov, sus empresas han recibido grandes contratos estatales y se han enriquecido en el proceso: “Putin siempre lleva él mismo todas las riendas y se implica personalmente en los negocios”.

Manipulación de la memoria histórica colectiva

Al mismo tiempo, se vende a la sociedad una imagen de Rusia en la que el Estado ha desempeñado un papel exclusivamente positivo a lo largo de su historia. Según Bibkov, se está eliminando todo lo negativo y borrando todos los conflictos del pasado. A este proceso lo llama “manipulación de la memoria histórica colectiva”.

Como ejemplo, el sociólogo cita el cierre al público de los archivos de la KGB, en los que se registran “los capítulos oscuros de la historia rusa”. Bibkov describe a la Rusia de Putin, que fue precisamente jefe de la KGB, como “la imagen del gallo de oro”, en referencia a un personaje de cuento ruso. El gallo de oro simboliza “una Rusia dichosa, un país al que la gente mira con gafas de color de rosa y en el que la familia zarista es retratada extrañamente como guardiana de las mismas tradiciones que el dictador comunista Stalin, a pesar de que ambos representaban fuerzas políticas completamente distintas en la historia rusa”.

En esta imagen, Rusia es retratada como una sociedad con valores tradicionales. Una sociedad en la que el conflicto con las autoridades está mal visto, mientras que se alaba la lealtad incondicional a la autoridad.

Los tres expertos entrevistados por DW coinciden en que estas tendencias se intensificarán en el futuro y que Putin seguirá en el poder durante mucho tiempo. “El problema es que no hay un candidato alternativo ni espacio para él. Las últimas elecciones que Putin ganó de verdad fueron las de 2004”, lamenta Mijaíl Komin.

Aunque Putin fue elegido este marzo de 2024 para los próximos seis años, el experto estima que 2030 no será el último año de su presidencia. “Creo que continuará otro mandato. Su tiempo en el poder solo está limitado por su edad física”.

Grigori Nizhnikov también critica que los rusos no vean alternativa a Putin y tengan más bien miedo al cambio: “Vale, la gente dice, queremos que se acabe la guerra, pero ¿entonces qué? Cuando Putin se vaya, llegarán al poder ladrones aún peores que robarán aún más al país. La imagen que cultiva el Gobierno es que la estabilidad de hoy es más importante que los cambios de mañana”.

Nizhnikov señala que en Rusia siempre ha hecho falta mano dura: “Un líder fuerte siempre debe tomar decisiones y resolver problemas. En caso de duda, los rusos siguen la máxima de culpar a los gobernantes y no al presidente. El lema es: ‘¡Si Putin lo supiera, resolvería el problema inmediatamente!’.

Fuente: DW.

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