Mundo
Oenegé cuestiona Patrimonio de la Humanidad de la Unesco
Parque Nacional Tortuguero, en Costa Rica. Imagen: Alejandra Araya/DW
La ONG Survival International acusa a la Unesco de violar los derechos humanos de los pueblos originarios que habitan en las zonas declaradas con esta figura. La Unesco niega esas acusaciones.
Según un informe de la organización no gubernamental Survival International, “desde su creación hasta la actualidad, los sitios ‘naturales’ del Patrimonio Mundial (de la Unesco) han continuado mostrando serias deficiencias en materia de derechos humanos”.
“Se repiten los casos de torturas, violaciones y asesinatos a personas indígenas dentro y alrededor de sitios naturales del Patrimonio Mundial. Quienes deberían recibir reconocimiento por su contribución al bien de la humanidad están siendo expulsados de sus hogares y sufriendo violentos abusos”, puntualiza Lola Rama, investigadora de esta organización, en entrevista con DW.
Y es que, según datos de esta organización, al menos un tercio de los lugares designados como sitios “naturales” del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco ocupan de forma completa o parcial territorios ancestrales de pueblos indígenas, perjudicando a estos habitantes.
“Cuando un lugar se cataloga como Patrimonio de la Humanidad, empieza a gestionarse como si fuera un bien de ‘todas las gentes del mundo’, y no de sus legítimos dueños”, critica Rama. “El lugar se convierte en una atracción turística, y los gobiernos y las oenegés reciben luz verde, y, en algunos casos, instrucciones claras, de mantener alejada a la población local”, agrega, señalando que se trata de “un sinsentido, porque si no fuera por la gestión de esas personas, en realidad, el entorno carecería del valor que se le atribuye”.
La investigadora de la organización afirma que, mientras “instituciones como la Unesco elogian el rol de los pueblos indígenas y dicen defender sus intereses, sobre el terreno, las comunidades ven cada vez más restringidos sus derechos y, en muchos casos, las personas indígenas son perseguidas, expulsadas de sus hogares, e incluso violadas, torturadas y asesinadas”, por actores interesados en la gestión turística del sitio.
Unesco: el “respeto de derechos de los pueblos” como principio fundamental
“La Unesco ha hecho del respeto de los derechos de los pueblos indígenas un principio fundamental para la gestión de los sitios del Patrimonio Mundial”, responden a DW sobre la denuncia de Survival International, por correo electrónico, desde el Centro del Patrimonio Mundial de la Unesco. En este sentido, la Unesco recuerda que “trece artículos de las Directrices Operativas para la Implementación de la Convención del Patrimonio Mundial subrayan la necesidad de tener en cuenta e implicar a los pueblos indígenas, desde la fase de nominación hasta la gestión de un sitio registrado”.
Asimismo, el Centro del Patrimonio Mundial de la Unesco considera que “la publicación de la oenegé Survival International arroja vergüenza sobre los 1.199 sitios del Patrimonio Mundial” al basarse “en una recopilación de testimonios individuales recogidos en seis sitios del Patrimonio Mundial”. Y continúa: “Transforma las alegaciones específicas expresadas en seis sitios en una generalidad, algo que parece especialmente cuestionable”, critica, subrayando que “numerosos expertos e informes han demostrado que la Convención del Patrimonio Mundial está al servicio de los intereses y derechos de las poblaciones indígenas en otros cientos de sitios de todo el mundo”.
“Cuando se gestiona adecuadamente, el turismo puede cumplir estos requisitos, creando oportunidades de negocio y empleo para las comunidades indígenas y promoviendo su patrimonio cultural”, asegura.
“Violencias extremas” en América Latina
Aunque el informe de Survival International está basado en casos de los continentes africano y asiático, según la oenegé, ese escenario también se da en América Latina. “Varios representantes indígenas en Latinoamérica están viviendo violencias extremas en lugares declarados Patrimonio de la Humanidad. Por ejemplo, en la Reserva de Calakmul, en la península de Yucatán, en México, las asociaciones mayas denuncian violencia, militarización y detenciones falsas”, explica Rama. En ese país, el grupo Selvame del Tren está denunciando ante la Unesco el proyecto del Tren Maya por atentar contra los derechos bioculturales del pueblo maya.
“En Costa Rica, donde la Cordillera de Talamanca fue declarada Patrimonio de la Humanidad, el pueblo bribri lleva cinco años denunciando el asesinato de líder Sergio Rojas y la vulneración de sus derechos en favor del turismo”, ejemplifica.
El papel de los gobiernos
La oenegé Survival International critica, en suma, que la Unesco promueve un modelo de conservación en el que, mientras los pueblos indígenas son expulsados de sus tierras ancestrales y sus formas de vida criminalizadas, los turistas son bienvenidos. Y asegura a DW que eso cuenta con el apoyo de los gobiernos. Los gobiernos “son cómplices y culpables, no solo porque permiten ese modelo, sino que, en muchos casos, son quienes envían a las fuerzas de seguridad del Estado con órdenes claras de represión y violencia”, denuncia Lola Rama.
Esa organización ha instado a la Unesco a eliminar de su lista de Sitios del Patrimonio Mundial a los lugares en lo que se produce esta violación de derechos humanos. “El mismo día que publicamos el informe, los masáis se manifestaban contra la Unesco para no ser expulsados de sus tierras en Tanzania en el nombre del Patrimonio Mundial, y que esos lugares listados por la Unesco respeten los derechos humanos”, cuenta. “A su vez, los karen, en Tailandia, también recordaron el asesinato de Billy Rakchongcharoen a manos de guardaparques en el Parque Nacional de Kaeng Krachan, también Patrimonio de la Humanidad”.
El Centro del Patrimonio Mundial de la Unesco recuerda, en su respuesta a DW, que existen otros instrumentos para la participación de los pueblos indígenas en los sitios del Patrimonio Mundial, como el Foro Internacional de los Pueblos Indígenas sobre el Patrimonio Mundial, creado en 2018, y la exigencia, desde 2023, a los Estados partes de la Convención del Patrimonio Mundial, para que demuestren que se ha obtenido el consentimiento libre, previo e informado de las poblaciones indígenas antes de inscribir a un sitio en la Lista del Patrimonio Mundial.
Asimismo, alegan que “la Convención del Patrimonio Mundial proporciona muchas herramientas para defender los derechos de los pueblos indígenas, mucho mejor que cuando solo existen normativas regionales, nacionales o locales”.
En este sentido, también subraya que “cada vez que la Unesco es alertada por un tercero de una presunta violación de los derechos humanos, remite esto el asunto al Estado parte interesado para que aclare estas alegaciones y solicite las medidas adoptadas para garantizar los derechos humanos. Alternativamente, el Estado Parte también puede presentar información a través de los informes sobre el estado de conservación. El Centro del Patrimonio Mundial analiza estos elementos y, si es necesario, los pone en conocimiento de los Estados miembros del Comité del Patrimonio Mundial para que tomen las decisiones oportunas”.
Fuente: DW.
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